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Director critica el bloqueo de Israel a la música de Wagner

El director musical de la «Staatsoper» de Berlín, el israelo-argentino Daniel Barenboim, criticó hoy el tabú en Israel contra la música de Richard Wagner y señaló que sería mejor una ley que prohibiera interpretarla que la censura social que se practica. «Contra una ley uno puede recurrir legalmente, contra un tabú no se puede luchar. Eso no es justo», dijo Barenboim hoy en Berlín.


El director de orquesta hizo estas declaraciones a tenor de la ola de protestas surgidas tras una actuación de su Staatskapelle en Jerusalén, en julio pasado, que concluyó con la interpretación de una pieza del Tristan de Wagner, el músico favorito de Adolf Hitler.



«Si los políticos están en contra de que se represente a Wagner en Israel, que aprueben la ley correspondiente pero que no actúen de forma selectiva. La música de Wagner se puede escuchar en la radio, en la televisión, en discos. En los teléfonos móviles suena la música de las Valquirias, pero la orquesta filarmónica no la puede tocar. Todo esto no tiene sentido», protestó Barenboim.



El director musical insistió en que la música de Wagner no puede medirse por el hecho de que Hitler fuera un gran adepto.



Barenboim explicó que durante el controvertido concierto en Jerusalén, al que asistieron unas 3.000 personas, unas treinta a cincuenta abandonaron la sala cuando incluyó el citado bis, algunas de ellas profiriendo insultos «ordinarios» como «fascista o cosas similares».



Pero la «tormenta» le sobrevino sobre todo después y los que más protestaron fueron «políticos que no estuvieron presentes en el concierto».



En una sesión de la comisión parlamentaria de educación, a la que asistieron cuatro de sus quince miembros, se decidió incluso declararle «persona non grata», dijo el músico, para añadir que hasta ahora el parlamento no le ha comunicado nada directamente.
Barenboim aprovechó la rueda de prensa para comunicar que la prolongación de su contrato está prácticamente sellada.



El contrato de Barenboim en la Staatsoper, de la que es director musical desde hace diez años, vence el próximo verano y no ha sido prolongado todavía porque quedaban algunos asuntos que discutir.



El músico quiere deshacerse de la parte administrativa de su trabajo y centrarse únicamente en los aspectos musicales y que se le garantice la supervivencia económica y la independencia de su orquesta.

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