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Disturbed mezcla continuismo y un suave viraje hacia la masividad

Sin transar sonido ni mensaje, la banda de Chicago parece apuntar a una cantidad de público aún mayor a la que alabó sus dos trabajos anteriores, The sickness (2000) y Believe (2002).


Una sólida descarga de rock ofrece la banda estadounidenense en su tercera y esperada placa, Ten thousand fists, con un total de 14 temas que suponen una intención de darle continuidad a The sickness (2000) y Believe (2002), más que experimentar con nuevos acordes.



Tras el alejamiento del bajista Fuzz, el ahora trío de Chicago se lanzó en busca de la masividad, con canciones aún más "oreja" que Stupify, The game, Prayer o Remember, por citar los dos respectivos singles de sus trabajos anteriores.



Éste es un disco plagado de canciones radialmente viables, como la que abre y le da nombre al LP, la potente Guarded, Deify, I’m alive o el track destacado Stricken, que en la previa del lanzamiento logró 250 mil descargas sólo entre los usuarios de iPod.



A ello se suma la importante jugada comercial que significó delegar el diseño de la carátula del disco 2005 al cerebro del personaje de tiras cómicas Spawn, Todd McFarlane, y al dibujante Greg Capullo, razón por la cual la primera imagen de la placa no hace sino recordar la del Follow the leader, de Korn.



Pese a todo, la agrupación compuesta por David Draiman (voz), Dan Donegan (guitarra) y Mike Wengren (batería), más John Moyer en las canciones que requirieron bajo, continúa por el camino del metal más clásico -el de Metallica o Pantera- y se aleja del injusto mote de banda de nü metal que nunca le correspondió.

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