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Carmen Silva y la política: «Un milico me salvó la vida»


Milita en el Partido Socialista desde los tiempos de la Unidad Popular. Antes de eso, había trabajado en las poblaciones, al lado del Partido Comunista. Comprendió joven que tenía una vocación social irrenunciable. Entró formalmente a las filas socialistas durante un acto masivo. "Yo digo que me convidaron", cuenta entre risas. "Al teatro Marconi, que ahora es el Providencia nos invitaron a un montón de gente ligada a la cultura, y nos propusieron entrar al partido. Era bien divertido, porque ninguno sabía la Marsellesa, ni qué mano levantar. Le llamamos la ‘promoción’ Marconi".



Trabajó en la campaña de Carlos Altamirano y fue coordinadora de los cordones industriales durante el gobierno de Allende. En una industria, precisamente, la pilló el golpe. Luego tuvo que irse, exiliada, a Ecuador.



– ¿La detuvieron?
– No. Me salvó la vida un milico, me metió para adentro de una industria, y de ahí salimos 6 mujeres caminando, muchas cuadras. Nadie nos recibió. Nos fuimos a la casa de mi hermana. A mí me buscaban porque trabajé en la campaña de Altamirano y además conocía a todos los dirigentes de los cordones.



¿Supo alguna vez el nombre de ese militar?
– No. Fue todo muy rápido. Cuando llegaron a allanar la industria Tisol, yo empecé a hablar como pituca, bien fuerte. Después bajé los brazos, no los quise levantar más. Pedí cigarros. Creo que me salvé un poco por insolente. Cuando se estaban empezando a llevar a la gente, se me acercó un milico y me pegó una cachetada fuerte. ‘Corre para adentro, huevona‘. Me dijo que me metiera al baño, y después, en la noche, llegaron otras cinco mujeres.



De vuelta en Chile, tras su exilio, se reconectó con la actividad política, y sobre todo social. Trabaja con niños y jóvenes. A los primeros les enseña a dibujar y a los segundos les hace talleres de teatro. Dice que "enseñarle a lolos pobres a pintar es la crueldad más grande. Nadie puede pintar si no tiene plata. Yo hice dibujo porque no tenía plata para telas, ésa es la verdad. Si haces un cuadro grande te cuesta a ti unos 200 ó 300 mil pesos. Y en este país es una crueldad porque casi no hay museos y los libros de arte son carísmos", asegura.


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