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Cuturrufo: «La gente siempre va a preferir escuchar tonteras»

Purista como él solo. Bop. Clásico. Sus maestros inspiradores, obviamente Parker y Gillespie. Bebop. Cristian Cuturrufo es uno de los trompetistas más respetados del país y está pronto a sacar su tercera producción: Recién Salido del Horno. Bop. Aquí habla del concierto que ofrecerá esta noche, de su música y del pop chileno, el que es "horrendo", dice. Bebop bop.


El coquimbano es tal vez uno de los más imprescindibles jazzistas de la nueva generación de jóvenes que, sin querer queriendo, ha hecho lo que parecía algo impensable tiempo atrás: popularizar los ritmos sincopados de trompetas, trombones y baterías de aquel estilo iniciado hace ya mucho en Nueva Orleans y que tiene la capacidad de reinventarse siempre.



A pesar de superar escasamente los treinta años, Cuturrufo cuenta con dos producciones personales (Puro Jazz y Latin Jazz, ambos del sello Big Sur), además de, por cierto, participar en un incontable número de proyectos y trabajos de amigos suyos.



Pero es verdad. No se producen grandes aglomeraciones en las tiendas para comprar discos de jazz. Sin embargo, es innegable que de un tiempo a esta parte la música heredada por, entre otros, el mítico Louis Armstrong, se ha ido ganando un espacio en el escenario local fruto del esfuerzo de grupos como Angel Parra Trío, Pancho Molina y Los Titulares y los músicos Jorge Díaz, Christian Gálvez, Claudia Acuña y Pedro Greene, por nombrar sólo a los más representativos. Y entre ellos, Cristian Cuturrufo cuenta con un lugar privilegiado.



Cuturrufo se presentará hoy a las 23 horas en el Teatro Italia (ex discotheque Oz) junto con Angel Parra Trío y el grupo La Marraqueta, de Pedro Greene, donde aprovechará de compartir los nuevos temas de su próxima producción Recién Salido del Horno. El disco, que debiera estar fuera del horno en febrero, tendrá ocho temas grabados en vivo y se asemejará más a su primer álbum, ya que "es absolutamente bebop, aunque de todos modos tiene aires de latin jazz. Pero lo más importante -enfatiza- es que está producido absolutamente por mí", cuenta Cuturrufo.



"La gente está entendiendo lo completo y entretenido del jazz"



Durante el verano Cuturrufo se concentrará en su zona. La próxima semana reinaugurará el Club de Jazz de Coquimbo y asegura que la música no parará de sonar durante enero y febrero con recitales de los más graneado de la escena musical criolla.



Asimismo, ya tiene en carpeta dos discos que espera tener listos este año. Uno a dúo con Valentín Trujillo y otro de baladas que hará con una orquesta de cámara. Su trabajo, sin embargo, no apunta a vender miles de placas, porque "me dedico a la música de otra manera, sin pensar en las ventas. El éxito comercial, que por lo demás me tiene sin mayor cuidado, es sólo una consecuencia del trabajo", dice.



– ¿Cómo puede afectar en la producción musical de un disco cuando se pone el énfasis en las ventas?
– Te resta la calidad. Es súper penca pensar en la plata. Cuando uno es músico de verdad vives para tocar, y si vendes bien. Eso lo determina la calidad. Mi preocupación es evolucionar como músico y no vender más o menos. Si bien en Chile no hay un mercado masivo que consuma jazz, hay un gran círculo de gente intelectual o vinculada al jazz que necesita estar comprando discos de chilenos originales. Y eso es un mérito nuestro.



– Hace un año y medio te quejabas de la escasa difusión del jazz y que la actividad musical era poca. ¿Tú crees que ha cambiado ese escenario?
– Absolutamente. Lo que pasa es que por un lado tuvimos el bajón de la radio Clássica, que aportó mucho a la difusión de toda la gente vinculada al jazz, pero por otro lado la prensa y los diarios empezaron a pescar más y preocuparse de dar cuenta de los conciertos, las giras y las producciones locales. A ello se suma la salida de músicos jóvenes y nuevas bandas en el medio nacional, lo que ha permitido que se nos tome más en cuenta.



-Pero al parecer la razón principal es que los músicos jóvenes están haciendo un jazz más contemporáneo.
– Actualmente se produce la mixtura entre gente joven que sintoniza con un estilo más contemporáneo y una calidad indudable de músicos estudiosos y llenos de talento. También nos hizo muy bien reclamar en su memento la escasa difusión que teníamos, porque ahora ha empezado a publicarse más sobre jazz en revistas y diarios, y los protagonistas estamos preocupados de hacer cosas a cada rato, con festivales y conciertos en todo Chile y el extranjero.



– ¿El auge del jazz en Chile se debe a una moda o tú crees que es el inicio de una tendencia más permanente en el tiempo?
– Nuestra música efectivamente se está masificando un poco más en la gente, sobre todo entre los jóvenes. Por ejemplo, en los últimos recitales en que he estado no ha dejado de sorprenderme el gran número de público que asiste y la sintonía que se produce con ellos. Se produce algo súper entretenido y es que al tocar bien la gente lo reconoce. Pero por un lado claro que hay una moda, pero una moda tramposa porque la música del jazz es muy compleja. Algo está pasando y la gente está entendiendo lo completo y entretenido del jazz.




– El jazz sigue siendo considerado elitista. ¿Cómo se podría bajar del Olimpo?
– Yendo tocar a las poblaciones y regalando música. Si bien la mayoría siempre va a preferir escuchar tonteras, el entendimiento que se necesita para escuchar el jazz hace que el lazo que se produzca con el público sea muy sincero y profundo. Hay que tocar en todos lados. Estar en la calle, ir a poblaciones, y eso va a provocar que la gente que es ignorante escuche algo distinto y le termine gustando.



– ¿Y cuál es tu visión de la música popular chilena?
– Bastante degradante en cuanto al pop. Con todo el talento que tiene Jorge González, Los Prisioneros son horribles. ¡De qué estamos hablando!. La Ley o Lucybell no me aporta nada, ni al oído ni a nada. No es cómo la música que hacemos nosotros en la que hay estudio detrás, hay armonía, hay evolución. Es como lo que ocurre con el asqueroso fenómeno axé. Lo que los productores hacen es explotar ese estilo porque son canciones basadas en estructuras extremadamente simples, por no decir básicas. Esa música está trabajada como producto comercial y jamás como cultural o intelectual.



– ¿Es un problema intrínseco del pop o de las bandas chilenas dedicadas a ese estilo?
– Hay un problema muy claro: el ochenta por ciento de la gente que hace pop en Chile no ha estudiado música. Trabajan con dos o tres acordes y nada más. No saben de historia de la música, no saben armonía, no han tenido una base de conservatorio ni como autodidactas se han preocupados por estudiar composición. Es pura ignorancia y se manejan con un par de acordes que les sirve para vender canciones con puras letras ridículas. Al final uno tiene que preguntarse quiénes están haciendo música de verdad en Chile, porque para ser músico hay que estudiar. Y mucho.



– Puede hacerse entonces un buen pop.
– Podría ser. Teniendo herramientas sólidas para entregar un producto mínimamente aceptable, pero lo más importante es que musicalmente sea un buen trabajo, si no van a existir los Scaramelli, los Keko Yunge…



«No arriesgaría la música que hago por plata»



A pesar de las dificultades que enfrentan en particular los jazzistas para dedicarse por completo a la música, Cristián Cuturrufo no se amilana. Es más, a pesar de tener ya varias giras internacionales en el cuerpo, señala que jamás partiría del país, porque dice sentir "un vínculo familiar muy fuerte y porque quiero aportar al jazz en y desde Chile".



– Es una especie de compromiso con tu tierra.
– Prefiero vivir como un chileno de primera que como un americano de segunda. Y si bien Estados Unidos puede ser musicalmente la raja, yo soy latinoamericano, me gusta Chile y me gusta Coquimbo. Tengo muchos proyectos para viajar a Europa, pero con eso me basta para aprender y traer nuevos aires. Jamás para vivir allá. En todo caso, es una decisión de cada uno.



– ¿Y qué piensas de Claudia Acuña, que se fue a vivir a Estados Unidos teniendo un éxito tremendo?
– Lo que hizo la Claudia es una odisea. Ella es una verdadera heroína por todo lo difícil que es hacerse un nombre allá y por la carrera que ha desarrollado. Me parece muy bien por ella, de verdad. Y quienes quieran irse, bienvenido, pero siempre con la mentalidad de aprender para después aportar acá. Es la única manera que crezca la música en Chile.



– ¿Qué concesiones no harías como músico?
– No arriesgaría la música que hago por plata.



– ¿Y qué sería para ti venderte musicalmente?
– Tocar en el matrimonio de mi ex mujer por plata.



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