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Come away with me: Sofisticado y honesto

la industria discográfica muchas veces premia (o privilegia) los productos marketeros. Sin embargo, la placa con la que debuta esta cantante de jazz hija del gran Ravi Shankar muestra a una artista que es capaz de mantener su esencia jazzie y pasearse con facilidad por los más diversos estilos musicales contemporáneos, acaparando la atención de una buena parte del país del norte, nos recuerda que todavía quedan discos de alta factura sin tintes comerciales.


Es tejana de nacimiento. Y no es precisamente éste un detalle de aquellos que se suceden uno tras otros en biografías de cantantes. En este caso, es destacable dado que hace mucho tiempo que no se veía en la escena musical a una tejana – algunos entendidos señalan que quizás desde los tiempos de Janis Joplin- que no salía con una voz tan especial que no estuviese ligada, necesariamente, al country.



Es que esta cantante de 23 años si hay algo de lo que puede jactarse es de su recato al punto de trabajar con brutal honestidad. Eso se traduce, por ejemplo, en la omisión por completo que hace en todos los artículos escritos sobre ella, en su biografía e incluso cuando se le pregunta de su padre, uno de los mayores músicos que ha concebido la India, Ravi Shankar.



Reconocido en los hitos clásicos del país indio, a Shankar se le adjudica la instrucción que tomó George Harrison sobre ciertas posturas e hitos de la música y la filosofía hindú. Además, se dice de él que es el que tomó como estilo musical el Raga que se refiere a la forma melódica en que el músico improvisa en su interpretación.



Cosas de él se pueden decir muchas. Pero precisamente su hija de veintitantos las prefiere omitir para que no haya confusiones ni nada que se le parezca. Y por cierto espera no abusar ni utilizar su apellido para efectos publicitarios.



Esta artista que reside en Brooklyn, Nueva York, creció junto al piano y el canto. Sus primeras influencias musicales provienen de la extensa colección de discos de su madre Sue y de radios dedicadas a los oldies -música de los ’60, ’70 y ’80-; además de los coros habituales que hacía en su iglesia.



A los siete años inicia lecciones de piano y de paso comienza a tocar el saxofón. Nunca se desligó de la música, y fue cultivándola paso a paso. Es en ese mundo musical que Jones aterriza en Manhattan en el verano de 1999 y decide no volver más a Texas atrapada por la enorme escena musical.



Sus comienzos los hizo con la banda Wax Poetic hasta que formó su propia agrupación con sus actuales músicos. Incluso cuando grababa en mayo de 2001 parte de los catorce temas que componen Come Away With Me ni siquiera sospechaba que a punta de tocatas en vivo alcanzaría disco de oro en Estados Unidos y, de paso, la aceptación de una buena parte del mercado norteamericano que la ha visto de un escenario a otro convenciéndose de su talento.



Hoy sus voz se asocia a otras como Carol King y Diana Krall, pero en versión mejorada. Romántica, sensual, sofisticada y elegante. Su amplitud vocal y la calidad del registro asombran. Sobre todo cuando a punta de sutilezas y desbordes sugerentes expone sus melodías. Ocurre lo mismo cuando junto al piano se atreve a incursionar en algunas líricas en las que oficia cómodamente así como también cuando toma con respeto composiciones de Jesse Harris, Lee Alexander -músicos que forman parte de su banda- y hasta rememora Cold Cold Herat un tema country del legendario Hank Williams, al igual como lo han hecho figuras como Bob Dylan y Beck, por mencionar a algunos.



Una de las primeras lecturas que se hacen al momento de escuchar el debut de Come Hawai With Me llama la atención la dulzura de su voz. Pero es precisamente su calidad interpretativa la que sorprende en temas como The Nearness of You y el Don’t Know Why con que se inicia la placa y donde la artista oficia como compositora.



La interpretación de temas que rayan en el soul y el blues son el soporte perfecto donde su voz se acomoda simple y lúdica. Sin embargo, es imposible no reconocer en este disco la esencia jazzie que poseen sus canciones con tintes contemporáneos. Eso, se entiende al momento de indagar y saber que antes que Jones lograra un contrato con una disquera internacional anduvo divagando en el circuito jazzístico en diversas aventuras que nunca la llevaron a concretar su sueño de editar un disco junto al guitarrista Charlie Hunter.



Los sonidos melódicos a veces huelen a blues de los ’70; pero también, en forma camaleónica, es capaz de hacer una interpretación sofisticada con sólo su piano y voz a cuestas. Lo mismo hace con las baladas románticas que se incluyen en Come Away With me. Además, en la placa hay una combinación de elementos antes mencionados con folk-pop que hacen de este disco una melodía contemporánea.



En eso también cobra importancia la producción de Arif Mardin, experto en arreglos de grabaciones que han marcado hitos como los de Aretha Franklin, Dusty Springfield, Roberta Flack y Willie Nelson, por nombrar algunos.



Lejos de los discos que la industria se ha acostumbrado a poner en sus vidrieras durante los últimos años, este placa es de excelente factura. Quizás una de sus mayores fortalezas es la originalidad de su propuesta, su estilo marcado y la potencia de su interpretación. Es más, el hecho que por el curso de toda la placa Jones se pasee por diversos estilos no hace otra cosa reflejar la honestidad con que fue concebida esta propuesta.

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