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Michael Pye y Katy Gardner: dos novelistas que escriben para el cine

Uno, periodista, historiador y productor radiofónico, y la otra, antropóloga social, Pye y Gardner pertenecen a la nueva camada de narradores inglseses, hijos de ingentes sombras como Amis, Ishiguro, McEwan, Rushdie o Kureishi, entre otros. Más que grandes ejemplos de la literatura de alto vuelo, los autores logran ganar por suspenso con Vidas Ajenas y Mi vida con Gemma.


Katy Gardner y Michael Pye (Editorial Salamandra) se leen bien. De corrido y con cierto entusiasmo. No puede no resultar, grosso modo, atractivo seguir la aventura demencial de un extranjero que poco a poco le va tomando el gustito a ser una persona diferente cada tanto, y empezar con ello una nueva vida tras otra. También resulta seductoramente voyerista el poder otear la amistad entre dos mujeres, veinteañeras y amigas inseparables que se marchan a la India, en la que suponen será la aventura de sus vidas.



Esos son los argumentos que los ingleses Katy Gardner y Michael Pye desarrollan en sus novelas »Mi vida con Gemma» y »Vidas ajenas», respectivamente. Dos autores jóvenes -según el concepto de juventud que extrañamente maneja la literatura y las editoriales- que vienen a engrosar la nueva camada de narradores ingleses, hasta ahora una de las escuelas más aplaudidas en el mundo entero, y exhibida en un marco de categoría por la renovada revista Granta, hoy la publicación literaria más renovadora, influyente y prestigiosa en lengua inglesa.

Si en su momento destacó a Joyce Carol Oates, William Gass o Donald Barthelme como descollantes figuras de la narrativa estadounidense, luego haría lo mismo con Martin Amis, ­Ishiguro, Boyd, Swift, McEwan, Rushdie, Barker, Kureishi, entre otros, para comentar del fenómeno que vivían las letras inglesas, un fenómeno que en la actualidad también tiene a una nueva camada de literatos en el United Kingdom­, aunque está por verse si Katy Gardner y Michael Pye puedan ingresar a lo que Granta destaca como la literatura digna de atención, más ligada a la crónica de viaje, al realismo sucio, a argumentos donde el tufillo Hollywood no se sienta a cien leguas de distancia.



Michael Pye es escritor, periodista, historiador y productor radiofónico. Nació en Gran Bretaña y trabajó durante dos décadas en Nueva York para prestigiosos medios como The Sunday Times, The New York Times o Daily Telegraph. Además de Vidas ajenas, Pye es autor de nueve novelas, entre las que destacan El dorado, Chaos y The Drowning Room, todos favoritos en las listas de ventas.



Katy Gardner, en tanto, nació en 1964. Estudió antropología social en la Universidad de Cambridge y en la London School of Economics, donde se doctoró en 1990. Su primer libro, basado en su trabajo de campo en las zonas rurales de Bangladesh, fue publicado por Virago Press en 1991 (Canciones a la orilla del río: historias de una aldea de Bangladesh). Posteriormente ha trabajado como consultora para varias organizaciones humanitarias y como profesora universitaria, además de publicar diversos artículos y ensayos. En la actualidad es profesora titular en la Universidad de Sussex.



En el caso de Pye, el tufillo Hollywood arremete desde que Martin Arkenhout, el protagonista de Vidas Ajenas, un estudiante holandés de visita en Norteamérica, decide adoptar la identidad de un compañero de viaje muerto en accidente. Pye nunca cuenta al lector ni le da señales de por qué Arkenhout comienza a intercambiar la documentación de sus víctimas, y aunque se desliza cierta euforia que le produce sentirse libre del pasado, el autor decide dejar de lado su vida holandesa. Entonces, el acento se coloca sobre la seguidilla de muertes y las rebuscadas maneras de encontrar el momento preciso para dejar sin vida al nuevo blanco.



Gardner, en tanto, logra con Mi vida con Gemma una prosa de mejor nivel -aunque se note demasiado su sensibilidad antropológica-, menos trabada y que a ratos alcanza una intensidad cercana a ese séquito de escritores que Granta ha levantado.



Esther y Gemma, las protagonistas, veinteañeras y amigas inseparables desde la infancia, se marchan a la India, y cuando llegan a su destino se topan en su camino con Coral, una experta viajera australiana, y a partir de ahí las cosas empiezan a tomar un rumbo imprevisto. Coral será el elemento que pondrá en cuestión la verdadera esencia de la amistad entre Esther y Gemma, haciendo aflorar viejas heridas y rencores. En una atmósfera cargada de olores penetrantes, sensaciones intensas y temores inexplicables, los acontecimientos se precipitarán hasta desembocar en la tragedia. Seis años más tarde, una Esther muy distinta, confundida y devorada por la pérdida y el sentimiento de culpa, rehará el camino impulsada por la necesidad de averiguar qué ocurrió con Gemma antes y durante aquel viaje, en un intento desesperado por recuperar su propia identidad.



Hay que agregar, con cierta justicia, para Gardner, sobre todo, que ambas novelas no representan quizás la llamada literatura de alto vuelo, aunque sí sólidos ejemplos de una novela de suspenso, y de ahí su salto casi seguro a que sean llevadas a la pantalla grande.



De hecho, en el caso de Vidas Ajenas, Ethan Hawke sería quien interpretaría al múltiple Martin Arkenhout, una película que, hasta ahora no ha tocado tierras chilenas. Y sería cosa de imaginar qué actriz de estos tiempos podría interpretar a Esther y Gemma, en esas cálidas y abigarradas calles de Nueva Delhi.


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