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Crónicas Cínicas XLVII

Murillo y el Gordo esperan pacientemente con un numerito en la mano, tirados en los incómodos asientos de la sala de espera del INP en la Alameda con Teatinos. Demás está decir que el recinto está repleto de gente aburrida, ansiosa e impaciente que viene por enésima vez a hacer gestiones que no entienden, no les interesan y que consideran innecesarias para resolver sus problemas de pensiones, reconocimientos y desafiliaciones.


La atmósfera no es plácida. La guaguas acaloradas lloran, las señoras salen a tomar aire rogando a los vecinos que les guarden el asiento. Los hombres aburridos conversan de fútbol o los que tienen La Cuarta la ojean a pesar de que hace rato ya le leyeron los titulares y la página deportiva. Cabros chicos corretean persiguiéndose y gritando, haciendo caso omiso de las mamás que les prometen charchazos, juguetes y golosinas para que se queden tranquilos y dejen de hinchar las pelotas.



Nuestros amigos, por supuesto, pasan el tiempo hablando de cine. Mientras hace sus comentarios, El Gordo comenta mira de soslayo el número rojo en la muralla, que no se mueve y que está aún a sesenta lugares del suyo.



-Es increíble Negro, La Tercera sacó a la venta esta semana El Ciudadano Kane en su promo de DVDs de los sábados. Distribuir esta película masivamente debe ser uno de los fenómenos mas freack de nuestra cultura. Es como repartir un Miguel Ángel a todos los chilenos.



-Y la próxima viene un Hitchcock, y Belle de Jour y El Potemkin, es increíble.



– ¿Te cachai, Negro? Si a un gil de la División de Cultura o a un gallo de la Plataforma Audiovisual se le ocurre la misma idea, va al diario con la misma lista y les propone vender con el diario esta colección de DVD, ¿que le dirían?



– Putas Guatón, seguro que la tapa se oiría hasta en la Antártica compadre.



-¡Seguro!



-Le dirían que es un pendejo arrogante, que al pueblo este cine esnob no le interesa, que ellos conocen a las masas y que ellas sólo quieren entretenerse con películas de acción charchas y que por lo demás, las pelis no son cultura y que el cine no le importan a nadie, sólo le importa a unos barbudos que se creen intelectuales.



-¿Y quien será, Negro, el barsúo que les pasó el gol?



-No sé Guatón, a lo mejor alguien se las ofreció casi gratis porque la colección fracasó en otro lado y sólo están puro haciendo un negocio.



-Y cachai Negro que la gallá las está comprando como pan caliente, cáchate que el quiosquero de mi esquina recibe sólo dos y le piden diez.



-Sí puh Gordo, yo las mías las tengo que pagar adelantadas pa asegurármelas.



-Y pa mí es peor compadre, yo tengo que comprar la puta Tercera todos los días, si no, no me vende la peli los sábados el viejo cabrón de mi kiosco.



-Y son DVD, que nadie tiene, Negro.



-A lo mejor nadie las ve, y al final no pasa nada y es un fracaso, y todos se aburren con esta joyas y las pobres pelis quedan tiradas por ahí, perdidas y terminan en el parabrisa de los taxistas como escudos antirradares.



– No seai pesimista Negro, si sólo un diez por ciento de los que las compran las ven y de ésos, un diez por ciento las goza, ya es el descueve, porque son miles ¿cachai? Y además las pelis como los libros, con los años, siempre llegan a buenas manos.



– ¡Bien por ese optimismo Guatón!



En eso, y para su alivio, le llega el turno a un viejito flaco vecino de asiento del Gordo. Puteando por las horas de espera, el caballero deja un diario viejo tirado en su asiento y apurado, pisoteando a todo el mundo, se va ansioso a la ventanilla número tres.



El asiento del viejito es rápidamente ocupado por una señora gorda que ha esperado ansiosa la oportunidad de sentarse. Trae en los brazos a una guagua gorda, de cachetes colorados, que traspira copiosamente por el exceso de lana. Además arrastra una gran bolsa con chalecos, leche, pañales y mamadera. No bien se sienta le pone la mansa guagua en las rodillas a Murillo rogándole que la cuide mientras encuentra un baño porque está muy apurada.



El Negro sorprendido, no se atreve a decir que no y queda acachado con el pequeño cachalote que lo mira fijo con ojos de pato malo. La pobre señora sale como puede, volviendo a pisotear a medio mundo, apurada por resolver su necesidad. El Gordo con ojos pícaros, mira a su amigo y no halla nada mejor que decirle mirando al angelito:



-¿Cachaste que se parece a Terminator?



El Negro, manteniendo al bebé alejado como si lo fuera a morder, incómodo por el forro en que se ha metido le responde a su amigo sin perder lo cool:



– Sí, se parece, y a propósito ¿la viste?



– Sí, está O.K. Negro, ¿pero viste Piratas del Caribe?



– Sí, pero hablemos de Terminator 3 , que creo ha sido maltratada innecesariamente. Son 110 minutos que parten un poco lentejas pero que terminan a todo dar. Me entretuve cantidad y me atoré de la risa.



– Sí, es superficial a cagar, pero le anda, en eso estoy de acuerdo, y el guión deja redondita la historia de los otros Terminator y además queda todo armado pal Terminator 4. Por lo demás Arnold se ve estupendo en cuero negro, con su cara de nazi, sus gestos robóticos y sus chistes güeones. Pero de verdad, lo mejor que tiene, es que todos lo pasan bien y no se la toman en serio: el jovencito tiene cara de tonto y la mina no parece Barbi y todos meten la pata de puro inocentes que son.



– ¡Excepto la TX, Negro, que es más mala que el pecado mortal!
– En todo caso continua dignamente la saga de J. Cameron, Mr. Titanic no tiene de que avergonzarse, Guatón.



El Negro está realmente nervioso, la guagua se está aguachando y a el le da plancha ser paternal, por lo demás, pesa una tonelada, la mamá no aparece y el angelito está poniéndose colorado de tanto pujar.



El Negro sospecha que ligerito va a empezar a oler fuerte y eso si que va ser catastrófico y difícil de bancar. Haciéndose el leso, sigue la conversa a pesar de que tiene los brazos dormidos por el peso del súper bebé. Como si nada pasara, le comenta al Guatón, que no a hecho ni un gesto para ayudar:



El secreto de la perla negra sí que es buena, compadre!.



– El Johnny Depp es un genio, Negro, un genio. Tiene un talento pa la comedia que impresiona.



– Siii, Guatón pero no sólo eso, no solo Depp construye un personaje inolvidable, sino que en la peli todo funciona, los efectos digitales, el guión divertido, la puesta en escena fantasiosa y la ironía del tema, hacen de esta peli una experiencia memorable.



– Y a pesar de ser producida por Disney y su estilo pendejo, aquí no se nota, al contrario, hay guiños al género, hay trasgresiones deliciosas y comentarios anarcos que son unas gemas rutilantes.



– ¿Gemas rutilantes? Esa sí que está buena compadre, ¡gemas rutilantes! Con esta te superaste Guatón.



– Yaaa, Negro, no güeís, quise decir joyitas, pequeños cameos deliciososÂ…



– Noooo Guatón, si sé lo que quisiste decir..



La guagua definitivamente se ha cagado, se está poniendo a llorar, el olor es insoportable y todavía faltaban veinte números pa que les llegue el turno. Murillo desesperado le hace un gesto a su amigo que ahora sí que lo mira con simpatía. Con los ojos se mandan mensajes y se ponen de acuerdo. Murillo se para bruscamente, deja la guagua en el asiento, que por suerte no se cae, el Gordo acomoda la bolsa y salen a pisotones lo más rápido que pueden. Cuando están llegando al final de la corrida de sillas y la gente ha empezado a putear, de la nada, se materializa la madre y sin decir agua va agarra al Guatón a carterazos, mientras Murillo aprieta cueva por el pasillo. en cuatro patas, lo único que el Negro alcanza a oír, mientras raja corriendo hacia la calle, son los golpes sobre la cara del pobre Guatón, mientras la señora grita:



– ¡Y que hicieron con el José, desgraciados! ¿a dónde está mi guagüita? ¡Ladrones, yo los voy a matar!





* Luis Mora, realizador, comentarista y profesor de cine.
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