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Latinomusicaviva resucita a la fusión

La agrupación que nació en la década de los ’70 integró la música folclórica con la clásica con un éxito apabullante, tanto que ahora se les reconoce como pioneros de la fusión. La refundación se hará con un concierto hoy, a las 20 horas, en teatro del Instituto Profesional Escuela Moderna de Música, ubicado en Luis Pasteur 5303, Vitacura.


Latinomúsicaviva, la agrupación musical que derribó los muros divisorios entre los clásicos y popular vuelve en forma definitiva a los escenarios criollos.



Liderados por Guillermo Rifo, el grupo de artistas de formación clásico-romántica colonizó el territorio de la llamada fusión musical, grabaron una buena cantidad de discos, experimentaron, los ovacionaron y de un día a otro no tocaron más.



Desde ese día, también, el propio Rifo no tocaba el vibráfono pero hoy, en la refundación oficial de Latinomusicaviva, volverá a tomar posición en el concierto con entrada liberada que ofrecerá a las 20 horas en teatro del Instituto Profesional Escuela Moderna de Música, ubicado en Luis Pasteur 5303, Vitacura.



Resurrección



Al parecer esta no sólo es una buena temporada para las reediciones discográficas -como la obra de Víctor Jara, Inti Illimani, Canto para una Semilla de Lucho Advis y otras -, sino que también las agrupaciones musicales míticas se alinean en una extraña sintonía para traer armonías del pasado: volvieron Los Blops con el sonido de los ’70; Los Prisioneros se reunirán pronto para darle cauce a la voz de los ochenta; y de esas mismas décadas, Latinomusicaviva entró a la fase de resurrecciones. Todos anunciaron conciertos y todos son parte de una propuesta transgresora, que combina colores eléctricos con contenidos locales.



Latinomusicaviva inició la arremetida en agosto de este año conformados por Rifo, Hernán Jara en flauta, Emilio Donatucci en fagot, Alejandro Gaete en guitarras, Enrique Baeza al piano, Archi Espinoza en bajo y Daniel Cheul en batería, quienes con un re debut escasamente difundido realizado en la Universidad Vicente Pérez Rosales tantearon el terreno. Y por supuesto que la nostalgia es parte de la alquimia necesaria para el reencuentro, pero vienen preparados con artillería musical dura y material nuevo.



Con fusión



La corriente musical llamada Fusión combina elementos propios, tradicionales e incluso mapuches con componentes externos, algo de los modelos anglosajones, del rock y el jazz.

A principios de siglo, la música chilena se reducía a las cuecas y tonadas típicas, como las interpretadas por Los Huasos Quincheros. Luego, con el neofolclor de los años ’60, el repertorio siguió siendo el mismo y los arreglos lograron un mayor grado de elaboración. Más tarde, la Nueva Canción Chilena destacó por la variedad y combinación de estilos, en especial en el rango de lo folclórico.



Estas tradiciones locales se han enfrentado a la internalización progresiva de rumba, conga, guaracha, mambo, chachachá, salsa, cumbia y otros ritmos, que sumados a la llegada del rock and roll, pop, heavy metal, funk y rap, han incidido en la creación musical chilena y en el constante enfrentamiento con el otro sonoro.



El resultado de las combinaciones de ambos elementos -local y extranjero-, es visible en la vena rockera explotada por Los Jaivas y Los Tres, mientras que en la tendencia jazzística fueron el Sexteto Hindemith 76 -después Latinomusicaviva- los primeros en el viaje de las combinaciones y, sin saberlo, dieron luces al desarrollo de bandas como Fulano, Alsur y La Marraqueta.



Y si hubiera que ir más lejos Congreso, Inti Illimani y todas las consecuentes bandas o conjuntos pertenecen a las mismas avenidas de la mezcla que concilia rock y/o jazz con lo nativo.



Eléctrica consecuencia



Por ahí en el ’70, en ese abanico de amalgamas, Emilio Donatucci, Alberto Hans, Adolfo Flores, Guillermo Rifo, Domingo y Nino García crearon Hindemith 76 (en honor al Quinteto de Vientos Hindemith), una agrupación formada en el departamento de música de la Universidad Católica al amparo de Fernando Rosas y Adolfo Flores. Luego, cambiaron de nombre y nació Latinomusicaviva.



La carrera terminó pronto, en el año 1980, con cuatro discos grabados y tres premios Apes al Mejor Disco y al Mejor Conjunto, en los años 1975 y 1976 y 1977. Además, obtuvieron el Premio al Disco de Plata Odeón en el año 1977.



"Empezamos con arreglos y con composiciones nuestras. Los arreglos fueron para un disco de la Carmen Luisa Letelier, con temas sudamericanos. Eran parte de esa corriente iniciada entre el ’50 y ’60 que unía la música de cámara o la música docta con la música popular o el jazz", contó Guillermo Rifo.



– ¿Qué cambios hubo con cuando Hindemith derivó en Latinomusicaviva?
– Quise incluir un piano eléctrico en vez del piano convencional y una guitarra eléctrica. Hubo algunos que no tuvieron tiempo, como Adolfo. Entonces, trabajamos con Ramón Quiñónez. El Latinomusicaviva fue la consecuencia del Hindemith.



– ¿El nombre tenía relación con el repertorio?
– Se llamó Latinomusicaviva porque somos latinoamericanos y estamos acá y no porque tocáramos un repertorio latino. Generalmente este concepto se asocia con lo centroamericano, eso es un error.



– ¿Cómo entiendes la fusión?
– Siempre se ha producido fusión en música, no es algo nuevo. Esto de juntar cámara con folclore y jazz es la consecuencia del estudio académico. Algo semejante sucedió más adelante con Fulano y luego con otros grupos.



– ¿Ha habido un auge de las refundaciones?

– Fue un problema parar durante 15 años o 17 años. Por un asunto político, dictatorial, nos quitaron los lugares nocturnos donde tocar y la libertad de qué tocar. Los artistas somos bastante contestatarios. Entonces, durante muchos años, hubo bastantes cosas escondidas hasta que surgen grupos como Los Prisioneros, aunque sin una base de cultura musical y hacen lo que pueden. Lo hacen estupendamente, pero a larga no siguen porque no tienen más herramientas para continuar. Ahora se vuelven a escuchar cosas antiguas porque durante muchos años no se pudieron oír.



– Son pocos los grupos chilenos que se mantienen, como Congreso, por ejemplo, o los que logran hacer propuestas nuevas.
– Si analizas quiénes son los que logran decir otra cosa tienes, por ejemplo, a Tilo González (Congreso), que es un músico académico con formación y herramientas. Si hablamos de Inti Illimani, ahí tienes a un Horacio Salinas que tiene formación académica. La conclusión es que los que se mantuvieron, y con mucho esfuerzo como Congreso, lo hicieron entre otras cosas por su formación.



– ¿Por qué ustedes se juntaron otra vez?
– En nuestro caso tocamos de nuevo porque es rico recordar lo que hacíamos antes, pero en los planes que tenemos para el próximo año está el de grabar una serie de diez temas nuevos, incluyendo los dos que estamos haciendo ahora.



– ¿Crees que existen posibilidades de mantener un proyecto de este tipo, hoy?
– El tiempo decide eso. El escenario actual cambió en términos de los lugares donde puedes tocar. Creo que si haces algo día a día, con entrega, debiera haber alguna respuesta. Si están dadas las condiciones para seguir lo vamos a saber con el paso del tiempo.



– Ahora es habitual la mezcla de elementos en las bandas.
– Lentamente se ha ido despejando ese prejuicio que había en torno a la música popular de parte de los músicos clásicos, y el de los populares respecto de la música clásica. Hoy, cada vez se está haciendo más música sin el apellido. Eso significa que hay que tener más recursos, más herramientas, más conocimientos.



– ¿Cómo percibes la identidad sonora de este continente?
– La mezcla de culturas que hay en este continente es tan grande que no usarla me parece un desperdicio. No hay que ser ni folclorista ni bossanovista para usar lo que tengo a mano. Para expresar tengo que apelar a lo que forma parte de lo cotidiano. Es como tomar conciencia de donde vivo y no de donde quiero vivir. Para expresar hay que aterrizar y cuando aterrizas puede que te guste tu entorno, tu vida o tu cama o tu velador o puede que no te guste, pero es lo tuyo.



– Eso requiere que los compositores y creadores escuchen lo que tienen a su lado.
– A veces, otro tipo de artistas viven mirando hacia Europa o Estados Unidos y no se fijan qué ocurre a sus pies.

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