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Nada quiebra la nostalgia de Ortiga

El conjunto tiene peticiones de conciertos desde Japón hasta casi toda Europa pero ninguna de su país. Los integrantes dicen -en entrevista exclusiva con El Mostrador.cl- que es el pago de Chile y aunque les duele -y no lo esconden- no dejan de cantarle a Los Andes. Así lo hacen en el disco homónimo que lanzaron unas semanas atrás, que ya les ha dado una buena cadena de reconocimientos.


Navega entre las aguas de este reino/cerca, siempre cerca mis cumbres de Los Andes…/Mis sentidos armados de fuego y esperanza como un rayo/descendiendo entre la noche/ lucero en ti mis pensamiento/ en ti mi luz eterna.




Esa llamarada poética que arde a bastantes grados bajo cero en Alemania, abre el canto del nuevo disco de Ortiga, el grupo de emigrantes latinos que partió hace 17 años de Chile a Europa, donde ninguna llamada ni carta logra quebrar la nostalgia diaria. Pero aún en contra de la melancolía, Ortiga insiste en hacer música y responder las preguntas de cuanto extranjero se les acerca e interroga por Chile.



Las respuestas están en el nuevo registro, Ortiga, donde una llama azul abre la portada y le siguen imágenes de cada rincón del país que dejaron en 1983 y visitaron en una única presentación en 1998, para el reestreno de la Cantata de los Derechos Humanos.



Ni las actuaciones en Erfurt, Essen, Hamburgo, Berlín, Bamberg y Magdeburgo, entre otras ciudades germanas, ni la invitación a la gala de José Carreras este año, como tampoco las actividades en Hungría, Japón o República Checa, empañan la tristeza de la distancia de Rodrigo Fernández, Daniel Valladares y Marcelo Véliz, los actuales integrantes de Ortiga.




Radicados en la ciudad de Euskirchen, cerca de Colonia, recuerdan el sonido de la América morena, al que llenaron de colores andinos y que complementan en el repertorio de este primer disco compacto al que sumaron la experiencia en escenarios internacionales, calidad técnica y amplitud instrumental y vocal, donde se eleva el canto de Valladares, el tenor prodigioso.



Este nuevo trabajo sintoniza con las tendencias étnicas cercanas al new age y adhiere elementos latinoamericanos, arreglos instrumentales con flautas, guitarra, cuatro, charango y épicos textos que siguen drenando en nuevas melodías.



Ortiga surge en el Canto Nuevo, esa vertiente que se distingue de su raíz, la Nueva Canción Chilena, por el tono social menos directo. Ellos provienen de los talleres creados por Quilapayún y suman al hacer de esos años elementos de la Nueva Trova Cubana, del rock argentino y de los brasileños Gilberto Gil y Caetano Veloso.



El conjunto nació en 1974 y dos años después grabó el primer LP, también llamado Ortiga. En 1978 dejan una de las mayores huellas vocales en la música chilena con la creación de la Cantata de Los Derechos Humanos, también llamada Cantata Caín y Abel -hecha en conjunto con Alejandro Guarello- que se realizó con ocasión del Simposio Internacional sobre Derechos Humanos convocado por el Cardenal Raúl Silva Henríquez. En 1979 graban este registro con el actor Roberto Parada en los relatos.



El itinerario siguió con nuevos registros como Ortiga, canto nuevo de Chile; Ortiga, canción de la esperanza; Ortiga en Europa -grabado en Dinamarca-; la presentación de la Misandina de Jaime Soto y presentaciones en la televisión europea. El reconocimiento en Europa fue cada vez mayor y tal vez proporcional al olvido de sus coterráneos. Asunto que no les impide seguir cantándole a Los Andes.



Disfrute de la entrevista completa

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