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Hulk: el retroceso fílmico de Ang Lee

Más cercana al comic que a la serie de televisión, esta nueva adaptación de historietas a la pantalla grande presenta un tratamiento que intenta alejarse de las típicas películas de superhéroes pero que, sin embargo y al igual que sus antecesores, cae en los clásicos clichés narrativos y abusos estéticos.


Si bien es notorio el esfuerzo del director Ang Lee por salirse de los habituales márgenes de las cintas sobre superhéroes, -repletas de secuencias de acción- intentando desarrollar de una manera más acabada cada personaje antes de llegar a la esperada aparición del "hombre verde", Hulk cae en la monotonía y posterior abuso de los recursos trasformando este largometraje en un regular y torpe trabajo cinematográfico.



Lo mostrado por el realizador en su anterior largometraje, El Tigre y el Dragón (filme con el cual obtuvo importantes premios alrededor del mundo, incluyendo el galardón a la mejor película extranjera en los Oscar 2001), basaba fundamentalmente su potencial en el impacto visual que desplegaba, repletando la pantalla de hermosas y plásticas coreografías de artes marciales, destacados efectos especiales y bellos juegos de colores.



En Hulk, por el contrario, Ang Lee intenta explorar un camino desconocido dándole otro cariz a cada personaje, elaborando un guión en el que el ser interior del protagonista y sus cercanos se revele ante el espectador conectándolo más con el humano que con la "bestia". La idea del director es mostrar la gestación y la particular evolución que provoco que Bruce en un determinado momento de su vida dejara salir ese odio, esa furia, ese monstruo que llevaba dentro, materializándose en este "Hombre Increíble", como se denominó a la famosa y aclamada serie de televisión.



El problema es que la tensión que se genera hasta la aparición de Hulk, más que funcionar como un factor de expectación, se trasforma en un elemento de tedio que termina por cansar y aburrir. Con una presentación excesivamente prolongada, el filme pierde en lo que se sustentaba su fuerza: el impacto de Bruce Banner convertido en Hulk destrozando todo a su paso y escapando de quienes pretenden capturarlo.



El argumento giro en torno a Bruce Banner (Eric Bana), un joven y brillante científico a cargo del proyecto militar Gamma. Tras su brillante historial de investigador en el campo de la tecnología genética se oculta un pasado doloroso y casi olvidado. Su ex-novia, la también brillante investigadora Betty Ross (Jennifer Connelly), se ha cansado de esperar a que Bruce rompa su bloqueo emocional, resignándose a convertirse en una observadora interesada de la discreta vida del científico.



Desde su posición de observadora, Betty asiste a un accidentado episodio de la revolucionaria investigación de Banner. Se produce una explosión y Bruce toma una decisión heroica que le lleva a salvar una vida y a permanecer intacto en apariencia pese a que su cuerpo ha absorbido una dosis letal de rayos gamma. Sin embargo los efectos se hacen notar pronto. Banner comienza a sentir una presencia en su interior, un ente extraño que le resulta familiar a pesar de todo, un ser peligroso pero oscuramente atractivo.



Mientras tanto, una enorme criatura, salvaje e increíblemente fuerte, que acaba recibiendo el nombre de Hulk, empieza a hacer apariciones de forma esporádica, dejando tras de sí un camino de destrucción que se origina en el laboratorio y en la casa de Banner. Entran en escena los militares, conducidos por el padre de Betty, el general Ross (Sam Elliott), y un investigador rival de Bruce llamado Glenn Talbot (Josh Lucas). Aparecen en juego rencillas personales y vínculos familiares que complican la ya de por sí peligrosa situación de creciente emergencia.



Betty Ross tiene su propia teoría sobre el caso y sabe que hay una figura oscura, David (Nick Nolte), el padre de Bruce, que algo tiene que ver con todo ello. Betty es la única que parece comprender el vínculo que existe entre Bruce y Hulk; pero sus intentos de detener a la maquinaria militar que se ha puesto en marcha para atrapar al monstruo pueden llegar demasiado tarde para salvar tanto al hombre como a la criatura.



En un intento por combinar todos los elementos de una espectacular película de superhéroes llena de efectos especiales con la atmósfera romántica y trágica de las películas clásicas de terror, Ang Lee cae en los clichés narrativos y los abusos estéticos los cuales estancan el continuo proceso normal de su filme tambaleándolo entre un común y corriente (aunque trató no serlo) esfuerzo por llevar al celuloide una nueva historieta y el absurdo.



En una especie de teatralizacion bizarra de Shrek, Hulk que pese a presentar uno que otro acierto notable tal como simular los cuadros característicos de los comics para contar la historia, no pasa de ser uno más de los refritos adolescentes de Marvel, que Hollywood guarda en sus bodegas y que constantemente saca a relucir con personajes diferentes.

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