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Verde que te quiero: la otra cinta chilena en carrera por un Oscar

Cuando el martes 25 se sepan quiénes son los nominados para los premios de la academia norteamericano, además de Machuca, el corto animado de Tomás Welss también podría estar seleccionado. A él, en todo caso, le tiene sin cuidado.


A Tomás Welss se le había olvidado que su cortometraje animado Verde que te quiero estaba postulando a obtener un cupo entre los nominados a los Premios Oscar. De hecho, no hizo ni el más mínimo lobby para que su cinta tuviera una mejor difusión y por ende a los hombres de la academia la apreciaran de mejor forma. Aunque el olvido no sólo afectó al cineasta, porque en Chile los premios norteamericanos sólo traen a la memoria una palabra: Machuca, de Andrés Wood.

Oficialmente, sin embargo, Verde que te quiero, producido por Ross Film y Cubo Negro, ha gozado de los mismos privilegios que Machuca; al igual que el largometraje de Wood fue postulado por el gobierno chileno a los premios y la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores (Dirac) ayudó a ambas cintas por igual para su difusión en el extranjero. Welss no hizo nada.

«El gobierno se encargó de todo. Yo fui al ministerio de Relaciones Exteriores, firmé y en ese momento -como una cosa completamente organizada- llegó Fedex y se fue todo en viaje a Hollywood», cuenta Welss, absolutamente desligado del proceso que siguió la película: «Para mi fue súper agradable porque lo único que hice fue firmar, ni leí los papeles».

La exigencia de Verde…

No obstante, la cinta de Welss no está en la carrera por el Oscar porque Chile lo decidió, sino porque Verde que te quiero ganó como mejor cortometraje animado el Festival de Cine Cartagena, Colombia, lo que le significó un inmediato cupo entre los postulantes para estar nominado. Ahora, aunque el corto de Welss es uno de los pocos latinoamericanos es uno de los pocos que está en postulación, en total -de todo el mundo- llega casi a los mil.

En ese sentido, ve complejo llegar hasta el Kodak Theatre en Los Angeles para la ceremonia de los galardones: «Lo veo difícil, porque no es una película fácil y creo que Holywood no le interesan las películas y los cortometrajes tampoco, elaborados; quieren que no exijan tanto al espectador, sino dar todo pre masticado. Y en Verde que te quiero, yo exijo mucho. Exijo demasiado», dice.

En efecto, tanto el ganador del Oscar 2003 y 2004 en la categoría de corto animado, la norteamericana The ChubbChubbsy la australiana Harvie Krumpet respectivamente, son historias tradicionales, con personajes y anécdotas sencillas. Verde que te quiero, por el contrario, es una cinta vanguardista, que teniendo como centro al color verde desarrolla en un sentido metafórico y amplio, manifestaciones de la envidia humana. Por lo demás, Welss no usó computadores; cada cuadro lo dibujó él mismo.

Cada uno de los ocho cortos animados que ha hecho Welss –Manos libres (’97), Reunión (’94), La Caída (’89), Tango mortal (’88), Circus (’87) y El Paraguas(’86)- los ha hecho a mano, dibujando cuadro por cuadro con lápiz mina. Por ahora, el trabajo computacional se lo deja a los pos productores y, de hecho, piensa que las nuevas generaciones que se vuelcan a la animación están demasiado metidas en la tecnología.

«Animación prácticamente no existe. Hay un boom de las escuelas de cine, pero que se refiere más que nada que los «pendejos» quieren hacer todo en Photoshop. No quieren animar, sentir el gesto, trabajar cuadro a cuadro. No, quiere hacer todo en post producción; es como al revés. En definitiva, creo que no es tan bueno porque se saltan justamente lo que es la animación. Eso ya no es animación, son botones que hay que apretar», cuenta.

La historia de Welss

Pese a que las posibilidades de Verde que te quiero de ser nominado al Oscar son bajas dada la cantidad de cortos en la misma situación, el curriculum de Welss en el mundo es una inmejorable carta de presentación. Esta cinta ha ganado una mención honrosa en el Festival del Nuevo Cine Latino Americano, La Habana; en el Festival de Huesca recibió el premio Huesca y un homenaje a toda su obra, más una exposición de dibujos y el premio «Semi» a la mejor animación en el festival de Santo Domingo.

La lista sigue: en 1999 fue homenajeado con una retrospectiva a su obra en el festival de Toulouse, Francia; lo mismo que sucedió en el 2001 en los festivales «Trois Mondes» de Ginebra. En marzo próximo, Welss será jurado en el Festival de Cine de Guadalajara en la categoría de animación, para luego en Mayo realizar en España una exposición de toda su obra, con cintas y dibujos. En Chile, sin embargo, su nombre suena muy poco fuera del mundo audiovisual, pese a que recibe el apoyo necesario para seguir trabajando.

«El gran apoyo que he tenido aquí en Chile, el Fondart y a las productoras en cuanto a producir, es innegable. Y también del ministerio de Relaciones Exteriores en cuento a poder transportar las películas por todo el mundo vía valija diplomática. En ese sentido existe el apoyo. Pero el interés por el tema, en cuanto a mis colegas, por ejemplo, es nulo», cuenta.

Actualmente Welss trabaja contra el tiempo para entregar los dibujos de su próximo corto, Pasta: «Se trata del poder que tiene la comida y el sometimiento que puede ejercer un ser humano hacia otro a través de la comida», cuenta y agrega que para el próximo año su idea es dejar el ‘pequeño formato’ y trabaja en un largometraje animado. Hasta ahora tiene el nombre, Deseo Capital, y trabaja en el guión.

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