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Crónicas cínicas XX

– Hable con ella es una genial reflexión sobre el cuerpo, las mutilaciones psicológicas y físicas, Negro. Ya la primera escena te deja pa dentro. Lo que a mí me asombra es que Almodóvar cada vez está mejor, cada vez refina más su versión del lenguaje del melodrama. Sobre todo su capacidad para hacer creíble la realidad obtusa de las historias tan singulares que trata.


El Gordo y Murillo chalupean a duras penas por un camino polvoriento de la Sexta Región. Van camino a la casa de un primo de Murillo que tiene una parcela con piscina no lejos de Santa Cruz. Son las dos de la tarde y a pesar de que hacen mas de 34 grados, ingenuamente decidieron caminar los cinco kilómetros hasta la casita. Para más remate al Gordo se le ocurrió comprarse una tremenda sandía que pesa una tonelada, amén de las mochilas con la ropa. El sol les da en la frente, la tierra del camino está reseca y cuando pasa una citrola, una moto o un tractor de tanto en tanto, los deja como empolvado. Para mas recacha, el camino está bordeado de zarzamoras, así es que no tienen dónde descansar, a no ser que se sienten en medio del camino.



El Gordo, transpirando a chorros, putea por el calor, por la mochila, por la sandía, por la mala idea de venirse a pie y por las sandalias que le cocinan los pies con el polvo caliente a cada paso que da.



Murillo apechuga mejor, llevando la sandía de vez en cuando.



Los dos están chatos, ya no quieren más guerra. Por suerte al dar una vuelta del camino descubren a treinta metros, un entrada de fundo con un sauce, un banquito pa esperar la micro y una acequia que pasa justo frente al portón.



Murillo se pone a correr para llegar luego a guarecerse bajo el sauce, el Gordo lo sigue a un tranco más parecido al que tenía un rebaño de vacas con el que se cruzaron al salir de Santa Cruz.



Ya sentados a la sombra, el Gordo parte la sandía con un golpe de piedra. Dándole grandes mascadas a la jugosa fruta se la come ansiosamente. Calmada la sed y la angustia, ya en el paraíso del frescor de la acequia y el sauce, le indica a su amigo un trozo de sandía y le dice:



– ¡Putas Negro! ¿Cómo nos metimos en este forro?
– ¿Cuál forro, Guatón llorón? Vamos a una casa con buena onda donde tienen piscina, parrilla pa asados, Sky, parrón, copete y buenas camas. ¿De qué te quejái, aaah? Y ahí viene la micro, más encimaÂ…



Le dice esto a su amigo mientras agarra su mochila para hacer parar el vehículo. El Gordo, callado, trata de juntar los pedazos de sandía sobrantes, pero como son varios no tiene suficientes manos para agarrarlos. Al final toma su mochila y el pedazo más grande, dejando en el banquito el desparramo detrás suyo. La micro ya paró. Los dos se suben a duras penas con sus bultos.



Mas tarde, relajados después de un zambullón en la piscina, echados en unas tumbonas bajo un quitasol de paja, vuelven a los viejos temas de siempre: la cartelera cinematográfica. El Gordo pregunta:



– ¿Y que te pareció la que vimos en el Normandie?

-¿El Bola, esa española? Bien me pareció, esta bien hechita. Ahora lo que es asombroso es que funcione mas o menos bien a pesar de que es una película educativa, hecha con una misión social. Es tan políticamente correcta que uno se sorprende al quedarse en la sala viéndola en vez de salir corriendo por lo predecible y fome del tema.

– Es una película de misión realista socialista en versión social demócrata, Negro. Llegan poco a Chile, pero se hacen a montones en Europa.

– ¿De misión realista socialista en versión social demócrata? ¿No es un poquito confuso lo que estay diciendo, Guatón?

– Sííí Negro, ( se ríe) la verdad es que me salió un poco enredado. Pero lo que quiero decir es que es el tipo de cine que deja contento a todo tipo de autoridades, a políticos, a sociólogos y demases, por ser una propuesta justa y aleccionadora que le enseña a las masas el correcto pensamiento pero que le hace un flaco favor al cine, porque se aleja del concepto de ficción, de fabulación, de poética y reafirma en algunos la convicción de que el cine debe ser útil y educativo.

– Lo asombroso es que algunas de estas pelis logren un mínimo de interés en el público, hasta se sacan premios y son alabadas por los despistados que se compran la tesis de que muestran los problemas de la sociedad. Y que de eso se trata hacer un buen cine. Ahora yendo a la concreta, debo decir que no está mal hecha, los pendejos actúan bien y la historia se sostiene débilmente, pero se sostiene.

– No seái complaciente, Negro, la peli es fome, le cuesta entrar en materia -te demoras una hora pa cachar el conflicto- la actuación de los adultos es mediocre- el padre del Bola es atroz. ¿No te acordái al final cuando está en el auto de los buenos? Es pa la risa, compadre, yo me latié caleta. ¿Y la otra española que vimos en el festival de Cine español / francés en el Centro de Extensión de la Cato?

– ¿Año Mariano?

– Sí, esa del gil que ve a la Virgen cuando se queda dormido en medio de una quema de pitos. Me parece que aquí estamos en la otra vertiente del cine español, no en el de las buenas conciencias de la clase media española, sino en el lado guarro y popular español. Ese lado proleta anárquico, come-curas, borrachín e indisciplinado de nuestra madre patria. Es el lado que explotan Vigas Luna, Alex de la Iglesia, Juanma Bajo Ulloa y toda una serie de jóvenes chic que están con el pueblo. Y de éstas las hay buenas: Airbag, El Día de la Bestia, Perdita Durango, regulares: Jamón, Jamón y malucas como ésta.

– Si es Opera Prima, Guatón, no hay que ser tan duro con los realizadores: Karra Elejalde y Fernando Guillén Cuervo, la actuaron la dirigieron y la escribieron más encima. Casi involucran a Juanma Bajo Ulloa, el de Airbag, película donde éste par tuvo gran protagonismo también.

– Está re bien , Negro, pero igual le falta ritmo, el guión es medio desarmado, como que es una colección de escenas que no se ligan, que no alcanzan a armar la historia, es medio confusa.

– Noooo, sí tenis razón, Guatón, es súper desarmada, lo que la hace fome. A pesar de que tiene unos ingredientes y un tema que pudo ser la raja: curas manipuladores, apariciones de la Virgen, la tele, la religión como espectáculoÂ… No sé, la verdad es que le tengo como simpatía a ese lado desfachatado y antirreligioso de los españoles, pero es pura arbitrariedad de mi parte.

– Sí, Negro, porque es fome. Uno ruega pa que se ponga mejor, que agarre vuelo, pero se queda ahí no mas, dando bote, y la verdad es que la historia no se entiende, hay personajes que aparecen y no se sabe de dónde salen ni dónde van.

– La de Almodóvar es otro cuento, ¿no? Este sí que es gran cine, compadre.



En el momento que iban a comenzar a hablar de Hable con Ella de Almodóvar, alguien detrás de ellos tira un perro labrador negro a la piscina, salpicando a los muchachos. La voz jovial del primo les grita:



– ¡Tírense al agua, arranaos, se la pasan puro hablando, parecen minas!



Los cabros se ríen y se meten al agua nuevamente, sin muchas ganas.



Al atardecer, el primo esta afanado preparando un cordero a la parrilla.. El primo les mete conversa:



– Les van a caer súper bien, es una amiga de Rancagua con un par de cabras de Santiago- les dice el primo, mientras entra a la casa a buscar la carne para adobarla.



– Simpático tu primo, Negro, ta re buena la ondaÂ… Igual, no hemos podido hablar de Hable con Ella, estamos como censuradosÂ…

– Noooo, Guatón, es que a la gente le parece raro a veces que se hable de cine. La mayoría va a las películas de vez en cuando no más, y a entretenerse. Pero volviendo a lo nuestro, la de Almodóvar me pareció perfecta. Es bella, está estupendamente bien realizada, es sutil y refinada.

– Estoy contigo, Negro, es una genial reflexión sobre el cuerpo, las mutilaciones psicológicas y físicas. Ya la primera escena te deja pa dentro. Lo que a mí me asombra es que Almodóvar cada vez está mejor, cada vez refina más su versión del lenguaje del melodrama. Sobre todo su capacidad para hacer creíble la realidad obtusa de las historias tan singulares que trata.

– Para mí, se cae en dos pelotudeces: en el chiste de la portera y en el comentario de la comunicadora de la cárcel. Son dos tonteras, el resto es genial. Me dio una sensación de felicidad estética verla.

– A mí también, contesta el Gordo.



De repente se escucha un auto y un alboroto. Aparece el primo con un grupo de mujeres al borde de la piscina. Una de ellas lanza una gran risotada.

-¿Y ustedes qué hacen aquí?



Detrás de Laura que los mira sonriente, está Teresa muerta de la risa y la Porotito que apretada al primo no lo suelta de un cariñoso abrazo.



Los dos amigos están atónitos, no pueden creer su buena suerte. Las cabras de Santiago han caído como del cielo.



Éste sí que va a ser un buen fin de semana.



* Luis Mora, realizador, comentarista y profesor de cine.
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