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Víctor Manuel:»Mi padre, por cierto, era ferroviario»

Así lo dice el cantante español en la canción central del disco Hijo del Ferroviario que se dará a conocer hoy en Chile y que forma parte del repertorio de la gira que lo traería a fin de año.


Hijo del Ferroviario, el nuevo trabajo del cantautor español es parte del repertorio que promociona en la gira Dos en la carretera, que realiza junto a Ana Belén y que podría traerlos al país a fines de año.



En esta gira Ana Belén promociona Peces de Ciudad y Víctor Manuel entona la reciente y más autobiográfica de sus producciones, en un espectáculo osado con abundantes énfasis en las sorpresas plásticas que van desde caminos de flores hasta un melancólico tren.




El disco contiene 14 nuevas canciones, temáticamente variadas y todas creadas por el español, aunque algunas son el resultado de la colaboración con Roberto Costa. Abre el trabajo discográfico Nada nuevo bajo el sol, una rumba latina que dedica a su hija y que por primera vez canta él mismo. Antes Ana Belén interpretó Niña de agua.

«Le gustaba tanto que la enjabonara/ si tenía miedo siempre me llamaba/ le contaba cuentos para ir a la cama/ cuando la comía ella se dejaba/ aprendimos juntos el abecedario/ y no se soltaba nunca de mi mano/ del colegio a casa íbamos despacio/ mientras ella hablaba con lengua de trapo/ Nada nuevo bajo el sol/ no hay ninguna novedad/ que los hijos, hijos son/ igual llegan que se van», dice parte del texto de Nada nuevo bajo el sol.



Para seguir con más y más melodías: El hijo del ferroviario, Dueña y señora, Hay más de dos caras, A la mar me fui por naranjas, No es bueno que el hombre esté solo, Por mi culpa, María de las mareas, Veinticuatro horas, Si nos llegan los niños, Las vidas de un pantalón, El hombre sin recuerdos Eres una isla y Ojalá tengas suerte.




El cedé es un abanico de mundos diversos, en una suerte de lujo creativo que comparte con Joaquín Sabina, uno de sus buenos amigos. Además, participan el gaitero asturiano José Angel Hevia y la del propio hijo del cantautor, David Sanjosé.



Trae una buena dosis de arreglos rápidos y cristalinos, de ese peculiar estilo de crónica urbana que hace décadas promueve el músico del 47. El es capaz de comparar a los humanos con los insectos y hacer un homenaje a la desgarradora lírica española en el popular canto A la mar fui a por naranjas, combinando todo el mismo producto.



En pocas palabras, el disco desarrolla la forma canción a alturas sin antecedentes en la obra del creador, que a sus treinta años de carrera mantiene la inspiración, la pasión y la constante inquietud social que manifestó fuertemente en la década del ’70.
En ese sentido, sus temas han ido desde la eutanasia, la igualdad laboral de la mujer y otros asuntos que tiempo atrás plasmó en canciones como Todos tenemos un precio, Buenos días, Adela mía y Nosotros (sobre los jóvenes de los 70).



«No tengo la sensación de no enterarme de las cosas. Cuando hay temas que socialmente me parecen muy calientes, trato de construir una canción», dijo en España.




También lo cotidiano y el afecto a sus familiares son motivos suficientes para inspirar a Víctor Manuel. Así, en el último compromiso salda las deudas con su padre, ferroviario, fallecido en 1991 y para él es el tema central. Se trata de un profundo homenaje que refleja un denominador común de España, los hijos de trabajadores de trenes, al que ahora canta en una combinación de rap con ballenato y reperesenta las extensas sus extensas influencias musicales.



«Mi padre, por cierto, era ferroviario/ hijo de la guerra, vencido, humillado/ y en el tren de Oviedo por Todos los Santos/ iba de su mano a dejar un ramo/ en la fosa común donde estaba enterrado/ su padre y mi abuelo, por republicano/ el viaje de vuelta leía El Jabato/mientras él miraba a un punto muy lejano».







Itinerario



Su madre fue comerciante y su abuelo minero. Víctor Manuel nació en Mieres (Asturias) y desde niño se encomendó como seguidor de los cantos de Joselito. Incluso lo imitó varias veces.



En 1963 abandonó sus estudios para convertirse en el cantante de la orquesta Bossa Nova. Seis meses después inicia su carrera en solitario. A los 18 graba sus primeras canciones. Una de ellas se titula Primer disco. Es un período marcado por la participación en diversos festivales, participando en Benidorm, Puerto de la Cruz y Miño, entre otros.



Algunas melodías lo ayudaron a tomar la opción de mantenerse en la creación, entre ellas El cobarde, El tren de madera, La romería, Paxarinos y El abuelo Vítor. Estos singles fueron grabados en el ansiado primer disco, que salió con su propio nombre artístico y real.



Lentamente, Víctor Manuel se convirtió en revelación. Con su segundo LP; de comienzos del ’70, Quiero abrazarte tanto, viaja a América Latina donde no alcanza ninguna pena y se lleva varias glorias. Al año siguiente conoció a Ana Belén y actuó en su primera película, Morbo. En 1972 se casa y a la fecha tiene dos hijos.



También, en ese año fue censurada en Europa su comedia musical, Rabos, pero la estrena en América Latina con poco éxito y bastante escándalo. Esto le impide regresar a su patria, siendo su música prohibida. Entre 1972 y 1979 él mismo dijo: «No he vendido un puto disco!». El fin de la mala fortuna coincidió con su alejamiento de temas más políticos, y pesar de los malos augurios el éxito fue total cuando dio a conocer Soy un corazón tendido al sol, grabado en Milán y que hizo popular Sólo pienso en ti.



Renacía Víctor Manuel y empezaron las giras internacionales, la actividad incesante y lanzamientos. Junto a su mujer ha dado forma a históricos discos como El lanzador de cuchillos, Ana y Víctor en vivo y La puerta de Alcalá. Luego siguió con Tiempo de cerezas.




En la producción cinematográfica ha dejado sus huellas en Al diablo con amor (Gonzalo Suárez), Divinas palabras, El vuelo de la paloma y Tirano Banderas (José Luis García Sánchez), El mar y el tiempo (Fernando Fernán-Gómez), Bajarse al moro (Fernando Colomo), Yo soy esa (Luis Sanz), El día que nací yo (Pedro Olea), La frontera (Ricardo Larraín), El marido perfecto (Beda Docampo) y Yo me bajo en la próxima ¿y usted? (José Sacristán).



Desde principios de los ’90, ha realizado una serie de recitales con grandes cantores de la madre patria. Así en Mucho más que dos reunió a Serrat y Sabina. En blanco y negro (1995) compartió el escenario con Pablo Milanes y en El gusto es nuestro 1996) cantó con Ana Belén, Joal Serrat y Miguel Ríos. Ahora, gira con Dos en el camino y tal vez, sí la fortuna sonríe, pronto llegue al sur del mundo con sus cantares, mientras tanto los seguidores pueden ir aprendiendo el repertorio de ese pulcro nuevo disco en que pregona «si unos te aplauden otros te niegan».



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