Publicidad

Un homenaje a la India contemporánea

Avalada por el León de oro obtenido en el Festival de cine de Venecia y un gran éxito de taquilla en Latinoamérica, este filme introduce diestramente al espectador en la mentalidad y cultura indias, en una obra que reúne lo mejor de la comedia, el drama y el romance.


La directora Mira Nair se dio a conocer mundialmente tras la nominación al Oscar como Mejor Película Extranjera de su primer largometraje, Salaam, Bombay (1988). Tras ese auspicioso debut, realizó Mississippi Masala (1991) y Kamasutra (1996), todas estrenadas con muy buena respuesta de crítica y público.



Con estos filmes, Nair retrataba su visión personal de la India, poniendo el acento en la convivencia entre tradición y modernidad, sin dejar de lado lo pintoresco y el color local, que es sabido, vende muy bien en los países del mundo desarrollado.



Con un estilo intimista, la directora compone con una gran sensibilidad una atmósfera de fiesta y alegría con cantos y bailes se que transmiten de generación en generación ante los cuales ningún espectador queda excluido emocionalmente. La figura del matrimonio es rigurosamente tratada por Nair, acercándonos a los valores ancestrales y a los rituales familiares que para occidente sólo pueden ser sorprendentes.



Hay que aclarar que aquí no se pretende mostrar a la India de antaño, sino la actual, con todas sus transformaciones y la creciente liberación de la mujer en el país, realzando un trabajo serio y trasparente al nivel de una especie de homenaje de Mira Nair a sus tierras.



La Boda nos acerca la romántica época del monzón y a los miembros de la familia Verma que llegan a Delhi desde todos los puntos del globo para asistir a una boda concertada en el último momento. El filme cuenta cinco historias interconectadas que exploran los distintos aspectos del amor y cruzan las fronteras geográficas, sociales y morales, en una celebración de la India contemporánea como nunca se ha visto antes en el cine.



La directora Mira Nair y la guionista Sabrina Dhawan retratan la sociedad actual de Delhi donde todo se mezcla: lo antiguo con lo moderno y la inocencia con el sexo. El estilo intimista introduce al espectador en la vida de los personajes y en la cultura punjabí de Nair, una cultura robusta, directa y llena de vida, en la que el público se verá arrastrado dentro de una bacanal de comida, whisky y música, elementos esenciales de una boda en el Estado de Punjab.



Durante los frenéticos preparativos de la boda salen a relucir las esperanzas, los temores y los secretos más escondidos de la familia. Las imágenes deslumbrantes de la ciudad de Delhi y el calor implacable reflejan la creciente intensidad de la historia y cuando por fin llega la lluvia, la catarsis trae consigo el romance, el descubrimiento y la liberación.



En este intenso e interesante trabajo, desde el comienzo se percibe el clima festivo, música, colores y figuras en movimiento. La boda implica no solo una ceremonia o un hecho social, sino también una fiesta ostentosa ante la familia y amigos, plasmado en el celuloide con gran acierto y magia a la hora de los balances en términos formales.



Concebida como un microcosmos de una sociedad moderna, la realizadora se toma todo su tiempo para retratar lo que llama su atención atrayendo al espectador por un tono íntimo y cordial tal como una reunión de buenos amigos.



Es evidente que La Boda es una película bien edificada y resuelta en cada paso que da. Su realizadora se muestra madura al dosificar la intensidad de la gran cantidad de personajes y situaciones con muy buena nota. En definitiva, un filme bien construido, con una muy buena dosis de sencillez, dinámico, detallista y con un esquema clásicamente armónico.

Publicidad

Tendencias