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Año 2003: La plausible irregularidad de la materia cultural

Con la aprobación de un presupuesto de 16 mil millones de pesos para el desarrollo de la cultura en 2004, se cerró un año repleto de altibajos en materia de creación artística. Programas de TV desechables a la par con la instauración de la institucionalidad cultural y el auge de diversas ramas de las artes, marcaron la pauta de un periodo tan extraño como diverso.


En una línea muy similar al año anterior, 2003 presentó un extraño fenómeno: el auge del tema cultural a la par con una ola creciente de chabacanería y programas de televisión desechables. "Se piensa en las mayorías como si fueran imbéciles y no ciudadanos que merecen gozar una televisión de calidad. Una programación equilibrada debe reunir información, entretención y cultura de una manera armónica. Estamos hablando de medios de comunicación cuya función social y pública no debe quedar rezagada en aras de proyectos meramente economicistas", comentó recientemente, Faride Zerán, miembro del directorio de Televisión Nacional.



Ciudad Gótica, Morandé con compañía, los reality y el inefable Mekano marcaron la tónica de la chabacanería televisiva. Estúpidos concursos juveniles y patéticos y conflictos amorosos arreglados entre sus integrantes, humor desechable a granel, somnolientos extractos de "la vida real de jóvenes" escogidos al azar -o por pituto- e invitados de segunda a estelares, producto de algún "aspecto de su vida privada" que se juzgó necesario transmitir al público, fueron la gran carta que los canales utilizaron, con el rating bajo el brazo, para atraer a audiencias masivas.



"La oferta programática en materia de programas culturales baja radicalmente, en aras de mantener el liderazgo en el rating, un sello que la acompañó por una década. Entonces, una visión de cultura restringida, en tanto deja fuera las expresiones más vitales de la creación y la imaginación de un país que sigue jugando en las grandes ligas internacionales gracias a sus poetas, narradores, artistas plásticos y audiovisuales, a sus músicos, cineastas y locos errantes o patiperros, quienes no tienen en Chile el espacio que se merecen", afirmaba Zerán.



Institucionalidad y presupuesto cultural



Un total de 16 mil 169 millones 205 mil pesos es el monto con que a partir del próximo año comenzará a funcionar el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Así lo dio a conocer hace unas semanas el Ministro de Cultura, José Weinstein. El incremento real sobre el presupuesto de 2003 corresponde a alrededor de mil 278 millones de pesos, equivalente a 8,6 por ciento más en relación al año anterior. Weinstein destacó que esta cifra duplica el crecimiento promedio del gasto público, calculado en un 4 por ciento para el próximo período.



"Este presupuesto en un 52 por ciento va a fondos concursables, ya sea Fondart, Fondo del Libro o Corfo, por ejemplo. Otra parte se entrega periódicamente a conjuntos estables, como el Teatro Municipal, que recibe más de mil 200 millones. También existen partidas que deben ser entregados al Consejo Nacional de Televisión para la realización de concursos" comentó el Ministro.



"Con los dineros que están realmente disponibles, el énfasis estará en intentar que lleguen oportunidades culturales a regiones. Es decir, enfatizar la llegada de actividades culturales de excelencia a distintos lugares de Chile, pero también que esto se haga desde la perspectiva formativa. Para nosotros un éxito muy importante fueron las iniciativas masivas, entre ellas, haber convertido la Plaza de la Constitución en un espacio para la cultura o haber realizado un día del cine, en el que se exhibieron películas en lugares donde nunca antes se había hecho. Nos dimos cuenta que es posible hacer cosas masivas que no sean chabacanería, que sean eventos de calidad y que vayan formando al público", agregó.



Pero sin duda uno de los aspectos más destacables en materia cultural fue la puesta en marcha de la instalación de la nueva institucionalidad. Se detrminó un reglamento para la selección de los directores regionales y se sacó adelante al iniciativa de la sede nacional del Consejo de la Cultura, que será en el edificio de Corres de Valparaíso.



Para Weinstein "lo más significativo es que se han ido cumpliendo los plazos de instalación de la nueva institucionalidad. Es decir, aquí había un desafío tremendo, que era poner en marcha una ley e implementarla. Esto implica ir dando distintos pasos, que muchas veces no son visibles públicamente, que significan superar muchas trabas y obstáculos burocráticos, pero que hay que ir cumpliendo".



El auge del cine criollo



Producto del arranque que el cine chileno demuestra desde hace un par de años, 2003 marcó uno de los puntos más altos para el actividad en lo que se refiere a la aceptación del público. Con ocho estrenos -más películas que en toda la década de los ochentas- y con más de 1.500 millones de pesos de inversión, reuniendo todos los concursos, "esta incipiente industria parece consolidarse", comentó recientemente el Ministro de la Cultura, José Weinstein.



En un hecho insólito para la cinematografía local, Sexo con amor, segunda película de Boris Quercia, logró llevar más de un millón de espectadores a las salas a lo largo de todo Chile. Protagonizada por María Izquierdo, Patricio Contreras, Sidgrid Alegría y Álvaro Rudolphy, esta comedia nos lleva a mirar con humor la vida sentimental y erótica de un grupo de adultos, quienes -al mismo tiempo de enfrentar la educación sexual de sus hijos- deben resolver sus propios conflictos y hábitos sexuales.



Junto con Sexo con amor, aparecieron dos películas con gran éxito de taquilla. Los debutantes de Andrés Waissbluth narra el período en que Silvio (Néstor Cantillana) ingresa a trabajar en un circuito de negocios pornográficos, tareas que le significan ingresos con los que nunca había soñado. Sin embargo el ascenso incluye diversos servicios personales al dueño y no pocas humillaciones. Además, Silvio debe hacerse cargo de su hermano menor, que al final de su adolescencia sueña con perder la virginidad e ingresar a la universidad.



Por otro lado, Subterra de Marcelo Ferrari, también con gran aceptación popular, desarrolla la historia basada en la obra homónima de Baldomero Lillo, ambientada en Lota en 1897. En las profundidades de la mina de carbón más profunda del mundo, se gesta la rebelión en el corazón de un hombre. Mientras la aristocrática familia Cousiño Goyenechea sueña con el advenimiento del "progreso", los mineros del carbón despiertan en procura de su dignidad.



Ambas operas primas, más el filme de Boris Quercia, marcaron una nueva y fresca veta en la cinematografía nacional, que junto con consolidar la aparentemente próspera industria fílmica, dieron en 2003 la sensación de que en Chile el cine funciona y camina con proyección.



Pablo Neruda y Violeta Parra



En cuanto a documentales se refiere, fueron dos estrenos los que acapararon todas las miradas. Neruda fugitivo: Testimonios dirigido por Hugo Arévalo, narra la travesía clandestina del poeta en fuga hacia Argentina. Estrenado en el Cine Arte Alameda, el filme se convierte en un único e inédito documento sobre las innumerables peripecias que Neruda tuvo que sortear para escapar de la represión impuesta por el presidente González Videla.



El documental recoge, en los lugares de los hechos, la voz de los protagonistas que ayudaron al poeta, dando origen al relato vivo y emocionado de los trece meses de clandestinidad de Neruda a lo largo de Chile. Visitando casas y departamentos en Santiago, Valparaíso, Punta de Tralca, Santa Ana de Chena, San Juan de Pirque y el Lago Maihue el realizador construye un documento único que acerca al espectador a las desventuras sufridas por el Premio Nobel debidas a la persecución política.



Con abundantes testimonios y detalles sobre esta interesante historia, el director Hugo Arévalo, logra conformar un lúcido y revelador retrato de aspectos poco desconocidos del Nobel.



Como segundo gran estreno, el documental Viola Chilensis de Luis R. Vera trata sobre la vida y obra de Violeta Parra. También estrenada en el Cine Alameda, recorre cada vestigio de los recuerdos que cada entrevistado tiene de la artista, creando una madeja de ideas, retazos y símbolos que dejan en manos del espectador la tarea de reconstruir su imagen.



El trabajo muestra imágenes y sonidos fundamentales de la vida de Violeta, con el objeto de acercar al público a la amplitud y trascendencia de su legado artístico. Imágenes en las que ella canta, baila, teje, pinta y habla de su obra, así como también testimonios de su familia, amigos y otros artistas y personajes de la época y actuales, son los elementos que conforman este rompecabezas de talento y precisión.



Junto con los testimonios de sus familiares, en el documental poetas, escritores y cantautores de todas partes del mundo retratan el particular universo de uno de los más destacados íconos artísticos de Chile. "La variedad de personajes refleja el gran número de personas que pueden sentir y aproximarse a la obra de Violeta desde ángulos muy distintos, ya sea su familia, sus amigos, conocidos y en algunos casos, expertos que tienen una visión profunda sobre su obra", aseguró el cineasta Luis R. Vera.



¿Experimentos artísticos o actos discriminatorios?



El año 2003, en términos artísticos, cerró sus puertas con un hecho bastante singular. Miti Mota se denominó una exhibición en la que un enano es presentado en un galería de Arte en el Parque Arauco con tan sólo un pequeño televisor, una radio y una silla. La obra protagonizada por Roberto Avendaño, se enmarca dentro de la exposición Metro Cúbico, realizada en el nuevo centro de arte experimental creado por la galerista Cecilia Palma.



De inmediato la voces de reproche se hicieron sentir, produciéndose una polémica en torno a la exposición y su eventual sentido discriminatorio. Para Andrea Zondek, directora del Fonadis "me parece perverso. Creo que contradice todo lo hemos estado trabajando en materia de discapacidad y diferencias, que tiene que ver con cómo incluimos a las personas en el diario vivir y no cómo destacamos la diferencias. En este caso, aparentemente, él está siendo segregado para sacar un provecho particular".



Según Sondek, Miti Mota se aleja bastante de lo que se espera de una muestra artística y la utilización de un personaje de talla pequeña tan sólo cumple una función abusiva. "Si el tema era dar a conocer cómo se maneja una persona de estas características en el diario vivir, no creo que esta exposición sea la forma más correcta. Los llamados de atención tienen que ser desde la dignidad de la persona y no desde "el enano de circo". Hay otras formas más apropiadas de dar a conocer lo que significa vivir con una talla pequeña", concluyó.



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