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El largo adiós de la Vieja Trova Santiaguera

El grupo de músicos cubanos lanzó un nuevo disco en el que, según confiesan, dejan preparada su despedida.


Los cinco componentes de La Vieja Trova Santiaguera no quieren que la despedida sea traumática y huyen de la melancolía: «somos conscientes de que cuando llegas a una edad, el mañana nunca está asegurado; por eso queremos tener preparado un posible adiós», dice el director del grupo, Reinaldo Hierrezuelo.



El nuevo trabajo de los músicos cubanos se titula El balcón del adiós, pero, como dijo Hierrezuelo, «no es un adiós, sencillamente un hasta luego, preferiríamos vivir cien años pero lo que no podemos consentir es defraudar a nuestro público. Así que hemos hecho este disco, quién sabe lo que ocurrirá mañana».



El caso es que el próximo día 12 iniciarán una gira de conciertos que les llevará por varias ciudades españolas y a Lisboa.



«Tocaremos todos los temas de este nuevo álbum y luego estaremos abiertos a las peticiones del público», añadió Hierrezuelo, también cantante del grupo, cubano nacido en Santiago hace ahora 76 años, miembro de otras formaciones de la isla caribeña como el Cuarteto Patria o La Sonora Matancera.



En La Vieja Trova Santiaguera hay otro Reinaldo, Reinaldo Creagh, que en julio cumplirá 84 años, claves y voz, carpintero antes que músico; además de Aristóteles Limonta, contrabajo y voz, un músico que antes trabajó como albañil, y Maracaibo, José Castañeda, guitarra y voz, que también ha cantado en las más importantes agrupaciones soneras de Cuba.



Ricardo de los Santos, maracas y voz, es el benjamín del quinteto, con 68 años de edad, otro cubano de Santiago de Cuba, que trabajó como fontanero hasta los años ’50.



«Gozar no es patrimonio de una edad y nosotros seguimos gozando de la vida. Realmente, más que octogenarios, somos cinco niños con voces de adulto», asegura Reinaldo.



Editado por Virgin, como sus dos anteriores trabajos, La manigua o Dominó, de los que vendieron 300 mil copias, El balcón del adiós es un disco de temas clásicos como Moliendo café, Suavecito o La espinita, con otros más actuales como La meticulosa, Longina o Una rosa de Francia.



«Son boleros, guarachas, chachachás y sones, elegidos por consenso y pensando en los gustos del público, aunque no tememos al fracaso porque nuestro repertorio es tan extenso que siempre habrá algo del agrado de todo el mundo», matizó Ricardo, quien asegura que «el sentido del humor y la picaresca siempre está presente en nuestra canciones».



El quinteto santiaguero lo tiene muy claro. «No nos retiramos, es la muerte la que tiene que retirarnos, pero como llame a mi puerta, pienso decirle que llame en la de otro», comenta riéndose Reinaldo Greig, que lleva cantando desde 1938 con «La sonora de 1938».



El balcón del adiós tendrá una edición especial de lanzamiento que incluye un DVD con videos, discografía y un especial de veinte minutos titulado Historia de una leyenda.



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