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Hasta un jardín Zen trajeron para «Madama Butterfly»

Aunque pocas veces se ve en occidente una forma de aproximarse a la suavidad y al intimismo del oriente, es a través de la ópera Madama Butterfly, que inspirada en el teatro Noh transmite la esencia simbolista de un arte milenario. La obra que se presentará en el Teatro Municipal desde el 16 de septiembre hasta el 29, incluyendo la función de gala del 18, se montará con la asesoría de reconocidos japoneses.


El Kabuki, el Bunrraku y el Noh son tres de las expresiones dramáticas tradicionales japonesas de una estética tan cuidada como bella. Y aunque pocas veces se ve en occidente una forma de aproximarse a la suavidad y el intimismo de oriente es a través de la ópera Madama Butterfly, que inspirada en el teatro Noh transmite la esencia simbolista de un arte milenario.



La obra se presentará en el Teatro Municipal a partir del 16 de septiembre y por ahora los artistas nacionales son aleccionados en las sutilezas del Noh y los sentidos del Zen por un equipo de 14 técnicos orientales.



El selecto elenco destinado a representar la obra incluye a la soprano china Xiu Wei Sun (Cio-Cio San), el tenor Bonaventura Bottone (Pinkerton), el bajo Reda El Wakil (Bonzo), el barítono Luis Gaeta (Sharpless) y la mezzosoprano Alejandra Malvino (Suzuki), quienes estarán acompañados por la Orquesta Filarmónica de Santiago actuarán bajo la dirección de Maurizio Arena.



Para la puesta en escena de una historia de pasiones y crímenes llegaron siete contenedores con vestuario, indumentarias y artefactos adecuados. Incluso trajeron hasta un jardín Zen, con auténticas piedras japonesas que darán el tono oriental al ambiente y cuyo ensamble podrá ver el público antes de cada función.



El ayudante del creador I. Takashima vino a Chile para cuidar los detalles de la instalación de la escenografía, creada por Ichiro Takada. Él repasa cada gesto de los artistas y cuida la inclinación de la construcción oriental a la que los técnicos respetan como si fuera real: entran con pantuflas de lana, de la misma manera que lo harían si fuera una casa genuina.




El ambiente del teatro se inunda de costumbres lejanas. Los cantantes del coro cuidan la forma en que toman las sombrillas y se resguardan con rodilleras de fútbol en los ensayos cuando se inclinan sobre los caminos del delicado y pétreo jardín decorativo instalado en el Municipal. Por supuesto, que la versión será un poco menos rigurosa que la original, porque hay que considerar que las tradiciones del teatro japonés indican el estudio por años de los papeles que se representan.




Obra viva



Puccini compuso la pieza musical inspirado en la obra de teatro de David Belasco Madama Butterfly, que presenció en Londres en el 1900. Al año siguiente mandó la historia traducida en italiano a Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, mientras componía fue interesándose cada vez más por oriente, al punto en que hablaba con la mujer del embajador sobre el auténtico motivo del folklore japonés y dialogaba con actrices orientales que residían en Milán.



Cuando concibió esta pieza no había viajado a Japón -lo que da cuenta de su grandeza- y confiado en que sería bien recibida se estrenó en la Scala de Milán el 17 de febrero de 1904. En ese entonces, Puccini estaba casado Elvira Bonturi, a quien epistolarmente le aseguraba su confianza para el debut.




"Estoy muy tranquilo a pesar del vapuleo que me han dado, porque sé que he hecho una obra viva y sincera, que resucitará sin ninguna duda. Tengo esta confianza", dijo.



En aquella época la realización también significó un esfuerzo de imponentes proporciones finacieras, pero lamentablemente para el creador la acogida no fue buena. Es más, el famoso especialista Giulio Ricordi dijo que en la velada hubo: «gruñidos, bramidos, mugidos, risas, berridos, risotadas, los habituales gritos aislados de bis! lanzados adrede para excitar todavía más a los espectadores: he aquí, sintéticamente, cual fue la acogida que el público de la Scala dispensó a la nueva labor del maestro Giacomo Puccini», precisó en una revista.



Ante tal desastre consternado, el creador comunicó su descontento: «Era como si fuera un linchamiento, los carnívoros no escuchaban ni una nota de mi música. Eran locos, borrachos, y llenos de odio. Pero mi Butterfly no se muere, es la ópera con más profundo sentimiento e imaginación que he creado».

Luego, revisó el trabajo y dividió el segundo acto en dos escenas, eliminando algunos detalles del primero. En adelante la obra ha sido difundida en todo el mundo en grandes voces como la de Enrico Caruso y bajo imponentes batutas, que incluyen a Arturo Toscanini.



Madama Butterfly resulta tan evocadora como exigente. Lleva el trabajo vocal al extremo y expone al auditorio a un trance pasional de dos partes que resultan francamente eternos para los cantantes.



Acá el centro es la figura femenina, la de una adolescente que a principios del siglo XX renuncia a su religión para casarse con un oficial de ejército estadounidense, Pinkerton. Esto la hace merecedora del rechazo de su familia. Él parte en misión y jura que regresará, pero no lo hace. Madama Butterfly tiene un hijo. Pasan los años y llega el barco del oficial. Él se había casado en su país y llega con su nueva esposa para llevarse al hijo. Cio Cio San, la protagonista, se suicida para que su desendiente no se avergüence.




"La falta de conocimiento que hay de las tradiciones de una cultura y otra, como entre oriente y occidente es una de las causas de que no exista paz entre los pueblos", comentó el solista que protagonizará Pinkerton, ese joven que no tuvo conciencia del daño que haría al involucrarse con una señorita de alta sociedad de costumbres tan estrictas.



En lo musical se inscribe entre los trabajos de la línea melódica que desarrolló Puccini, junto a La Boheme, Manon Lescaut ySuor Angelica. Además, el compositor elaboró en sus creaciones una tendencia próxima a la música contemporánea en La Fanciulla del West e Il Tabarro, entre otras.



La música es sin lugar a dudas, emotiva y exige una soprano ligera con material vocal excepcional, quien está casi toda la ópera en escena con sólo diez minutos de descanso. A su vez, la orquesta incluye sonoridades japonesas en algunos lugares para dar carácter y se construye con motivos diversos que aparecen y desaparecen en combinación con el uso de la escala pentáfona, propia de oriente. Tiene, además, una amplitud instrumental fuera del uso tradicional, con más de un instrumento exótico.



La orquesta funciona como eje que definen los motivos de las situaciones dramáticas y resuelven la tensión de la trama. Un trabajo musical refinado que sella a una de las piezas más representadas en el repertorio operístico de todos los tiempos.




La versión que arriba al país desarrolla la expresión interna que reprime ciertos movimientos más amplios y propios del Kabuki. Acá el centro es el diálogo interno, ahí puso el énfasis el director japonés Keita Asari. Esta misma interpretación se presentó en la Scala de Milán, Florencia y Tokio.



Así, el trabajo que ocupa a los artistas del teatro de ópera del país, son los detalles de la expresión oriental. Abocados en exclusiva a captar la delicadeza de los kimonos, los más de 140 trajes dibujados a mano, las decenas de pelucas y cincuentena de peinados sumado a las explicaciones de las formas de desplazarse, de disponer los alimentos en una bandeja, de doblar una servilleta, de abrir una puerta y de desmenuzar el tabaco.



Una de las modistas japonesas más prestigiosas, Hanae Mori, es la encargada del diseño de vestuario. Ha vestido a Grace Kelly, Hillary Clinton, Nancy Reagan y la princesa japonesa Massako.



Andrés Rodríguez, director de la Corporación Cultural de Santiago, anunció que era el montaje más barato de este año del Teatro Municipal, ya que estaba financiado por la Embajada de Japón y la empresa privada no deja de sorprender la magnitud de la puesta en escena para representar la simpleza oriental. Sin embargo, las entradas son más bien caras, a excepción de las funciones con reparto nacional.



Madame Butterfly se exhibirá en Teatro Municipal con elenco internacional los días domingo 16 de septiembre (17 horas), viernes 21, lunes 24, miércoles 26 y viernes 28 de septiembre (19 horas) y el martes 18 de septiembre fecha de la Función de Gala.



Seguirán las funciones con elenco nacional los días martes 25, jueves 27 y sábado 29 de septiembre con las actuaciones de la soprano Cecilia Frigerio (Cio-Cio San), el tenor José Azócar (Pinkerton), al bajo Sergio Gómez (Bonzo), al barítono Carlos Bergasa (Sharpless) y a la mezzosoprano Carmen Luisa Letelier (Suzuki). La Orquesta Filarmónica de Santiago será dirigida en esa oportunidad por Rodolfo Fischer.



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Argumento de Madama Butterfly

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