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Tito Fernández revisa su discografía

En plena actividad está Tito Fernández después de su concierto del viernes. Acaba de lanzar el segundo disco de su trilogía y está preparando el tercero. Además lanzará una página web con 800 canciones y el próximo año se editará un libro con la vida del artista.


Desde el año pasado que Tito Fernández viene celebrando sus cuatro décadas de carrera artística. Dio a conocer el primer disco de la trilogía 40 Años del Canto Popular, la que fue complementada con el segundo volumen hace unas semanas y que espera cerrar el 2002 con un nuevo trabajo.



Además se lo ha pasado escribiendo las más de 800 canciones para su página web gracias a la gestión de un grupo de jóvenes. Como si fuera poco, el año que viene editarán un libro biográfico de él.



"Mi canto intenta acercar al hombre a sí mismo a verse como es y a sacar de la naturaleza sus valores y compartirlos", dijo.



Nació en Temuco. Nació músico popular, cantor innato y traductor de los sentires del hombre que ha aportado al calor de una guitarra con clásicos como La Casa Nueva (1970), La Madre del Cordero (1970), Me Gusta el Vino (1977) y muchos más, en una carrera en la que no muta su vocación por la pulsión de la moda.



"Los cantores nunca estamos de moda: Siempre somos iguales. El canto es una cuestión natural, no es para marketearlo. Es un trabajo serio que se hace durante toda una vida", comentó.



Es uno de los baluartes de la música chilena empecinados en cantar a pesar de la ausencia de entrevistas y poca divulgación de su obra.



– ¿Sigue en el mismo flujo de recitales que hace diez años?
– Los conciertos ahora los hacen productoras que piensan en un capital. En este momento no es que no haya lugares, uno los puede arrendar, pero ocurre que la gente no tiene plata para ir. Hoy la publicidad es muy cara, los arriendos de equipo también. Hay muchos menos conciertos que antes.



– ¿En qué situación ve a la música chilena?
– Hay jóvenes que se interesan, pero nos topamos con lo mismo que veo desde que nací: El escaso aporte que nos hacen los medios de comunicación. Hay muchos compositores chilenos, sin embargo, no nos difunden el trabajo. Se da a conocer menos de un 10 por ciento de lo que se hace.



– ¿Usted no cree que haya falta de creadores?
– No, está lleno y no sólo de música folclórica, también de otros géneros.



– Hay una buena parte de los compositores que ha optado por grabar en forma independiente.
– Las casas grabadoras no pueden arriesgar un capital en un artista si la gente no tiene plata para comprar. Además, los medios no van a difundir lo que hagan. ¿Cómo vas a editar un disco que sabes que no lo van a tocar?



– ¿Qué distingue a la música chilena de otras?
– Las realidades de los hombres son similares, pero las de los pueblos son distintas. No es lo mismo vivir al lado del Atlántico que al lado del Pacífico. Son dos mares diferentes. El canto del hombre es el mismo. La Violeta puede cantar Volver a los 17 es como vivir un siglo, y tu vas a Argentina y el sentimiento es otro. Atahualpa Yupanqui puede cantar: ¿A qué le llaman distancia?/ Eso me han de explicar/ Sólo están lejos las cosas/ que no sabemos mirar. En la cosa geográfica se cambia la forma, pero el significado es el mismo.



– ¿Percibe algún movimiento que unifique a la música chilena hoy?
– Los cantores estamos todos juntos pero ante los medios, que también están todos juntos, no podemos hacer nada. Si ves las cadenas de radioemisoras son todas extranjeras.



– ¿Cómo le ha incidido a los folcloristas la difusión de la música latina de industria?
– Es lo de siempre. No veo que haya novedad en ese conflicto. Habría que sensibilizar a los medios de comunicación. Eso es muy difícil, tienen una forma de trabajo y lo hacen bien. El problema es que lo único que les interesa es ganar plata. El cantor defiende las tradiciones, la cultura y el dueño de un medio de comunicación hace lo que le cuesta menos para tener más beneficio.



– ¿A quienes destaca en la nueva generación de cantores?
– Pancho Villa, Magdalena Mathey y Héctor Pavéz. Ellos son el comienzo de una nueva generación. Han seguido la huella de lo que debe hacer un cantor. Héctor Pavéz está más cerca del folclore que la Magdalena y el Pancho Villa es más próximo a la trova. El folclore es investigación y eso está vivo, basta ver el trabajo de Chilhué.



– ¿Eso le da la sensación de haber sembrado algo?
– Yo trabajo todas las semanas y gracias a los medios de comunicación tu no me ves en ninguna parte. Trabajo miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo y nadie sabe. Deben pensar que no salgo nunca de mi casa.



– Pero se le ha visto en la televisión
– Muy poco. Además, no voy a un lugar destacado y ni siquiera puedo decir nada relacionado con el canto. A la televisión sólo le interesa vender a través de mi cara. El canto le importa un rábano.



– ¿Cómo ve la inserción de la tecnología en el proceso de creación musical?
– Está deshumanizando un poco la cosa, está mal empleada. El hombre debe usarla y no ser utilizado por ella. Hoy muchos artistas son esclavos de la tecnología. Graban un disco y les queda muy bonito pero todo es falso y a la hora de verlos en persona no se parecen a lo grabado. Los cantores usamos la tecnología para llegar a la gente no para disfrazar lo que hacemos. La imperfección es humana.



– ¿Cuándo sale su página internet?
– A fines de septiembre. Cuando empecé a entregar el material para esto los que la estaban haciendo se preocuparon muchos de la parte técnica sin cuidar el contenido. Los jóvenes se han dejado llevar por la forma y ahí es donde la tecnología se los come. Los cantores populares somos cantores de significado. Hay dos formas de trabajar: Una es mostrar el canto, y la otra es el lucimiento personal.



– ¿Qué está componiendo en estos días?
– No estoy creando porque estoy en un proceso de ordenamiento de lo que ya he escrito y eso me tiene muy ocupado. He descubierto que me voy a morir y por tiempo físico no voy a poder cantar todo lo que ya está escrito. Ahora, estoy ordenando esto para que lo canten los que vienen. Pero si veo a qué cantarle es cosa de tomar mis escritos. Imagínate que para esta página web tuve que escribir 800 páginas y tipearlas, lo que significó reunir toda mi discografía.

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