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Colmena: El Otro Yo después del dolor

Luego de tres años de silencio discográfico la banda pionera del rock independiente argentino regresa lleno de sentimientos puros, plasmados por el duelo de la muerte de la madre de los hermanos Aldana, líderes del grupo y de Ricky Espinoza -vocalista de Flema- quien murió cuatro días luego de haber grabado para este disco. A pesar de todo, el espíritu renace en este disco. Esto es Colmena.


A mitad de los noventa, las generaciones post Nirvana lloraban la muerte de Kurt Kobain y veían como se quedaban sin referente de sus desencantos. Fue ahí cuando con algo de retraso, la movida independiente llegó a América Latina y encontró en Argentina un buen nicho para establecerse.



Fue ahí cuando bandas como Suarez, Fun People, y El Otro Yo comenzaron a corroer la establecida plataforma impuesta por las disqueras internacionales, y de mano en mano se abrieron paso en silencio, sin aparecer en la televisión y apenas sonando en la radio.



En Chile, fue Pánico quien hizo eco de esta movida, basada en la autogestión y compartiendo un sonido poco pulido -low fi- que remeció los oídos adolescentes de fin de siglo.



Las generaciones habían heredado el sentimiento de resignación y desencanto que los autores de "no me importa morir" trasmitían en su música. Pero hoy las cosas han cambiado y la banda liderada por los hermanos Aldana, tras una serie de encuentros con la muerte, cree que la apatía y la resignación ya no sirven.




"Resignarse a que nada se puede cambiar, a que los pibes de Tucumán siempre se van a morir de hambre, no sirve, es una pelotudez", aclara Cristian Aldana, responsable de las voces y de buena parte de la ideología de El Otro Yo.



Es que muchas cosas pasaron en estos tres años de silencio. Por una parte sumaban las malas noticias. Argentina sumida en la peor crisis social de su historia, la muerte de su buen amigo Ricky Espinoza de Flema quien participo en este álbum como invitado, el fallecimiento de Dee Dee Ramone -buen amigo de la banda e integrante de la mítica banda The Ramones- y para peor, la muerte de Pity, madre de los hermanos Aldana.



Uno más



En ese cuadro de dolor, se podría pensar que Colmena es un disco lleno de la melancolía y tristeza, pero la banda trasandina sorprende con una producción en colores, fresca pero con una carga emocional importante. Claro, no todo ha sido tan malo para ellos este último tiempo, porque el cuarteto sumó un nuevo integrante a la banda con el nacimiento de Bambú, el hijo de Fernanda Aldana -bajista-, con el tecladista Ezequiel Araujo.



"Y podés salir al mundo ahora a descubrir el mundo, viviendo cada día como el último. Esperando la bendición, recibiendo la bendición. Y tu panza movediza a punto de estallar, trayendo vida nueva a todo este lugar"i, es parte de "bendición", tema que escribió el tio Cristián para Bambú, pocos días antes de naciera.




Con una presentación gráfica inédita y hermosa, Colmena es un disco lleno de vida y de muerte en su mejor expresión. "No creo que la muerte sea algo negativo. Cuando gente tan querida se te va al otro mundo, trato de atravesar los espacios. Transportarme, como cuando pinto o toco, me gusta perderme", confiesa María Fernanda Aldana, quien además trabaja en su proyecto solista Dios te salve María.



Con mensajes directos, breves y muy emocionales, El Otro Yo tiene en este disco una muestra de temas llenos de energía nuevas, y tomando también el tema social, que recuerda los buenos años de Attaque 77. "Cantando a la gente que duerme en la calles, están tan fríos!, abrigados sólo con cartones, están matándonos", dice la letra de "Calles" su primer sencillo.



Después de escuchar Colmena, placa que pasa rápida pero intensa, queda la sensación de que los chicos apáticos se la juegan por lago y creen que algo se puede hacer. Es como una provocación al lema punk del "no future", porque acá queda claro que todo tiempo futuro será mejor. "Si cambia uno, cambian los demás" aseguran ellos.

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