Publicidad

La obsesión por lo bizarro

Cargada de una poderosa dosis de misterio y de buen cine, La comunidad -la más lograda obra del realizador español después de El día de la bestia- reúne compactamente y de gran forma humor negro, un sólido guión, interpretaciones estupendas, alta expectación y tensión y por supuesto una magnífica dirección.


Lo que hace reconocible el cine de Alex de la Iglesia es esa exquisita estética oscura, lúgubre y desquiciada que impregna en todos sus trabajos. Suspenso del bueno, comicidad e historias descabelladamente ingeniosas son algunos de los ingredientes que el realizador de El día de la bestia, Acción mutante y Muertos de risa, nos tiene acostumbrados.



La comunidad concentra lo mejor de todos sus largometrajes anteriores para conformar un filme potente en todo orden de cosas. Aquí se muestra a un Alex de la Iglesia más maduro y serio pero no menos sarcástico e incisivo en sus temáticas y formas. Casi siempre inspirado en las historietas y en cintas mediocres serie B, el realizador -amado e incomprendido de igual forma- se ha planteado como función fundamental, matarte dos veces: del susto y de la risa.



Es así como podemos seguir la historia hundidos en la butaca y al momento siguiente estallar en carcajadas con algunos de sus notables chistes o situaciones. Es indudable que Alex de la Iglesia se ha superado con esta película, ágilmente narrada, con los efectos especiales justos -sin caer en recursos sobrenaturales-, y una que otra referencia a cineastas importantes para el desarrollo de su carrera cinematográfica.



Es notable como de la Iglesia ocupa su cine para hacer pequeños homenajes -a Hitchcock por ejemplo en su presentación, manejo del suspenso, en sus planos secuencias y algunas cámaras omnipresentes- y una que otra escena en tono parodia al cine hollywoodense -el gordo "freaks" con su traje de Darth Vader o cuando una de las integrantes de la comunidad da uno de esos saltos tipo Matrix o Daredevil, persiguiendo a la protagonista en las alturas de un edificio en pleno Madrid-.



La comunidad narra la historia de un anciano que ha ganado una lotería hace muchos años y que vive encerrado en un departamento, cuidando su capital, mientras sus vecinos se mantienen al acecho, esperando a que se arranque o que se muera para lanzarse por el tesoro.



Cuando, finalmente, fallece aparece Julia (Carmen Maura) una agente inmobiliaria de unos cuarenta años, que al encontrar los 300 millones de pesetas en el departamento debe enfrentarse a la ira de sus particulares y sin escrúpulos vecinos.



En los corredores y viviendas del conjunto se comienza a crear una atmósfera de terror y una escalofriante conspiración para seducir y tal vez matar a Julia con tal de obtener el preciado botín.



Con una mirada terrorífica pero en clave de comedia, Alex de la Iglesia maneja muy bien los estilos y recursos que tiene a mano fundiendo las situaciones delirantes e insólitas con el humor retorcido y macabro, para crear un ambiente armónicamente violento y tenso. En este filme, el humor negro deja paso al suspenso, luego al terror y, finalmente, a la acción sin complejos, armando una torre de argumentos para salir de la sala, comprar otro boleto y entrar de nuevo.



En La comunidad todo funciona bien. Desde los créditos iniciales hasta la acertada presentación de cada uno de los miembros de la comunidad. Desde su elenco por completo hasta su equipo técnico. Desde su director hasta su director. Este gordo bizarro, tenebroso y desalmado, con su particular visión del cine y de la vida, ha creado un universo paralelo, al que muy pocos han podido entrar en el pasado, y al que nosotros tenemos acceso muy de vez en cuando.



Es de esperar que muchos mundos de villanos atormentados y victimas perversas se abran en el futuro.

Publicidad

Tendencias