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‘En la cama’, de Matías Bize: Cuando el desnudo real viene después del sexo

Este jueves llega a las salas, con 21 copias, el largometraje ganador del Festival de Viña del Mar, y premiado con la Espiga de Oro en Valladolid. Se trata de una historia sencilla, sin pirotecnia argumental, en la que toda la fuerza está puesta en la narración y en los personajes, encarnados por los actores Gonzalo Valenzuela y Blanca Lewin.


Piel, piel, piel. Son los primeros planos de "En la cama", de Matías Bize. Al comienzo, difusos, luego, los trozos de cuerpo cada vez más nítidos, así como los jadeos y las cadencias propias del sexo. Bruno y Daniela -Gonzalo Valenzuela y Blanca Lewin, respectivamente- han llegado a un motel, tras conocerse en una fiesta, sólo para divertirse. La cinta, sin embargo, trata de todo lo que sucede luego -o entre medio- de esa diversión.



Sólo con una habitación y dos actores, Bize logró contar en poco más de una hora una historia que ha gustado en los festivales chilenos -ganó el Paoa de oro en Viña del Mar- y extranjeros -se hizo acreedora de la Espiga de Oro en Valladolid y fue bien recibida en Locarno. Una película que se estrena hoy, con 21 copias, en las salas de cine locales, y que tiene asegurada su distribución en España. Un relato minimalista en el que la fuerza está dada por los diálogos y la interpretación, más que por los acontecimientos.



Para el director, parte del éxito se puede explicar por la universalidad del tema. "Es una película súper honesta, sencilla, pero que logra emocionar. Uno se ríe, se entretiene, pero se conmueve. Eso creo que ha sido súper valorado. Creo que si bien es muy chilena por el asunto del motel y todo lo que pasa ahí, finalmente termina siendo una historia universal, porque es una historia de amor", explica.



A partir del sexo



"En la cama" no tiene nada de la pirotecnia acostumbrada de las cintas románticas, así como tampoco responde a los ritmos típicos de ese género. De hecho, el punto inicial es el sexo, con lo que rompe la escalada clásica de acercamientos que desembocan precisamente donde se inicia esta historia: en la cama.



"En la mayoría de las películas la escena de sexo se da en la mitad o al final, pero acá se da al principio -cuenta Bize. El resto, el desafío de la película, es que estas personas se muestren como son; eso es lo más complicado." Blanca Lewin concuerda con esta idea, y asegura que la ausencia de elementos distractivos obliga a enfocarse en lo esencial. "Creo que Matías se apropia de esta forma y le saca ventaja, en el sentido de que elimina una serie de cosas accesorias para concentrarse únicamente en la historia y en las actuaciones".



En opinión del cineasta, la gran pregunta que plantea la cinta es ‘hasta dónde puedes llegar con un desconocido’, y si es posible no involucrarse. "Podría haber partido esta película mucho antes: cuando se conocen en la fiesta, o mostrar lo que pasa después, pero me interesaba la historia misma, cuando estas dos personas tratan de conocerse, después del sexo -cuenta. Si bien se desnudan físicamente, el gran desafío era que los personajes se desnudaran desde adentro. Creo que es lo que a mí me tiene más orgulloso. Eso es lo que yo tenía ganas de hacer: una película la en que el sexo está al principio, pero que va entrando en un nivel cada vez mayor de profundidad de lo que les pasa a los personajes esa noche."



Quienes crean que se trata de una película erótica, se equivocan. Si bien hay piel, y bastante, cada una de esas escenas tiene una razón de ser y el acento narrativo, finalmente, está puesto en lo que sucede con los personajes íntimamente.



En este sentido, Blanca Lewin -quien además interpreta un baile que podría quedar en la antología de las danzas sensuales, junto con Antonella Ríos en "Los debutantes"- siente que cada uno de los desnudos está justificado. "Las escenas eróticas son elementos dramáticos. Son todas distintas, y van narrando también la historia. No están ahí gratis. Además, hubo criterio para hacer esas escenas, para que no fueran ordinarias, para que tuvieran gusto, elegancia."



Tiempo real



No es primera vez que el realizador hace suyo el formato de mostrar una temporalidad determinada, similar a la duración de la película. Su proyecto anterior, «Sábado» fue filmada en tiempo real, y en ella también participó Blanca Lewin, así como en dos cortometrajes anteriores.



El próximo trabajo de Bize irá en la misma línea: se trata de una historia de amor entre un argentino y una chilena, que se conocen un 31 de diciembre. La cinta se filmará en Santiago y en Buenos Aires, y aunque se trata de un proyecto más ambicioso en cuanto a las locaciones, mantiene la simplicidad argumental. El filme se llamará "Prefiero caminar", y todavía no está claro qué actores participarán en él. "Es irresponsable empezar ahora a invitar a actores, recién estoy trabajando el guión. Prefiero tener bien avanzada la historia para empezar a contactar a la gente", cuenta, aunque no descarta volver a trabajar con Lewin.


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