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El rap cubano compite con la salsa

El «rap» ha adquirido tal personalidad en Cuba que ya cuenta con suficientes adeptos como para reunir a más de 3.000 espectadores en el anfiteatro habanero de Alamar, sede anual del festival internacional de ese género en la isla.


Competir con las orquestas salseras y los músicos del Buena Vista Social Club bien podría considerarse una osadía, pero los cultivadores del «rap» no parecen pensar así y se empeñan por buscar su propio espacio.



Obsesión, Dos Filos, Anónimo Consejo, Primera Base, Onda Expansiva, Combate Directo, Fuera de Ley, y Papo Récords, son algunos de los nombres con los que los «raperos» locales han bautizado a sus más de 500 agrupaciones, según datos oficiales.



Sin embargo, en esta ocasión fue la banda cubana Onda Expansiva</i< la que tuvo el honor de provocar un récord de convocatoria en el anfiteatro de Alamar, instalado en el barrio del mismo nombre en la zona este de la capital cubana.



El Festival Hip Hop Habana celebró su séptima edición con la participación de unas 60 bandas locales y 13 grupos procedentes de Canadá, Venezuela, Alemania, Estados Unidos y España, que durante cuatro días hasta el domingo se presentaron en el anfiteatro de Alamar, el Café Cantante del Teatro Nacional y la Casa de la Cultura de Plaza.



La representación extranjera reunió a los españoles El Payo Malo El Swy y La Mala Rodríguez, a los venezolanos El Santuario, La Rebeldía, La Corte y El Cuarto Poder, a los estadounidenses La Bruja y Micronauts, a los canadienses Rascaltz, K.OS y Kardinall, y al alemán Square One.



Varias instituciones del Ministerio de Cultura, empresas musicales y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) auspiciaron el festival que esta vez exhibió un programa más allá de los conciertos, con muestras de cine, exposiciones y una amplia promoción.



«Al rap se le está prestando una gran atención porque aunque proviene de una cultura foránea, ya está comenzando a demostrar con mucha claridad su inserción en el edificio de la cultura cubana», declaró Fernando León Jacomino, vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz adscrita a la UJC.



Temas como la discriminación racial, la igualdad de sexos, la ecología, la vida cotidiana, poemas y versiones de conocidas sones han capturado los textos de los «raperos» nacionales que empezaron a sentar las bases del género a finales de los ochenta.



Pero fue la década de los 90 la que marcó una etapa de impulso definitivo de este género musical que hoy arrastra a muchos jóvenes y cuenta con una nómina de intérpretes que incluso ha logrado imponerse en escenarios foráneos.



Ese es el caso de Orishas, un grupo que ha saltado a las listas de discos latinos más vendidos en Francia y España, y que es considerado como el grupo insignia del «rap» cubano.



Para ellos ese género musical es «una revolución urbana», y creen que la clave está en «crear un sello, un rap cubano, algo diferente que es lo que la gente espera».

«Mientras más cubano, más natural, más tradicional seas, más será la aceptación internacional, más se te respeta como artista», afirma Orishas.



El grupo, integrado por Yotuel Manzanares, Hiram Riverí, Liván «Flaco-Pro» y Roldán Rivero, grabó su primer disco «A lo Cubano», para el sello Chrysalis/Cayo Hueso, licenciado por EMI Spain.



Sólo en España, la producción ha vendido unas 25.000 copias en seis meses, lo que los ha colocado en la línea de éxitos de sus compatriotas Compay Segundo, Francisco «Pancho» Céspedes o Buena Vista Social Club.



Orishas opina que los «raperos» cubanos «deben trabajar duro en sus textos, en su poesía», además de acceder «a la tecnología musical, a los estudios de grabaciones, a los samplers, y a los mercados de la música en general».

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