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Ismael Serrano: «Es patética la actitud de perro faldero de Aznar»

No se anda con cuentos ni tampoco se los compra. Sencillo, reflexivo y crítico, Serrano se desenvuelve con la misma comodidad hablando tanto de música como de política, pero no busca hacer de sus canciones panfletos sino, simplemente, expresiones de lo que le emociona. En conversación con El Mostrador.cl habló de sus inquietudes sociales, peló a su presidente y reivindicó a la música militante.


"Nunca pensé que se acordarían de mí", confiesa un sorprendido Ismael Serrano respecto a la acogida que tuvo en Concepción el jueves, día del primer concierto de su gira por Chile. ¿Sorprendido? La palabra más precisa más bien sería el de humilde y hasta ingenuo, pues con cuatro producciones a cuestas, el cantante español se ha ganado un número nada de despreciable de fieles seguidores en nuestro país.



Por cierto, no concita el interés de otros músicos, pero sus canciones poco a poco van seduciendo con letras reflexivas y que siempre cuestionan las injusticias de toda índole a nuevos admiradores. "Me emociona todo, desde la lucha de un indígena en una selva mexicana y mis relaciones de amor y desamor hasta la historia de un habitante de Bagdad que mira todos los días el cielo esperando, con terror, ver un B-52", se justifica.



Con La Traición de Wendy como último trabajo y el single Cien Días escuchándose en las radios, Serrano llegó a Chile como tercer puerto de una gira que lo ha llevado a México y Perú, y que después de nuestro país lo harán visitar Argentina y Uruguay.



De Aznar y otras yerbas



Imposible no hablar de política y las movilizaciones que se han realizado en su país en protesta por la postura de José María Aznar en el actual conflicto bélico en Irak. Y Serrano no tiene ningún problema de hablar sobre el asunto. Es más, admite que "me duele bastante no estar participando en eso, porque me sumo a ese clamor abrumador que hoy en España dice no a la guerra".



-¿Qué sientes al escuchar a Aznar?
– Él cree que la mayoría absoluta supone un cheque en blanco para hacer lo que quiere y despreciar la voluntad de su población y sus propios votantes. Y más indignante y más bochornoso es la actuación que ha tenido en Latinoamérica, sobre todo en Chile y en México tratando de convencer a los gobiernos para que apoyen los afanes belicistas de Bush. Es patética la actitud de perro faldero de Aznar.




– ¿Cuál es la reflexión que hace la ciudadanía española? ¿Hace una relación entre las políticas económicas del actual gobierno y la ideología que la subyace que lo motivan a estar a favor de la intervención en Irak?
– Aznar ha dejado de merecer la confianza de los españoles en cuanto a sus políticas económicas. No en vano ha sufrido una huelga general que fue seguida masivamente por los trabajadores. No sólo eso, los estudiantes han salido a la calle en manifestaciones de las más masivas en la historia de la democracia española. En general la gente se está dando cuenta que el gobierno de Aznar es de derecha, independientemente de su empeño por parecer de centro. El desencanto en la mayor parte de los votantes es brutal, hasta el punto en el que se están tornando las encuestas de las elecciones municipales ahora en mayo. Aznar se va a dar una hostia, porque nadie sabe en qué favorece el apoyo de Aznar a Estados Unidos, ni siquiera los de su propio partido.



– ¿La crisis de legitimidad del actual gobierno implicará un cambio radical en el futuro de España?
– No lo sé. Por desgracia los políticos que podrían representar una alternativa viven, como el resto, de espalda a la realidad. Es difícil prever lo que puede suceder. Lo que me parece importante, más aún de las soluciones políticas, es el hecho que se está creando una red de movimientos sociales que sí pueden ser una real alternativa a los movimientos ideológicos, no solamente en España, sino a nivel mundial. Saramago decía algo muy interesante en la última manifestación en Madrid: existen dos superpotencias, una es Estados Unidos y sus aliados y la otra es la opinión pública. Y es así, porque la opinión pública por primera vez está tomando conciencia de su poder, está asumiendo la responsabilidad y saliendo a tapar la calle para exigir ser escuchada, algo que hasta ahora no había ocurrido. Se está creando una red de movimientos que exigen una globalización al servicio de sociedad y no tanto del mercado, movimientos que aglutinan las esperanzas de mucha gente que no se siente identificada por los partidos convencionales.



– ¿Tú crees que estos son indicios de que se viene una era de cambio?
– Quiero pensar que sí. Los gobiernos están perdiendo la legitimidad y George Bush es un ejemplo claro. El presidente de la nación más poderosa del mundo ganó en unas elecciones fraudulentas y que no son propias de un país de ese nivel. Son capaces de tener misiles inteligentes y sin embargo no son capaces de tener políticos y sobre todo un sistema inteligente que permita dar una fiabilidad a las elecciones. En el caso de España, es muy cuestionable también establecer hasta qué punto tiene legitimidad un presidente que arrebata la soberanía nacional que reside en la voluntad popular para hacer lo que le salga de las pelotas, independiente de lo que diga la gente.



"No pretendo convertirme en un profesional de la solidaridad"



– La situación internacional ha provocado muchas movilizaciones a nivel global lo que trae a la memoria tiempos en que existía un arte más militante. ¿Alentará esto un retorno a la senda del compromiso social más activo por parte de los músicos?
– Nunca he entendido ese ejercicio intelectual de decir nosotros no vamos a hacer canciones políticas. ¿Qué es una canción política? Incluso la pasividad dentro del arte también es un posicionamiento político. Lo que no entiendo es cómo alguien es capaz de vivir en una puta burbuja y que no le afecten lo que ocurre en su entorno. Si se supone que la sensibilidad de un músico se mide por su capacidad para emocionarse, cómo no vas a poder emocionarte con lo que ocurre a tu alrededor ante la noticia de un periódico. Y es cierto, existe una revalorización de la música de militancia, pero esa música es peligrosa en cierto sentido, porque uno no puede escribir para conmover o arengar a la gente. Hay panfletos muy bonitos, pero hacerlos de forma consciente me parece perjudicial para la música.



– Casi siempre en tus entrevistas, como esta misma, hablas más de política que de música. ¿Te molesta que se te destaque tanto tu postura social?
– Me preguntan por política y doy mi opinión, no porque crea tener un conocimiento más o menos, sino porque uno aprovecha la circunstancia de que te acerquen un micrófono para amplificar las voces que no pueden acceder a uno. No pretendo convertirme ni en un profesional de la solidaridad ni rentabilizar mi compromiso, simplemente quiero dejar patente de que es necesario comprometerse. A mí me gustaría que le preguntaran de política a David Bisbal, a Luis Miguel, ese tipo de artistas que tienen capacidad de convocatoria. La pregunta deberían hacerle a esos cantantes es cómo eres capaz de que no te afecte, cómo te has insensibilizado. Eso es lo que me gustaría saber.



– Al menos en Chile la mayoría de tus seguidores son universitarios. ¿Te gustaría que se populariza más tu música?
– Claro que sí, no creo en la música de élites. Ahora bien, lo que pasa es que los universitarios están acostumbrados a convivir con este tipo de música, porque tradicionalmente la canción de autor ha estado ligado a esos entornos y además tienen más capacidad para acceder a la información. La universidad debiera ser un lugar de encuentro y de reflexión. Por último, este tipo de música quizás no circula de manera tan masiva en las radios ni aparece en los medios.



– Además que los discos son muy caros. ¿Llamarías a la gente a que comprara discos piratas?
– No, me veo incapaz de llamar a la gente para eso. Prefiero decir a la industria que se replantee sus políticas de precios. No se puede responsabilizar sólo al consumidor de la piratería, porque es un síntoma, no es la enfermedad. La industria de la música está viviendo una crisis de creatividad absoluta. Es difícil decirle a un consumidor que apueste por la música primero cuando los discos están tan caros. Pero yo creo que las compañías están aprendiendo y los precios están bajando. Insisto, no responsabilizaría al consumidor, sino a la industria, porque los piratas ofrecen mejores precios y es más ágil, y se preocupan más de la música piratas que la propia industria.

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