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Jorge Herralde: entre los negocios y la independencia cultural

Además de confirmar que el juez Juan Guzmán Tapia publicará el próximo año sus memorias bajo su editorial, Jorge Herralde comentó las nuevas tendencias literarias y aseguró que a pesar del éxito de ventas de sus libros, se mantiene firme en su independencia. También detalló el último proyecto de Roberto Bolaño, 2666.


Jorge Herralde bebe agua y no fuma, pero no le moleta que otros lo hagan. Su vida la ha pasado rodeado de escritores, por lo que se acostumbró al humo de cigarrillo y también a observar como la mayoría fue poco a poco forzada a dejar de fumar. El editor de la prestigiosa Anagrama, llegó a Santiago el lunes pasado. Participó en el homenaje póstumo a Roberto Bolaño en la Feria del Libro, tuvo tiempo para reunirse con el juez Juan Guzmán Tapia para hablar sobre sus memorias, armó sus maletas y el jueves pasado regresó a España.



En medio de todo esto, se juntó con algunos medios en un café cercano al Parque Forestal, donde además de entregar detalles sobre la quíntuple novela inédita de Bolaño, 2666, habló de la labor cultural de Anagrama, de su rol de empresario y de las tendencias mestizas de la literatura actual.



Fundada hacia 1969 por el propio Herralde, la editorial Anagrama comenzó con escaso éxito tras la publicación de una novela del escritor y poeta italiano, Cesare Pavese. Actualmente ocupa un lugar central en la difusión de las nuevas tendencias literarias mundiales, editando en español a escritores de la talla de Paul Auster, Ian McEwan, Paul Bowles, Antonio Tabucchi, Michel Houellebecq, Julian Barnes y Vladimir Nabokov.



En su catálogo latinoamericano, la editorial incluye a los escritores más interesantes de las últimas décadas. Además de los libros de Bolaño, Herralde ha leído, cortado y publicado títulos de Enrique Vila-Matas, Javier Marías, Sergio Pitol, Alvaro Pombo, Ricardo Piglia, Rodrigo Rey Rosa, Cesar Aira, y una serie de autores que transitan entre el éxito de Jaime Baily, y el anonimato -por ahora- de Andrés Barba.



Mestizaje literario



Lector de la mayoría de los libros que edita, Herralde mantiene bajo su alero a un selecto grupo de escritores que ha transitado por la narrativa para escapar a la estructura más tradicional de la novela. Muchos de sus escritores ha cruzado la barrera de la ficción y se sitúan en una mixtura de géneros que incluye la autobiografía, la crónica y el ensayo.



Lo hicieron Vila-Matas en Bartleby y Compañía, Magris en Danubio, y Marías en Negra Espalda de Tiempo, por ejemplo. Autores consagrados, pero que pese al mestizaje, Herralde asegura que lo que prima, "finalmente, es siempre la calidad literaria y el valor de la escritura".



De hecho, Herralde reconoce que esta tendencia también ha generado una serie de libros donde se llega a un "empacho". El cruce de citas, ficción y verdad, sostiene, "puede llevar a una literatura entrampada. Cuando está perfectamente logrado es cuando se transita fluidamente. Cuando las citas están incorporados de manera fluida y no rococó", explica.



-Respecto a la diferenciación entre crónica, ensayo, novela, poesía, en términos técnicos, ¿cómo hace Anagrama para ubicar a cada libro? Claudio Magris, por ejemplo, podría estar en más de una de esas categorías.

-Hay toda una serie de obras que son fáciles de catalogar: hay ensayos, crónicas, novelas. Y luego hay muchas que están en esta fusión actual, que, por otra parte, ya casi es una moda: Sebald, Magris, y tantos otros más… En general es verosímil que aparezcan en Panorama de Narrativas, pues ahí las ponemos, porque es una colección que aspira a atraer a más lectores. Si es directamente un ensayo, por ejemplo, Utopía y Desencanto, de Claudio Magris, va en ‘ensayo’: lo contrario sería traicionar al comprador. Ahora bien, Danubio -del mismo autor-, es una mezcla de libro de viajes, ficciones, autobiografía y está dentro de la colección ‘narrativa’.



-A su juicio, ¿esta tendencia podría calificarse como una moda o bien transformarse en una vía más?
-Digo "moda", que siempre es peyorativo, en el sentido que, como han salido varios de los grandes y más innovadores escritores frecuentando esta vía mestiza, es un pretexto para que se hable muchísimo de ellos: no es que sean escritores que busquen una moda, sino que inventan una moda a partir de ciertas características comunes.



-¿Como un camino a partir de un agotamiento de las formas narrativas tradicionales?
-En parte sí, pero siempre se habla de un agotamiento. La novela parece agotada desde su gestación, y aun así continúan saliendo novelas excepcionales. Yo no soy maniqueo en ese sentido. Me interesa la calidad de la escritura, aunque en principio, como lector, me interesan formas más exploratorias. Pero no me opongo a las buenas novelas.



Respecto a sus escritores chilenos, Herralde sólo ha puesto a Bolaño en su colección de novelas. Sus otros dos autores circulan mejor dentro de la crónica: Pedro Lemebel y Roberto Brodsky. De hecho, y como lo confirmó el propio editor, el nuevo fichado chileno es el juez Juan Guzmán Tapia, quien escribirá sus memorias para Anagrama.



Sobre este último, el editor sólo adelanta que está esperando que él las escriba. En todo caso, el acuerdo quedó reafirmado durante la semana, cuando ambos cenaron juntos. Guzmán le explicó que escribe en francés, por lo que sus memorias deberán ser traducidas para el primer semestre del 2004, cuando el libro sea lanzado simultáneamente en España y Chile.



Anagrama no se vende



Pese al renombre mundial de su editorial y a las decenas de miles de copias que venden los libros que publica, Herralde asegura mantenerse fiel a la independencia. "Por su propia estructura, los grandes grupos editoriales necesitan con frecuencia grandes best seller. Hay decenas de calidad, pero hay muchísimos que no lo son y entonces ahí prima el negocio forzosamente, estructuralmente. Lo que deriva hacia la banalización cultural", asegura junto a si vaso de agua a medio beber.



-¿Y la labor del editor independiente?
-Lo que queremos es hacer el trabajo que nos gusta. Naturalmente queremos que funcione bien económicamente. Esto es imprescindible, pero no es lo más importante. Como es sabido, la edición tiene una gran característica, de cultura y negocio. Si no hay negocio, no se puede editar porque la editorial se hunde, desaparece o la compran terceros. Entonces, al menos tiene que tener asegurada su subsistencia.



-¿Se puede decir que hay una opción política cultural en su caso?
-Pues, claro. Y uno puede hacer las declaraciones que quiera, pero luego si alguien examina el catálogo verá si lo que dice el editor corresponde o no con la realidad.



-¿En su relación con los grandes grupos editoriales le han ofrecido comprar Anagrama?
-Sí, somos de las pocas editoriales independientes consolidadas. Sería para suicidarse si no fuera el caso. Todos los grandes grupos han ofrecido comprarnos de forma muy halagadora, pero los he rechazado básicamente porque he podido desarrollar este proyecto editorial sin ninguna necesidad financiera.





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