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Claudio Parra: «Los Jaivas no puede seguir sin nosotros»

De ser un típico grupo de adolescentes que tocaba por diversión haciendo covers, pasó a ser un ícono de la vanguardia musical no sólo chilena, sino que latinoamericana. En las cuatro décadas que han pasado desde el 15 de agosto de 1963 en que se subieron por primera vez a un escenario, han visto partir a dos de sus fundadores: Gabriel Parra y el Eduardo «Gato» Alquinta, pero el lenguaje de Los Jaivas, asegura Claudio Parra, no se extinguirá jamás.


Una leyenda en vida. A esta altura, el grupo viñamarino es parte del patrimonio cultural criollo, cuestión que, según Claudio Parra, era algo que jamás imaginaron, y no sólo en sus comienzos, sino, incluso, cuando ya llevaban varios años tocando.



"Cuando empezamos teníamos sólo ganas de tocar y pasarlo bien. No teníamos mayores proyecciones, pues quedábamos felices cuando la gente bailaba las canciones que interpretábamos. Prueba del relajo con que tomábamos en ese entonces, es que ninguno de nosotros estudió música en la universidad", dice Parra, convertido hoy en el "vocero" del grupo.



Pero esos cinco adolescentes que la noche del 15 de agosto de 1963 se subieron por primera vez a un escenario, cuando participaron en el aniversario de su liceo, el Guillermo Rivera, en el Teatro Municipal de Viña del Mar, paulatinamente se vieron afectados por la efervescencia que a fines de los 60 remeció a la sociedad.



"Fue ahí cuando tomamos conciencia de que, en realidad, lo que a nosotros nos interesaba era hacer algo distinto, dejar la música de bailes para iniciar una búsqueda hacia algo más contemporáneo, porque nosotros nos considerábamos una vanguardia".



Los 40 años de uno de los grupos más longevos de nuestro país no podían pasar sin una celebración. Y si bien no pudo ser el 15 de agosto ni realizarse en el Teatro Municipal -por una cuestión de espacio-, la fiesta-recital será mañana en la Quinta Vergara, donde participarán, además, Palmenia Pizarro, Luis Dimas, Pancho Sazo de Congreso, Eduardo Gatti de los Blops y el grupo Uñas Negras, de Fresa Alquinta, además de contar con Telmo Aguilar, Pirincho Cárcamo y Freddy Stock como presentadores.



Pero la curiosidad, sin duda, es la presencia de Feliciano, ganador del tercer lugar en el reality Protagonistas de la Música. Ante los naturales reparos que ha surgido por esto, Claudio Parra dice no tener una «posición crítica», porque «todo el mundo es libre de hacer lo que quiera».



«Nos llamó mucho la atención -agrega- porque se ha dedicado a cantar temas nuestros y es súper lindo que alguien interprete la música que uno hace. Es un halago y nos pareció entretenido invitarlo».



"Hoy es difícil innovar, porque ya todo está hecho"




A fines de los 60 y comienzos de los 70, muchos grupos tenían filiación política. Ustedes, en cambio, navegaban en tierra de nadie.
– Los que estaban en la militancia política tenían las cosas bien claras. Aunque no sólo había movimientos políticos -como nosotros que éramos más independientes-, sino que también había grupos esotéricos, pues era una época en que todos podían encontrar un lugar donde encausar sus sensibilidades e ideales.



Los Jaivas tuvieron la particularidad, junto con Gustavo Santaolalla en Argentina, de ser los primeros en experimentar y fusionar el rock con la música de raíz latinoamericana. ¿Eran conscientes de ello o se fue dando de forma natural?
– Efectivamente, sabíamos y queríamos hacer algo nuevo y diferente. Como éramos de Viña y no se conocía mucho lo que pasaba en otras partes, comenzamos a averiguar qué es lo que pasaba en Santiago o en otras partes de Chile. Así descubrimos a los Blops con los que tuvimos afinidad, porque estaban también en una búsqueda estética similar a la nuestra. Después empezamos a explorar en otros países y así dimos con Arco iris, de Gustavo Santaolalla. Algo entretenido que me acuerdo de esos años, es que cuando el grupo peruano Polen intentó organizar un festival, como el que nosotros habíamos hecho en Chile, Los caminos que se abren, y que finalmente no se hizo, nos llegaron nombres de los grupos que iban a participar. Entre ellos, nos mencionaron a un grupo jamaicano que hacía música autóctona y que se llamaba los Waillers, de un tal Bob Marley. En ese entonces todavía no era conocido. Había una búsqueda continental, un tratar de identificarse con otros pares del continente. Era una época súper bonita, de descubrir y descubrirse.



El proceso de ustedes implicó mucha investigación, porque había menos conocimiento que ahora de lo que se hacía en otros países. ¿Crees que aún hoy es posible innovar?
– Eso siempre es posible. Los medios de comunicación han facilitado el contacto y por la misma razón han dificultado también las posibilidades de innovar, porque lo que tú quieras hacer ya está hecho. Es cierto que es más difícil, pero siempre se puede encontrar algo. La autenticidad, al final, está en el ser honesto con las raíces y con lo que se siente.



¿Los Jaivas podrían seguir viviendo, respetándose su lenguaje, con otras personas que los reemplacen a ustedes?
– El lenguaje de Los Jaivas claro que puede seguir existiendo, pero el grupo, como creador de ese mismo lenguaje, no puede continuar sin nosotros. El hijo de Beethoven podría haber hecho música, pero habría sido el hijo de Beethoven, al fin y al cabo. La creación de Los Jaivas va a durar hasta donde lleguemos nosotros.



Cuando uno mira lo que era la escena musical de los 70, aparecen grupos como el de ustedes o Quilapayún e Inti Illimani. Ahora, en cambio, cuesta encontrar conjuntos auténticos y de calidad.
– Es difícil ver a corta distancia. Si volviéramos a los 70, quizás Los Jaivas se verían como un grupo no tan importante como ahora, pues mucha gente ni siquiera nos conocía. La importancia se va adquiriendo con el tiempo, con la trascendencia del trabajo mismo. Tanto Quilapayún, Inti Illimani, Congreso, o nosotros mismos, somos grupos con mucha historia. Hemos hecho un camino y tenemos una obra extensa. Es por eso que ya se puede hablar de "grupos importantes".



Y de lo que hoy se hace en Chile, ¿qué es lo que te parece más interesante?
– Sin duda, la gran diversidad que hay, la abertura hacia nuevas posibilidades y el uso que se le está dando a las nuevas tecnologías. Hoy es posible mezclar distintas manifestaciones del arte y, por ejemplo, los conciertos ya no son sólo música sino que hay multimedia que permite incorporar imágenes. De hecho en nuestro recital vamos a hacer proyecciones y utilizar elementos pregrabados.



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