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El libro que describe el personal universo de Federico Fellini

Idolatrado por muchos e incomprendido por otros, Fellini ha sabido construir un universo cinematográfico paralelo. Considerado como uno de los genios del neorrealismo italiano, el cineasta se ha convertido en objeto de culto y referente obligado. El libro Federico Fellini es un recorrido por su carrera cinematográfica y una mirada hacia su vida.


"Creo que el mundo del cine debe ser análogo al del circo, donde le vinculo entre la mujer barbuda, los enanos, los trapecistas y los payasos, es mucho mayor que el que tienen con sus hermanos normales que viven vidas "civiles" lejos del circo". Así definía el realizador italiano Federico Fellini su vinculación con el rubro que lo vio nacer y morir.



El libro Federico Fellini, del autor Chris Wiegand, se propone escarbar en lo más profundo de la completa obra del cineasta para enlazarlo con aspectos biográficos. Así, este texto se trasforma en un interesante y amplio acercamiento hacia todos los filmes de Fellini, su percepción de la realidad, sus propios retratos en las películas y aquella tan exquisita y dotada forma de narrar historias.



La relación que Fellini establece en su juventud con Roberto Rossellini se trasformaría en uno de los pilares fundamentales para su desarrollo como director. Participa en 1945 en el rodaje de Roma, ciudad abierta, significando este, su paso más plausible hacia su próxima vida dentro del cine. "Y esta es la autentica lección que aprendí de Roberto (Rossellini): la humildad ante la cámara y en cierto sentí do la extraordinaria fe en las cosas fotografiadas… en los hombres, en las caras", comentó alguna vez Federico Fellini.



Debuta como director en 1950 con el largometraje, Luces de variedades. Según el autor del libro, Chris Wiegand, "esta película es una comedia exuberante, excéntrica y a menudo absurda que refleja el mundo del espectáculo al estilo de los musicales hollywoodenses entre bastidores. En su juventud, Fellini presenció varios vodeviles y números de variedades en Rimini. Declaró haberse inspirado en observaciones de primera mano durante una gira con la revista de Aldo Fabrizi, y aunque dichas declaraciones son falsas, quizá su familiaridad con el tipo de artistas de la compañía de Checo explique el tono afectuosos del filme".



En el ’54 aparecería su primera gran película, La strada. En la cinta, Zampano (Anthony Queen) para hacer más atractivo su espectáculo callejero, ofrece dinero a una pobre mujer a cambio de su hija Gelsomina, una joven cuya inocencia raya en el retraso mental. Juntos emprenden el viaje por varios pueblos, presentando un espectáculo de fuerza bruta aderezado con números cómicos. A pesar de los abusos de Zampano, Gelsomina comienza a desarrollar una profunda devoción hacia él y ambos generan una particular relación.



"Fellini se decantaba por la estructura picaresca y permitía a sus héroes itinerantes observar modos de vida alternativos y distintos sistemas de valores a través de encuentros influyentes. Sus filmes posteriores comparten el ritmo de La strada: alternancia de escenas animadas y tranquilas, episodios diurnos y nocturnos. La strada evita la crítica clasista que lanzó a la fama al neorrealismo y constituye un drama universal que se esfuerza por materializar lo que Fellini describió como la experiencia conjunta entre hombre y hombre", afirma Chris Wiegand.



En 1960 Fellini filmaría La dolce vita. Junto con significar la internacionalización del cineasta italiano, esta cinta se ocuparía de reinsertar al veterano Mastroianni en la escena del séptimo arte. Rápidamente La dolce vita desató polémica y acaparó la atención tanto del público como de instituciones como la iglesia y la prensa, siendo condenada de pornográfica, obscena y repugnante. Fellini obtuvo la Palma de oro en Cannes y fue el primer realizador internacional nominado al Oscar como mejor director.



"En Almas sin conciencia y Las noches de Cabiria, Fellini describía la búsqueda del renacimiento individual. En cambio, La dolce vita se centra en la necesidad colectiva de regeneración. En su magnifica escena inicial, una estatua de Cristo pende de un helicóptero con los brazos en alto, dominando la ciudad. Durante siete días y siete noches, el filme sigue las disolutas andanzas por Roma del cínico y hastiado periodista de sociedad Marcelo Rubini (Marcelo Mastroianni)", señala el autor.



Dos años más tarde aparecería la genial, Fellini ocho y medio. En este trabajo, el director hacía gala de aquella relación entre dominios cinematográficos y experiencia s personales, en donde el tono biográfico de la cinta de hacía evidente. Tal vez su cinta más intimista, Fellini ocho y medio debatía a un realizador de cine entre los sueños y la realidad tras un complejo bloqueo artístico. Por ese tiempo, Fellini sufría de una fuerte crisis de confianza y dudaba de su capacidad para hacerse cargo del proyecto.



De hecho, escribió una carta al productor de la película Ángelo Rizzoli contándole que se sentía incapaz de realizar el proyecto. Esa carta nunca fue recibida y Fellini decidió continuar y crear una cinta sobre un director que no sabía que quería. Que filme pretendía realizar. "En mayo de 1962 Fellini empezó a rodar el complejo retrato de un artista paralizado, aunque no lo reveló hasta mediados de octubre. El rodaje coincidió con la huelga local de laboratorios y Fellini filmó durante cuatro meses sin llegar a ver las primeras pruebas".



"Los escenarios aparecerían y desaparecían, los actores llegaban, hacían su papel y se iban, todo antes de que Fellini pudiera ver ni un solo minuto del filme que dirigía. Al final del rodaje pasó tres días en una sala de proyección para ver los frutos de la filmación. La película empieza con una pesadilla: un famoso director, Guido Anselmi (Mastroianni), está atrapado en un atasco y brega por salir del coche. Finalmente lo consigue, se eleva por encima del vehículo y flota hacia la libertad, solo para caer al suelo al cabo de unos segundos".



Posteriormente Fellini filmaría otros grandes aportes cinematográficos tales como Satyricon, Roma, Amacord, entre otros, quedando en la retina del mundo del cine como uno de los más grandes e innovadores directores de todos los tiempos. Mezclando lo fantasioso y la realidad subjetiva, el cineasta logró conformar un universo fílmico fértil y a la vez convertirse en un de los principales exponentes del neorrealismo italiano.



A propósito, Fellini señalaba: "Para mí, el neorrealismo es una manera de ver la realidad sin prejuicios, sin convenciones entre ella y yo -afrontarla sin ideas preconcebidas, mirándola de forma honesta-, sea la realidad que sea, no sólo la social, sino también la espiritual y la metafísica, todo lo que hay en el interior de un hombre".

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