Publicidad

Crónicas Cínicas XL

Murillo está haciendo cola en la Estación Mapocho para entregar su postulación al Fondart. Hace un frío que cala los huesos a pesar de que son ya las cuatro de la tarde.


La inquietud cunde en la fila pues la cola es larguísima y las postulaciones hay que entregarlas antes de la cinco. A cada momento llega más gente y los que llegan tienen rostros cada vez más ansiosos. Lo que inquieta a los que esperan es ver la cantidad y la calidad de los competidores. Nadie conversa, todos se miran. El Gordo llega junto a Murillo con un paquete de sopaipillas recién fritas que compró en un carrito instalado al borde del río. Con la respiración entrecortada, porque se vino corriendo para que no se le enfriaran, le dice a su amigo pasándole una:



– ¿Viste, negro? La cola está cada vez más larga.



– Así es compadre, este país está lleno de artistas.



– ¿Pero, cómo tantos? Putas que tení competencia, Negro



– Lo que pasa Gordo es que por primera vez en este país hay ayuda a los creadores. Durante siglos ni a los ricachones egoístas y ni a las grandes empresa se les pasó por la cabeza ponerse con las artes. La palabra mecenas no les sonaba ni de lejos. Por eso los artistas siempre se sintieron excluidos y abandonados. Ahora que tenemos una puerta que tocar, que uno puede postular y tener esperanza, salimos de debajo de las piedras estirando la mano pa que el fisco se fije en nosotros.



El Gordo escucha la explicación de Murillo, va a abrir la boca para dar su opinión cuando aparece el Caluga entre la gente que esperaba en silencio su turno. Viene de entregar un proyecto para el área audiovisual. Sonriente los saluda y les dice:



– Hola cabros. ¿Sabí Negro que te andan buscando en la Escuela? Parece que te ganaste una beca de tres semanas para hacer un taller en la escuela de Cine de Cuba y con todo pagado compadre. ¿Qué tal?



El Negro, incrédulo ante la inesperada noticia le dice:



– No me estí, Caluga, ¿ya?



– Noooo, Negro, si es la firme. Es una beca de realización, te juro que no es chiva. Llama a la Escuela y preguntaÂ…



El Gordo no sabe si felicitar a su amigo o hacerse el loco, el Caluga puede estar palanqueándoselos. Murillo está anonadado. Se le nota en los ojos la incredulidad. Por una parte se muere de ganas que sea verdad, pero si es broma le cargaría hacer el ridículo ante el Caluga, pero éste cambiando rápidamente de tema y con cara de inocente les pregunta:



– YÂ…¿vieron Matrix Recargado? ¡Está genial! ¡Es el alba del nuevo cine!



El Gordo con cara de sospecha le dice:



– ¿Nos estai hueveando, Caluga? ¿Alba del nuevo cine? ¿Matrix? ¿Esa especie de historieta mal contada, con personajes estereotipados, confusa, con contenidos esotéricos al peo y excesos digitales, hecha para niños y débiles mentales? ¿Ésa?



El Caluga enmudece, con su entusiasmo súbitamente por los suelos ante la prepotente descalificación del Gordo. Murillo ya repuesto de la sorpresa, salva la situación retando a su amigo:



– Yo creo que los hermanos Wachovski han inventado efectivamente un producto nuevo, que no es un filme, es más bien una plataforma de merchandising y que, como dice el Caluga, va a ser algo a lo que vamos a tener que empezar a acostumbrarnos.



El Gordo, todavía enojado con el Caluga, le dice a Murillo:



– Pero Negro, ¿Cómo podí siquiera llamar filme a este refrito, superficialmente inspirado en el manga y el animé, en el cine de acción de Hong Kong, en lecturas súper básicas sobre filosofía oriental, mitología, religión, realidad virtual y ciber y que, finalmente, es sólo un producto de diseño de la cultura dance y que, si somos honestos, tenemos que aceptar que es sólo en un súper video game y no una película?



– Sí, Gordo, tienes razón, pero estoy abierto a pensar que es un nuevo género como dice el Caluga, ya que a pesar de lo desarmada que es la peli y que desde el punto de vista de la sintaxis tradicional del cine no vale nada, todo eso que para ti es un defecto, igual llega a ser en un estilo, una propuesta que hay que considerar.



Caluga envalentonado por la defensa de Murillo le dice al Gordo para reafirmar su punto de vista:



– ¿Y sabí Guatón?, el coreógrafo es Yuen Woo-ping, el mismo que hizo la coreografía de El Tigre y el Dragón ¿cachai?



El Gordo definitivamente choreado con el engrupido Caluga, le contesta sin compasión, cara de palo:



– Mira Caluga, esta peli es un sucedáneo rasca de Terminator -hombres contra máquinas- Blade Runner -lucha contra replicantes- Star Wars – mitología propia- El Señor de los Anillos -sentido épico-. Si tiene hasta guiños a Superman ¿No los cachaste? En cambio, ¿viste El Idiota de Sasa Gedeon? Ésa si que es película. Una memorable adaptación contemporánea de un clásico.



– No seai injusto Guatón, son dos cosas que no se pueden comparar.



– ¿Por qué no? ¿Por defender a tu amigo que te trajo las buenas nuevas?



– No seai picado Gordo, el Caluga tiene derecho a engrupirse con una propuesta de culto, pero no por eso va a ser un gil.



– Yo no he dicho que es gil, le he dado argumentos válidos. Pero no me digai que una película sencilla y sensible no es un placer estético memorable ¿O no? La otra es pura chicharra.



El Caluga, a pesar de lo que lo intimida la erudición de sus amigos, picado por el ninguneo, mete la cuchara:



– Guatón prepo, ¿por qué creí que El Idiota no me gustó? ¿Pensai que no puedo fijarme en una película intimista, inteligente, casi humilde, que acierta justo en el tono al adaptar sin sensiblería ni pomposidad el retrato dostoiewskiano de un retrasado mental?



El Gordo, dándose cuenta que se le pasó la mano, le contesta al Caluga:



– Noooo, Caluga, si no quiero decir eso, sólo que Matriz es como lo último, lo mas lejano de lo que me gusta del cine y puede que por eso tenga prejuicios ¿OK? También cacho que es una estética juvenil nueva.



Murillo interviene para romper el impasse entre los dos amigos:



El Idiota es una película genial, es buen cine de verdad. Es impresionante la poética de la mirada, la sencillez con que el realizador observa el drama pasional de estos dos triángulos amorosos, en un pueblo chico, de cómo la cámara posa la mirada sobre la gente, la sobriedad con que retrata a los personajes sin sentimentalismo, haciendo que cada uno resuelva sus conflictos a la medida de las capacidades que tienen para lidiar con ellos.



El Gordo, más tranquilo, agrega:



– Me encantó cómo el protagonista es situado, a ratos, como un espectador más. Su ingenua bondad lo proveen de una mirada comprensiva, que da la impresión de entender todo, mucho más que los otros confundidos personajes.



El Caluga aprovecha la opinión del Gordo para demostrar que no es tan boludo como sus amigos creen y dice:



– Pero eso que tú dices Gordo, es invento de Dostoeiwski, él inventó al personaje.



– ¡No puh, Caluga! Lo genial aquí es cómo el director lo maneja y cómo el actor lo interpreta. ¿Te fija la diferencia hasta en el tono de los argumentos entre una película y la otra? En ésta hablamos de capacidad actoral, de finura narrativa de sensibilidad en la adaptación, finalmente de una poética. En Matriz sólo hablamos de influencias de otros géneros, de mezclas, de conceptos, de forma.



El Negro iba a decir algo, cuando se acerca la Génesis, polola del Caluga que también esta postulando al Fondart en Artes Visuales. Muy contenta de terminar con el trámite la mina los saluda alegremente:



– ¡Hola niños! ¿Cómo están? Esta cola parece discoteca, todo el mundo está aquí. ¿Así que te ganaste una beca pa Cuba, Negro, ah?



Diciendo esto le da un alegre beso al Caluga y les dice e a sus amigos con cara de fiesta:



– ¿Sabían que mi amorcito quedó subyugado con Matriz?

Publicidad

Tendencias