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Crónicas Cínicas XXXVII

El Gordo, el Negro y sus amigas, Laura y Teresa están en un privado del Mucca, uno de los restaurantes taquillas de Santiago. Los han invitado a una de las fiestas top de los cuicos santiaginos. Una compañera de la Teresa en la Escuela de Arte celebra su cumpleaños junto a una prima que tiene diez años más que ella. Se mezclan entonces adolescentes famosos de la tele, pintores ricachones y ministros.


Hay dos bares abiertos, la comida sobra y la música la pone el mejor DJ de la capital. Todo marcha a la perfección, los mozos y las garzonas son atentos, bonitos y rápidos. Uno no alcanza a pedir cuando ya tiene la conchita con cebiche y el vodka con hielo en la mano.



El lugar, decorado por la Bruna Trufa resplandece con ideas del más entretenido pop kitch. Los sillones de vinilo brillante son del mejor estilo moderno de los años cincuenta y la pista reluciente, tiene un dibujo gigantesco de Betty Boop. Por el suelo, sobre un gruesa alfombra, abundan flotadores inflables en forma de animales: buen gusto de vanguardia, buena onda y abundancia.



Algo extraordinario a lo que los chicos no están acostumbrados. En estos momentos Murillo y el Gordo, echados sobre un sillón de peluche fluorescente, agotados y transpirados, se bajan unas piscolas mientras las chicas bailan, aun con pilas, a pesar de llevar leseando en la pista de baile un par de horas seguidas. Murillo comenta:



– Esta sí que es vida Guatón, me he comido diez anticuchos de fileteÂ…



– Si tú te comiste diez, yo me eché una bandeja entera de conchitas con cebiche, varios sandwich gigantes y un montón de canapés de caviar y esta es mi sexta piscola. ¿Qué tal Negro?



– Esta es la felicidad, Guatón, el paraíso, no quiero volver mañana a ser pobre y marginal. Me encanta la vida de los pulentos, cáchate ese flaco, lleva como un millón encima en ropa, sin contar lo que debe costar el reloj que lleva en la muñeca.



– Sí Negro, la Teresa se rajó pesado invitándonos a esta fiesta. ¿Te diste cuenta que a nadie le importa una raja quien eres? Yo estuve bailando con la Katy Salosny sin ni un rollo. Es una flaquita super piolita, monona y más encima baila ricoÂ…



– Es que a estos cuicos no se les pasa por la cabeza que somos de otro lado, que venimos de los barrios bajos, que no tenemos auto, que no veraneamos en Zapallar ni vamos a Nueva York a cada rato. No se imaginan que somos pobres, que tenemos que juntar monedas pa ir al cine y comernos un Mac Donald.



– No le pongai Negro, si no somos tan torrantes, por lo menos comemos bien y vemos todas las pelis.



En la pista, Laura y Teresa bailan juntas con el ministro Solari. Más allá se divisa a la Janis Pope que coquetea con Sammy Benmayor. Hay cantidades de modelos y periodistas, hasta el Aldo Schiapacasse le hace empeño a un baile con la mujer del Pelado Richard. Es la felicidad, el Gordo mira la escena sin poderlo creer. El Negro reflexivo, le comenta a su amigo mirando a la concurrencia:



– Con este ingreso per capita podriamos hacer Lo que el Viento se Llevó y nos sobra plata, compadreÂ…



– Si poh Negro, y montar una productora, y tener un convertible y dar la vuelta al mundo tambiénÂ…



– Y alimentar a los niños, y darle a todos una casa y un veraneo a los viejos, porque en este cero uno por ciento está casi todo el billete de Chile ¿no?



– Pero no te pongai picota, Negro, porque las güeás son como son, porque si tuvimos mala raja, y nos tocó bailar con la fea, igual salvamos, y estoy agradecido porque la Laura es bonita, porque me gustan las pelis y porque a pesar de todo, no la paso tan mal.



– Putas que soi conformista Guatón. Yo quiero más mucho más, quiero hacer películas, no trabajar en tonteras y tener tanto billete pa vivir como se me planteÂ…



Laura y Teresa dejan botado al ministro y llegan corriendo al sillón. Las dos están curadas y andan muertas de la risa. Laura con una cara de picarona le dice a los muchachos:



-¿De que peli es esta escena?



Diciendo esto toma la cara de Teresa y le da un tremendo beso. Cuando las dos se separan se matan de la risa, mientras les dicen a coro:



– ¿Y? Si adivinan les damos un besoÂ…



El Gordo y Murillo entusiasmados con sus juguetonas amigas les responden a coro:



– ¡De Fucking Amal!



Las chicas se ríen, le dan un calugazo a cada uno y vuelven a la pista a seguir leseando. El Gordo resplandeciente por lo que acaba de suceder comenta:



– ¡Putas que le ha hecho bien la fiesta a las cabras!



El Negro también entusiasmado, aprovecha de preguntarle a su amigo:



– A propósito, ¿la viste?



– Claro, ¿tú te carrileaste?



– Obvio, pero la respuesta estaba de cajón ¿o no?



El Gordo se ríe de la frescura de su amigo y le dice:



– Anda a verla, está harto buena. Es de esas pelis de las que no esperas mucho pero cuando la estás viendo, le vas descubriendo cositas, detalles y aciertos que te llenan el corazón de alegría. Es una de estas películas danesas o sueca, en este caso, filmadas en video digital, súper bien actuadas, con una historia simple, decente y provocadora. Es de esas películas limpias, sin fallas, con un conflicto clarito y un final edificante. No es una peli boluda, es sólo un poco ingenua, bien hecha, sin muchos alardes. ¿Y como cachaste de que peli se trataba cuando las cabras nos hicieron el show?



– Mi Gordo querido, no la habré visto pero no soy gil. Todo Santiago sabe que en esa peli un par de minas se agarran a calugazos. Hasta sé que se llama Muéstrame Amor en otros países, que el director se llama Lukas Moodysson, que es Sueca y la hiciero el 99.



– ¿Y el Internet te contó que las pendejas son súper creíbles, que como actrices tiene un tremendo carisma y que a pesar de que la acción sucede en un pueblo de mierda, la historia no es fome y el amor se siente como si fuera verdad?



– Así es compañero, todo eso y mucho más, razón por la cual la dejé pasar, porque conozco la historia y me da lata ver en el cine lo que ya me contaron en Internet o en el Diario. Pero vi La Hora 25 de Spike Lee ¿y tú?.



El Gordo va a contestar cuando se distrae con un mozo que pasa con una bandeja llena de anticuchos de filete marinados en Teriyaki y unos sashimi de salmón en salsa de naranja. Le hace un gesto a su amigo para que espere un momento, llena un plato con la carne agridulce y aprovecha para pedir otra piscola y una copa de champaña para amenizar el pescado. El garzón solícito asiente y párate a cumplir la comanda. El Gordo se come un par de anticuchos antes de contestarle al Negro:



– Interesante pelicula, muy bien realizada.



-¡Puchas que estás mezquino para hablar de una peli, Guatón!



– La verdad es que me sorprendió la película, Negro. El libro debe ser muy bueno, porque el tema de la amistad, del destino y de la traición siempre han sido material importantes en el cine de calidad y rara vez encontramos los tres temas juntos sin que se arme un despelote.



– Sí, Guatón, es muy buena literatura, sobre todo el tema de lo que pudo haber sido, está muy bien tratado. La angustia del dolor inminente, del reloj que marca las horas -como en el bolero- antes del plazo fatal, de la conciencia de que todo pudo haber sido feliz, si no fuera por ese error, todo eso es espectacular, está muy re bien hechoÂ…



– Así es compadre, la realización de Spike Lee es impecable, la película tiene un tono, un ritmo, justo, que funciona perfecto con las nesecidades de la historia. En este formato de última noche, donde se examina el pasado con arrepentimeiento y el futuro ineludible, con resignación, en esta última noche de fin de mundo, donde los dados está echados, cada gesto, cada dialogo, cada emoción, tiene un significado especial, una connotación diferente, es muy re buen cine del que estamos hablando aquí Negro.



– ¿Cachaste Guatón la manera impecable en que la historia es contada ¿Cachaste cómo mezcla el pasado, el presente y el futuro? El guión es notable.



El Gordo iba a contestar a Murillo cuando Laura y Teresa llegan corriendo, cada una acarreando de la mano, un mino de los del Reality Show y les preguntan riendo a los chicos:



– ¿Y como se llama esta peli?



Cada una de ellas, muertas de la risa le da un tremendo beso a los minitos que no entienden de dónde vienen los tiros. El Negro y el Gordo se paran choreados y de un manotazo separan a sus minas, mientras ellas, más curadas que antes les contestan a coro:



– ¡La peli se llama Celos! ¿porqué no vienen a bailar, mejor?

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