La legendaria pianista española Alicia de Larrocha señaló en Miami (EEUU), donde presentará esta noche un recital de Enrique Granados, que toca para sí misma.
«La música es mía y nada más, es parte de mi cuerpo, de mi mente de mi espíritu», dijo la pianista, de 78 años, al diario «El Nuevo Herald».
La filosofía de la concertista vale también para el lenguaje escrito. «No escribo un diario porque no quiero que nadie se entere de lo que hago, el que escribe un diario lo hace para los demás, y yo no hago nada para los demás», explicó De Larrocha, considerada como uno de los grandes mitos del piano.
La música, que interpreta desde los seis años, cuando demostró ser una «niña prodigio», la obligó a viajar por todo el mundo y a sacrificar su vida familiar, en cuyo seno se produjo un efecto que, a su pesar, alejó a sus hijos de la música.
En 1940 inició su carrera como concertista y en 1947 comenzó sus giras por Europa, dando conciertos en las más importantes salas de las grandes ciudades del viejo continente, y por EEUU en 1955.
Admirada por el gran Arturo Rubinstein, que siguió de cerca su carrera, desde hace muchos años Alicia de Larrocha da más de cien conciertos anuales por todo el mundo, sola o acompañada por grandes orquestas y directores.
Sus hijos Alicia y Juan Francisco, nacidos en 1957 y 1959 respectivamente, «tienen mucha facilidad, musicalidad, intuición», según contó al diario.
«Especialmente mi hija, que improvisa, pero sufrió el efecto de que cuando mamá estaba fuera no la veían y cuando estaba en casa les decían: ‘Salgan niños que mamá tiene que estudiar’. Eso los puso contra la música de su mamá», agregó.
El sacrificio familiar ha significado una ganancia para el gran público, que la escuchará esta noche en el Auditorio del condado de Miami-Dade, donde interpretará un recital de Granados, bajo el auspicio de la Asociación de Conciertos de la Florida, el Centro Cultural Español y la Cámara de Comercio de España-EEUU.
EFE
