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El Aro: Escalofriante tensión sicológica

Protagonizada por Naomi Watts -Mulholland Drive- esta cinta de suspenso y terror sicológico, espléndidamente escrita, notablemente dirigida y actuada casi a la perfección, narra cómo escalofriantes e inquietantes leyendas urbanas pueden hacerse realidad.


Las más perdurables y generalmente las más inquietantes historias de asesinatos y mutilaciones que les ocurren a personas comunes y corrientes se relatan alrededor de hogueras, son repetidas en fiestas de piyamas y diseminadas mediante cadenas enviadas por correo electrónico. Algunas pueden haberse iniciado como chismes o rumores sencillos que, como un viejo juego de teléfono, fueron aumentadas y eventualmente se convirtieron en mito a medida que iban de una persona a otra.



Con esta idea, director Gore Verbinski (La Mexicana), pone en marcha la presentación de la historia de El Aro, cuando dos amigas que están platicando en una habitación, comentan un relato que escucharon en la escuela acerca de un chico que después de ver una extraña grabación recibió una llamada telefónica y al cabo de una semana murió.



Esta película, basada en la cinta Ringu, del director japonés Hideo Nakata, intenta impactar desde el comienzo con una historia interesante pero que por momentos decae en su intensidad. Sin embargo, tener al espectador inquieto todo el filme, es una tarea casi imposible para cualquier director, por lo que ciertos baches en el desenlace del largometraje, se perdonan.



Verbinski presenta la historia en un tono frío y tétrico, con una gran atmósfera sombría que resalta la tensión que pretende crear en el público, además de incorporar una serie de inteligentes flash que nos acercan y conectan con la cabeza y emociones de los personajes. El manejo del terror sicológico está muy bien llevado, ayudado por una excelente actuación de Naomi Watts, interpretación que al igual que en la última cinta de David Lynch, Mulholland Drive, roza la perfección.



La trama gira en trono a extraña cinta de vídeo llena de imágenes espeluznantes, seguida de una llamada telefónica prediciendo la muerte en exactamente siete días a la persona que la vió. Como periodista, Rachel Keller (Watts) escucha el relato con escepticismo hasta que cuatro adolescentes mueren misteriosamente, precisamente una semana después de haber visto la cinta.
Permitiendo que su curiosidad investigadora la domine, Rachel encuentra la cinta de vídeo y la ve. Ahora, debe buscar la ayuda de su amigo Noah (Martin Henderson) para que le salve la vida y la de su hijo (David Dorfman). Únicamente les quedan siete días para descifrar el misterio de El Aro.



Muchas películas que intentan desarrollar suspenso y terror, como El proyecto de la bruja de Blair, se quedan en el camino cuando la parafernalia en torno al filme se torna más importante que él mismo. Y peor aún cuando el director por trabajar en una cinta de este género, obligado a desacomodar al espectador de su butaca, trata de crear tensión con sobresaltos forzados que no siguen con la línea del relato y se trasforman en tropiezos más que en sustos súbitos.



En los últimos años la mayoría de los filmes de horror han tratado los temas muy desordenadamente, intentando provocar e impactar mediante la muerte de un sinnúmero de personajes a manos de extraños, excesivos y clichés asesinos. La idea es sugerir, y horrorizar sin mostrar, sin ser explícito. Eso es lo que cuesta, pero es lo que realmente se valora en el cine. Algo como lo que hizo en director hindú, M.Nigh Shyamalan en Señales, donde realizó de gran manera una cinta de suspenso y terror sicológico sobre extraterrestres que invadían la tierra. La película aguantó bastante bien todo el desarrollo de la historia sin mostrar ningún alienígena, hasta los últimos minutos donde era justificable e imprescindible su aparición.



Por suerte, El Aro, no cae en el error de ser explícito y presenta un gran respeto por el terror sicológico, además que trata bastante bien la idea de la tensión, en una especie de tire y afloje, dejándote respirar después de un buen susto, pero no dándote tiempo para componerte antes de enviarte otro. Son trozos visuales potentes pero dosificados para que puedas seguir sin problemas la historia pero que también saltes una que otra vez de tu asiento.



El Aro se presenta como una cinta con una interesante fotografía, bien caracterizada, con una atmósfera angustiante y escalofriantemente bien realizada, con una gran dominio de los puntos altos y bajos de tensión, una historia entretenida y bien tratada y un final digno de algún premio o reconocimiento por el estilo.



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