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Fabulación: Entre el incesto y el delirio

Dirigida por Marcos Guzmán y protagonizada por José Soza, este montaje funciona como una autorreflexión continua de un padre trastornado por el difícil camino que ha tomado la relación con su hijo. Potente, dura y enigmática, Fabulación logra componer un ambiente de confusión y desvarío que sumerge al espectador y lo mantiene en un estado de desconcierto.


Abordando la reflexión en torno a la relación incestuosa y parricida entre un padre (José Soza) y un hijo (Néstor Cantillana), Fabulación nos muestra el devenir trágico de un padre que impulsado por un enigmático sueño, intenta obsesivamente desentrañarlo. Este sueño como una especie de enigma trasformará toda su vida, obligándolo a abandonar sus industrias y su familia, para sumergirse, ciego y extraviado, en extraños y misteriosos laberintos, que lo conducirán inevitablemente a un terrible crimen.



El relato comienza con el padre tirado en su sillón divagando y luchando con las pesadillas que lo persiguen. La llegada de su hijo rompe su delirio, sin embargo la realidad es más dolorosa aún, ya que el camino de ambos no puede ni pretende juntarse como el padre quisiese. De ahí en adelante un continuo pasadizo tortuoso y trastornado se apoderará del cuerpo y mente del confundido personaje principal, atormentándolo y encaminándolo hacia un desenlace inevitable.



Con una gran utilización escénica, Fabulación crea una atmósfera extraña, tensa y a la vez cercana, que provoca la particular sensación de estar viviendo las constantes divagaciones de su protagonista. Sus acciones, sus miedos, sus represiones y sus pesadillas se nos transmiten, casi ambiguamente, entre la realidad y el delirio para desconcertar al espectador, mantenerlo en una perturbación momentánea y luego atraparlo y encadenarlo a la narración.



Mediante el acertado uso de los sonidos, un texto espléndido, notables juegos de luces, la inclusión de exóticos y conceptuales personajes y por supuesto solventes interpretaciones, este montaje conforma una mirada poderosa hacia mente de un padre que anhela la cercanía y posterior aceptación de lo que más ama y desea en la vida: su hijo.



Es indudable que Fabulación basa o sustenta la mayoría de su potencial en la genial actuación de José Soza -sagazmente acompañado por Néstor Cantillana- quién desarrolla magistralmente la interioridad de su personaje paseándolo por la angustia, la soledad, la paranoia, el desconsuelo, la ira y el delirio.



Lo notable de Soza es su forma de manejar las emociones, explotándolas cuando es necesario y pausándolas cuando el relato así lo requiere. El actor logra armar un personaje poderoso en todo orden de cosas pero que sin embargo deambula en una constante divagación provocada por un vacío imposible de llenar. Deambulando entre la realidad y las pesadillas de su mente, la interpretación de Soza logra trasmitir de gran manera ese sentimiento de desesperación que se pasea y apodera de todo el ser de un padre que ve alejarse a su hijo.



Escenas como las confrontaciones entre padre e hijo o José Soza divagando entre los pastizales ante la ausencia del personaje interpretado por Cantillana, funcionan como elementos de tensión que manejan y dosifican los largos monólogos que Soza recita para conformar un trágico montaje que desarrolla una atmósfera envolvente, tensa, provocativa y oscura.



En una especie de autorreflexión continua de los personajes sobre su propio papel, sobre el espectáculo de la vida y, finalmente sobre el teatro como tal, Fabulación, mediante el gran texto de Pasolini, asume estremecedoramente todas las características estructurales de la tragedia para llegar a trascender tanto por su envase como por su trasfondo.

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