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Una impecable muestra de su virtuosismo entregó Dream Theater en Chile

Quinteto neoyorquino cultor del metal progresivo ofreció un concierto digno del cierre de una temporada que será recordada por las visitas de Judas Priest y Pearl Jam.


El quinteto neoyorquino Dream Theater presentó este martes un espectáculo en vivo digno del cierre de una temporada musical especialmente nutrida en Chile, antes unas 15 mil personas en el Velódromo del Estadio Nacional.



La banda, clasificada entre lo más destacado de la corriente del metal progresivo, presentó en Santiago su disco Octavarium, a modo de clausura perfecta para un 2005 que será recordado también por la venida de Judas Priest con Rob Halford y Pearl Jam, entre otros.



Fueron dos horas y media de rock las que ofreció la agrupación, en un recital memorable que inició con The root of all evil y Panic Attack, de la última producción, bautizada como la "octava maravilla" de sus 20 años de carrera.



En directo y aunque con más luces que en el registro de estudio, la voz de James LaBrie suele pasar a un segundo plano ante los cuatro ases del colectivo estadounidense: Jordan Rudess (teclado), John Myung (bajo), John Petrucci (guitarra) y el líder Mike Portnoy (batería).



No por nada los tres últimos comenzaron a tocar juntos a mediados de los 80 en su calidad de estudiantes del prestigioso Berklee College of Music. Hoy cosechan los frutos de la experiencia adquirida y suenan como una máquina perfectamente calibrada.



Bastante ad-hoc para su gira por Latinoamérica, la sorpresa llegó en la primera mitad del show, cuando Peruvian skies fue matizada por aclamados acordes de Wish you were here (Pink Floyd) y Wherever I may roam (Metallica).



Hubo espacio también para revisar los comienzos, como Fortune in lies, corte del disco debut When dream and day unite, o extractos de la placa doble de 2002 Six degrees of inner turbulence, como Solitary Shell, About to crash (Reprise) y Losing Time/Grand Finale.

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