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Crónicas cínicas XIX

– Yo sé que esto te va a ofender Gordo, pero estas sagas entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, me dan un poco en las pelotas, son medias pomposas y faltas de humor, a no ser que los personajes sean pequeños, periféricos y débiles: los Hobbits, el enano guerrero Gimli, Golum. Los otros héroes: Legolas, Aragom, el rey de Rohan y Gandalf, son unos pernos que están siempre maquinando, politiqueando y siendo en general aburridos excepto en las batallas, donde están geniales.


El Negro y el Guatón están echados a la sombra de un arbolito cerca del agua en El Manzano, a la entrada del Cajón del Maipo. Al borde del río las tres chicas que conocieron la noche de año nuevo se mojan las patas sentadas en unas piedras. Los muchachos toman de un jarro con tapa, vino con frutillas, contribución al pic-nic de la Laura, la colorina cinéfila a la que se había arrimado el Guatón. Ellos pusieron las empanadas de horno y la plata para la micro. Teresa, la bajita pecosa de buen cuero -a la que Murillo miraba con ojos calentones- había traído la música y un queque, y la Porotito -llamada así porque se parecía a la flaca homónima de la tele- y que era de Rancagua, trajo una botella de pisco, choreada de la casa de sus tíos.



Han pasado toda la tarde leseando, comiendo y chupando, el sol está cayendo. A estas alturas están todos medios curados, las cabras se ríen solas, mientras ellos entre que se duermen y conversan. Murillo ha contado con pelos y señales varias veces sus aventuras cubanas así es que sin muchas ganas, le comenta a su amigo:



– Vi Mi Gran Boda Griega, compadre.

– ¿Y? ¿Qué te pareció, Negro?

– Bueno una peli en que una mina feúcha, deprimida y en vías de convertirse en solterona porque su familia es posesiva, prejuiciosa y sobre todo racista, no deja de ser interesante. Hacer una comedia con este conflicto que es mas bien material de tragedia, tiene su gracia. Otro logro es la dulzura, paciencia y tolerancia de la protagonista para bancarse a sus padres. Eso es raro, así como la transformación de esta mujer asexuada en un bombón gracias al amor.

– Sí, y en este caso, lo encuentro más interesante, porque no es una transfiguración mágica sino un lento proceso en el que están súper bien documentados los pasos que van desde la indiferencia a la coquetería.

-Esa es la parte autobiográfica que aporta la actriz y guionista Nia Vardalos, Todo partió de la pieza teatral que escribió, según dicen, usando recuerdos de su familia en Winnipeg . Tom Hanks la vio en un teatro de Los Ángeles y le produjo esta peli, con el buen criterio de dejar a la Vardalos hacer y deshacer. Esa honestidad es la que vemos en pantalla y es lo que le da a esta pequeña historia una tremenda credibilidad, porque comedias sobre el tema de cómo alguien se llegó a casar, hay millones. Pero ésta tiene algo de genuino que hace que se pare sola un poquito al lado del mierdal comercial del género.

-Te creo y estoy de acuerdo en que es la actriz y creadora de guión la que le da ese tonito de verdad: la cabra tiene carisma, encanto y es profundamente creíble. ¿cachaste, Negro, que es casi inexistente el punto de vista masculino?



En eso llegan corriendo la Teresa y la Laura con los vestidos mojados por el chacoteo en el agua. Se tiran sobre los cabros muertas de la risa, haciéndoles cosquillas, dándoles abrazos y apretones. Los dos, desconcertados, no saben cómo reaccionar ante el desparpajo libertario de las chicas. Cuando se les pasa el ataque de risa, se tranquilizan y sin soltarlos del abrazo con que los inmovilizan, Laura les pregunta sonriente:



– ¿Y de qué estaban hablando los campeones? ¿de las tremendas minas que se encontraron? ¿aaahh?



Desconcertado y sin saber qué responder, el Guatón balbucea:



– Noooo, naaa, estábamos hablando de Mi Gran Boda Griega no másÂ…



La Teresa que tiene agarrado a Murillo, lo mira fijo y le dice muy cerquita y lentamente:



– ¿O sea que no estabas comentándole al Gordo lo lindas que son mis tetas?



Murillo enmudece, las dos sueltan una carcajada y salen corriendo de vuelta donde la Porotito, que las miraba sonriendo desde el borde del río. Al levantarse y mientras corre hacia el agua la Laura les grita:



-¡No hablen más hueás, olvídense de las películas y vengan a mojarse las patas con nosotras, cabros giles! ¡Vengan, vengan!



Los dos, como empujados por un resorte salen tras las cabras, que los esperan sonrientes con la botella de la Porotito a medio tomar.



Más tarde, ya anocheciendo, los cinco vuelven a Santiago en bus. Van sentados en el último asiento. Las chicas dormitan. La Teresa apoyada en Murillo, Laura acurrucada contra el Gordo y la Porotito, sentada al lado de Laura, cabecea contra el vidrio. El Gordo y Murillo conversan en voz baja:



– ¿Que te pareció El Señor de los Anillos, Gordo?

– Tu sabís que a mí me interesa mucho la mitología Sajona, Negro y en ese sentido estas películas las encuentro impecables. Mantiene el imaginario que uno evoca cuando lee los libros, les pone cara y entorno a los personajes que uno conoció sólo en la intimidad de la menteÂ…



Laura, que al lado del Gordo dormita, sin abrir los ojos los interrumpe y les dice con una sonrisa:



– ¿Se cacharon que Golum parece que fuera el hijo de Peter Lorre y la Mia Farrow?



Los dos se largan a reír ante la agudeza a la que Laura, a estas alturas, ya los está acostumbrando. Murillo una vez retornada la calma reinicia sus comentarios.



– Yo sé que esto te va a ofender Gordo, pero estas sagas entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, me dan un poco en las pelotas, son medias pomposas y faltas de humor, a no ser que los personajes sean pequeños, periféricos y débiles: los Hobbits, el enano guerrero Gimli, Golum. Los otros héroes: Legolas, Aragom, el rey de Rohan y Gandalf, son unos pernos que están siempre maquinando, politiqueando y siendo en general aburridos excepto en las batallas, donde están geniales.



– Las batallas son las partes buenas de la peli, ahí es donde se transforma la saga en un espectáculo de proporciones épicas. Los efectos digitales son plenamente creíbles, la fotografía de exteriores filmada en Nueva Zelanda es espectacular, los ángulos de las cámaras tienen puntos de vista inverosímiles, la dinámica de la acción es a todo chancho. El director, Peter Jackson sabe su negocio.



– La lata es que hay que bancarse el lado fome de tu amigo J.R.R. Tolkien. Guatón, su lado de serio profesor de literatura sajona medieval, en Oxford. Su lado didáctico lo obliga a explicarnos razones, peculiaridades y lógicas de cada una de las culturas o etnias que interactúan en este mundo imaginario de la Tierra Media. Y lo que queremos son batallas, cahuines y amoríosÂ…




– Lo que pasa, Negro, es que los códigos entre los que Tolkien se mueve son las viejas matrices culturales de la Islas Británicas, las sagas Sajonas, las historias de caballería Normanda, los mitos Celtas, los cuentos populares Escoceses de Tierras Bajas y las canciones Vikingas de las Tierras Altas. Son dos mil años de historia que está manejando el viejito y es desde este potpourri cultural de donde sale para nuestro deleite, la historia de El Señor de los Anillos.




– Sííí, está bien, Gordo, sólo que estas sagas de gestas épicas a ti siempre te han gustado, sean Nórdicas, Sajonas, Españolas o Francas: Los Nibelungos, Beowulf, la Canción de Rolando o El Cid, las has leído, comentado, interpretado y a mí, quizás por ser másÂ… ¿cerebral?Â… nunca me han interesadoÂ… tanto.



El Gordo, ofendido le replica:



– ¿Cerebral, tú?



Al hacer esta pregunta, Teresa que dormita junto a Murillo se despierta y les pregunta entre sueños:



– Cabros, y a ustedes por casualidad, ¿no les gusta también el fútbol?



* Luis Mora, realizador, comentarista y profesor de cine.
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