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Paz: La cruda versión cinematográfica de la Guerra del Pacífico

Actualmente en pre producción, el filme narra vivencias de cuatro jóvenes sin educación que se unieron a la guerra motivados por el patriotismo de hace 124 años. Concebida según su realizador como el proyecto cultural más importante realizado en el país, la cinta ya tiene patrocinadores: el mismo Ejército de Chile.


Entre marzo y junio de 2004, en las regiones Primera, Sexta y Séptima, se rodará Paz, una película del director nacional Charly Varas y que pretende retratar los momentos mas impactantes de la Guerra del Pacífico.



El realizador cobró notoriedad en círculos cinéfilos tras el cortometraje titulado El desertor, filmado en 1995. Éste trataba sobre un joven que abandonó sus deberes militares en la guerra de hace 124 años, para vengar la muerte de su esposa peruana, a manos de los propios chilenos.



Ahora, con esta nueva producción, Varas intenta dar un giro y dar cuenta de las terribles vivencias que debieron enfrentar jóvenes pobres, sin educación, que se unieron voluntariamente al Ejército motivados por el patriotismo. "Al parecer, en la historia de Chile los héroes no sangran. Aquí si lo hacen y sangran mucho. Y pierden brazos y piernas y quedan sin amigos, sin familia", cuenta el director en conversación con El Mostrador.cl



Protagonizada por Benjamín Vicuña y Nelson Villagra, y ya patrocinada por el mismo Ejército de Chile, la película contará la historia de cuatro jóvenes sureños que se enlistan con el propósito de viajar al frente de combate, ilusionados con la posibilidad de salir de su pueblo y proteger a Chile del ataque enemigo. Este viaje tiene características especiales ya que refleja la transformación de los personajes de jóvenes a hombres, así como también de sus cambios valóricos.



Los días y las largas distancias obligarán a estos protagonistas a reflexionar sobre el real valor de la guerra, sin embargo un embriagador aire patriótico lo confunde todo. Al llegar al destino final, serán separados del batallón original, ya que se les ha encargado una de las misiones más importantes y peligrosas del conflicto: la reposición constante del telégrafo.



Es en esa misión, una patrulla compuesta por aproximadamente 18 soldados deberá sufrir los episodios más extraños y violentos que ocurrieron en el transcurso de la campaña terrestre, como la relación con el enemigo, el cuidado de prisioneros, la diferencia valórica entre soldados del mismo bando, la reposición del telégrafo como elemento vital para lograr la victoria, la pérdida de la inocencia, el miedo, la nostalgia y la soledad.



-¿Cómo se gesta la idea de llevar a escena la Guerra del Pacífico?
– Al parecer, como argumento cinematográfico, la historia de Chile aparece como una fuente muy interesante, y en especial la Guerra del Pacífico. Es un conflicto bélico que tiene consecuencias hasta el día de hoy y habla un poco del nivel de relaciones diplomáticas que tenemos con los países vecinos.



– ¿Cuál es tu posición respecto a la temática que desarrollas?
– Adopto un punto que tiene que ver con el cuestionamiento a la crueldad del conflicto bélico. Evidentemente, por ser chileno, la estoy contando desde un punto de vista personal. En el fondo la película es mi visión de la Guerra del Pacifico. Paz no es un filme que trate sobre la guerra, sino que está ambientada en la época. Es una historia humana muy potente, más que un relato del conflicto bélico. No es mi idea y no es mi propuesta hacer "la película sobre la Guerra del Pacifico". Eso me parece mas responsabilidad del documental que del cine. Me estoy dando el lujo de poder entregar mi mirada acerca de un conflicto que ocurrió hace 124 años.



– ¿Por qué decidiste debutar en la pantalla grande con un proyecto tan arriesgado?
– El año 1995 hice un cortometraje que se volvió absolutamente de culto. El desertor fue un trabajo sobre un muchacho que se fugó de la Guerra del Pacífico para ir a acriminarse contra las personas que mataron a su mujer que era peruana. Este salió en televisión y provocó mucha conmoción. Me pareció interesante lo que había provocado un cortometraje muy simple y sencillo y que hubiese desencadenado ese fenómeno de culto en términos temáticos. Después de mucho tiempo, de todas las anotaciones que hice de la época, me encontré con todos los documentos que tenía de los tiempos del cortometraje. Incluso me encontré con anotaciones que yo mismo me hice para el futuro como "recuerda que esto se puede filmar, acuérdate que esta preparado para un filme de 90 minutos, esto es sólo un episodio de lo que podría ser". Encontré estos escritos hace un año y medio atrás y me di cuenta que tenía una película prácticamente construida.



– ¿Hay cierto temor por caminar en terrenos, cinematográficamente hablando, muy poco explorados?
– Sé que es una propuesta súper arriesgada, pero te digo que no haría nada que no supiese que va a quedar increíble. Creo, de todas maneras, que ésta es una película súper ambiciosa, es un trabajo pretencioso claramente, pero estoy tratando de reinventar el género histórico en Chile. El valor que va a tener Paz no es por su contenido, sino más bien por su puesta en escena. Será algo absolutamente novedoso en este país.



– ¿Por qué crees que en Chile no se realizan películas históricas en gran cantidad?
– Pienso que porque generan incertidumbres en cuanto a lo complicado que puede llegar a ser desarrollar grandes proyectos de época. Este país no tiene en las venas el cuidado del patrimonio, de hecho actualmente no hay absolutamente ningún buque de la Guerra del Pacifico, a excepción del Huascar. Lo que espero provocar es un apego a "lo nuestro". Creo que los grandes países respetan el pasado mas que el futuro. Nosotros los chilenos tenemos muy mala memoria para todos los episodios que nos ha tocado vivir, y una película como Paz viene un poco a remover este patrimonio. Para aceptar el futuro hay que entenderse en el pasado. De dónde venimos, de dónde somos, qué nos pasaba hace 120 años atrás. Hay muchas cosas que se explican y la Guerra del Pacifico tiene una influencia cultural muy grande sobre lo que somos hoy. Ahora, sin embargo, mi búsqueda no son las buenas intenciones, mi idea es realizar una de las mejores películas que se ha hecho en este país.



– ¿Cómo se financió la cinta?
– El filme esta financiado prácticamente en un 70 por ciento. Básicamente gracias a auspicios, donaciones culturales, fondos directos de la productora. Es un proyecto muy caro.



– ¿En términos económicos, es un proyecto superior a Subterra?
– Está bastante cerca, pero no me parece que una película se tenga que vender por su costo. Lo que sucedió con Paz fue que partió como un proyecto pequeño y se fue trasformando en algo grande debido al interés que existe por la época.



– ¿Es tu película el proyecto cultural mas grande en la historia de Chile?
– Eso es un hecho. Todo lo que trae este proyecto es una gran sorpresa. Conciente de la complejidad el tema, tuve un acercamiento con las embajadas de Perú y Bolivia. Creí que era necesario, quería contarles en qué estaba y cuál era el espíritu de la película. Con ellos todo bien y puedo decir que, por suerte, el interés cultural entre nuestros países dista mucho de la relaciones diplomáticas.



– ¿Cómo esta construido el guión?
– Donde yo he puesto mas atención es en el desarrollo del guión literario. Imagínate que voy en la novena versión y creo que vamos a escribir por lo menos unas seis más.



– ¿Cómo escogiste el elenco?
– Aun estoy meditándolo, pero tengo a Nelson Villagra y a Benjamín Vicuña. Mi idea es trabajar con un grupo que me alucinó en teatro, una generación muy joven que es sorprendente. También estoy en conversaciones con el Pato Contreras, a quien ya tenemos casi confirmado, y estoy poniéndome de acuerdo con algunas personas por la fecha de filmación. Pero en general la mayoría de los actores me han dicho que sí y que dejan botado lo que sea por participar en el filme.



– ¿Por último, Paz pretende ser un filme conciliador o un tanto crudo en su presentación de la historia?
– Al parecer, en la historia de Chile los héroes no sangran. Aquí si lo hacen y sangran mucho. Y pierden brazos y piernas y quedan sin amigos, sin familia. Y eso es algo que en nuestro país no se ha visto jamás.



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