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Franco Simone viene a desgarrar los corazones

Franco Simone estará en Chile al inicio de la temporada de la Estación 2002. Viene como una de las novedades musicales a presentase el 4 de enero en el concierto inaugural, en la Cúpula del Parque O’Higgins y al día siguente en La Estación Mapocho. Ahí el italiano inundará de nostalgia, promesas y éxitos de antaño, como ese hit demoledor que decía más o menos así: «Deja que pase un momento, volveremos a querernos…».



En los años setenta y a principios de los ochenta las voces masculinas italianas arrancaban suspiros a los radio-escuchas que seguían desde el otro lado del receptor los pasos de la canción italiana, aquella estética encabezada Umberto Tozzi, Franco Simone y Ricardo Cocciante, entre otros.



Fue la década de la canción romanticona, de las melodías pausadas, sentidas, las evocaciones de amores que parecían eternos y una serie de cánticos marcados por el pulso sincero de sentimientos puros y nobles, sellados bajo la promesa de un confiado:"Volveremos a querernos, volveremos a querernos".



Y en plena vigencia de conflictos sociales y gobiernos autoritarios en América Latina la música oficial desafiaba a la ilusión, hablando de amores que no entendían de mercados, sino que de pasiones sublimes y destinos fatales; abundaban los cantos extensos, a veces monótonos de acompañamientos sencillos y voces susurrantes de un solista malherido que repetía los dones de alguna musa -como «Margarita», sin ir más lejos- y predicaba al viento sus delicias.



Al mismo tiempo, en España, Camilo Sesto decía: "Algo de mí se está muriendo" y Miguel Bosé brincaba asegurando que: "Ser tercero es perder, ser segundo no es igual que llegar en un primer lugar". Pero todo se sumaba al mismo corazón y daba el sonido de las calles del país una extraña identidad urbana de fusiones.



Vinieron luego los ochenta con sus bandas de rock y pop: Más tarde, en los noventa el rap y el reggae recordaron a Marley y se mezclaron combinados con los homenajes, por ejemplo a la Nueva Ola. Así empezaron los tributos y la perdición en las reediciones que trajeron de regreso esa nostalgia que invadió al 2000 y al 2001. La misma que tiene que ver con la llegada de Franco Simone al país, donde ofrecerá dos recitales, los días 4 y 5 de enero, en la temporada la Estación 2002.



Ese tono latino



En la misma sintonía de los corazones desangrados hace poco Javiera Parra concretó un compilado de covers en el disco A.M, un un tributo en vida a los mismos clásicos autores románticos Roberto Carlos, Camilo Sesto, Gianni Bella, Ricardo Cocciante y Franco Simone. Y si quizá este no era el repertorio que más identificó a las juventudes fue indiscutiblemente parte del paisaje andado en transporte colectivo, y el sonido que amenizó las calles con esa inolvidable invitación a dar un paseo que ofrecía Simone.




Franco Simone alcanzó el éxito con una discografía que incluye grabaciones en italiano, 8 discos en español y uno en griego- En América Latina fue uno de los primeros lugares con «Tu… siempre tu», «Rio grande», «Tentaciones», «Respiro», «Paisaje», «Esta noche», «Tú para mí», «Aquí», «Mágica», «El cómico».



Nacido al sur de Italia gestó su poesía acompañada de guitarra entre amigos y estudiantes. Así surgieron sus primeras presentaciones en festivales y comenzó a imponerse en Italia, sin representar a ninguna escuela, moda ni dándole respuesta a exigencia comercial alguna.



Muchos tienen problemas en calificarlo, en especial en un periodo de tanto antagonista y maqueta de antihéroe, él, comenzó antes a escribir canciones y a hablar de ciertos temas, y auqnue ahora lo suyo podría parecer tradicional no desmerece el hecho de que fueron un aporte de genuina innovación.



En 1974 donde alcanzó el éxito moral con «Fiume grande», tema vendido en miles y miles de copias en todas partes del mundo, en italiano, en francés («Je ne comprends plus rien») y en español («Rio grande»). Dos años después llega con un álbum, «Il Poeta con la chitarra», que contiene, entre otras cosas, «Tu…e cosí¬ sia», canción ganadora en la «Gondola de oro» en el ’77, «Tentazione» y «Il cielo in una stanza». Luego siguió con el álbum «Respiro», donde habla con absoluta sinceridad de la droga en: «Cara droga».




Después vino «Paesaggio» del ’78, álbum que logra a parte de la canción con el mismo título, una estupenda relectura de la portuguesa «La casa in via del campo». Después arrancó «Franco Simone» (que tiene, entre varias canciones, «A quest’ora») y pronto hizo «Racconto a due colori» (disco en donde encontramos el tema «Tu per me»). El 1982 es el año de «Gente che conosco».



Más tarde participó por segunda vez en el Festival de San Remo y lanzó «Il pazzo, lo zingaro ed altri amici», «Viva Settembre», «Gli uomini», «Luna, tu lo sai» y «Totí²», álbum destinado a viajar por todas partes del mundo que llega en 1989 como homenaje al gran cómico napolitano, hacia el cual Simone siente una auténtica veneración.



Los noventa lo encuentran con «VocEpiano» («dizionario dei sentimenti»), un disco particular grabado con acompañamiento de un piano durante una sola tarde y donde la voz de Simone luce más traspasada que nunca por las emociones.



En adelante siguieron más y más producciones como «Angeli in prestito», donde renace con nuevas composiciones. En 1997 se abre al espectro de la música clásica en la «Missa militum», composición sagrada dedicada a las fuerzas de paz en el mundo. A lado suyo estuvo, como voz recitadora, Giorgio Albertazzi e luego Alessandro Haber. Las representaciones de Foligno, Cittí  di Castello, Palermo, Todi, Perugia



A finales del 2000 arriba un álbum nacido gracias encuentro artístico de Simone con Nikos Papakostas, mítico compositor musical griego. El disco fue «Eliópolis-La cittí  del sole» (La ciudad del Sol), grabado con una orquesta balcánica, entre las importantes curiosidades contiene un duo con Iva Zanicchi («Ti dovresti vedere dopo»-«Tu tendrí¬as que mirarte ahora»).



Así y así Simone se ha impuesto más allá de las temporadas en diversos idiomas (italiano, latín, inglés, francés, español hasta los dialectos sicilianos y salentinos). Y aunque este moreno, sensual, dotado de carisma bien pudo quedarse bien ubicado en el sitial de caballero de la canción setentera siguió al pulso de amores y desamores, recuerdos y promesas, alimentando al espíritu latino.

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