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Jardín Botánico de Santiago: el nuevo pulmón de Chile para el Bicentenario

Un proyecto monumental, que comprende alrededor de 44 hectáreas, y que pretende transformar el rostro vegetal de Santiago se está sembrando. Ubicado en el Parque Metropolitano, en el centro de la capital, será el más importante del país, un verdadero museo al aire libre que comprenderá una ladera completa del Cerro San Cristóbal.


"Chagual" es una palabra de origen quechua, y que designa a una flor que se encuentra en toda la zona central del país, desde la IV a la VIII región. Es, también el nombre del proyecto más ambicioso que se ha concebido en este sentido, el Jardín Botánico de Santiago, un plan que cuenta con el sello bicentenario, y que reunirá la flora característica del clima templado, es decir, de Chile central. Su construcción cuenta con tres etapas, la primera de las cuales debería estar terminada para el 2010. La segunda de ellas tiene como plazo el 2020 y la tercera, el 2030.



Especies características de distintas zonas, vegetaciones diferenciadas, tupidos bosques húmedos y de espinos, peumos o palmas, entre otras, áreas temáticas y circuitos de recorrido son sólo parte de lo que comprende el plan, que ya se encuentra en marcha.



Puro mediterráneo



El clima mediterráneo, uno de los más privilegiados del planeta, sólo se encuentra en unos pocos puntos de la Tierra (Australia, Sudáfrica, California, Chile central y una zona de Europa), todos ellos considerados áreas críticas en términos de forestación. En Chile, además, el 52% de la flora autóctona crece en este territorio. Especies únicas, algunas de ellas amenazadas por la deforestación y/o la tala ilegal.



Es precisamente esta vegetación la que se reproducirá en el Parque Metropolitano, en una disposición que permitirá ‘pasearse’ vegetalmente por gran parte del país, pero también conocer especies propias de los otros climas mediterráneos del planeta. Bosques de entre tres y cinco hectáreas representarán cada una de esas áreas, y los recursos serán entregados por los respectivos gobiernos.





La disposición de las comunidades vegetacionales se hará teniendo en cuenta la luz y sombra que recibe el terreno, así como la cantidad de agua del suelo. El plan maestro fue decidido por 40 botánicos de todo el país.



Las edificaciones, además, comprenden un centro cultural, un restaurante, un instituto de botánica, edificios de servicios y una sala de clases para los niños. En la construcción, además, se han contemplado fuentes y esculturas, pero siempre dentro de la línea del paisaje, así como la incorporación de un circuito especial en tren, que rodea el jardín completo. "Los elementos étnicos inspiran la arquitectura del jardín botánico. Fue la exigencia que tenían los arquitectos", explica Antonia Echeñique, una de las gestoras del proyecto Chagual junto con María Victoria Legassa.



El desarrollo del proyecto in situ comienza el 2006, y los costos para la primera etapa están calculados en dos millones 200 mil dólares. Sólo en gastos operacionales, el Estado invertirá 150 millones de pesos anuales.



Jardines y especialidades



Una de las áreas más interesantes de lo que será en nuevo Jardín Botánico de Santiago es la segmentación temática de la vegetación. Con fines didácticos -una de las ambiciones es que todos los colegios visiten el lugar-, se establecerá una serie de zonas temáticas, que parten con un área destinada al descubrimiento. "Está destinado a los niños, para que aprendan y tengan nociones de medioambiente, para que conozcan nuestra flora y sepan respetarla, para que experimenten, para que planten", explica Antonia Echenique.



Paralelamente, estarán el "jardín del origen filogenético", que muestra la evolución desde las plantas más antiguas hasta las más modernas y la zona dedicada a los grandes exploradores y naturalistas. Luego, otro jardín dedicado a las plantas medicinales y comestibles que usan los indígenas, y otro dedicado a las especies amenazadas. Se trata de pequeños terrenos de una hectárea, que estarán en la zona inferior del cerro.



La idea principal, además de la investigación, es la difusión del conocimiento sobre la flora chilena. "Queremos sensibilizar a las futuras generaciones sobre el conocimiento de nuestro patrimonio, de nuestros tesoros vegetales, y también para generar un espíritu más en armonía con la naturaleza, porque somos una sociedad tremendamente urbana, y llena de valores que son antivalores. Este proyecto es para generar otro tipo de valores importantes para la sobrevivencia de nuestra especie y del medio ambiente", expresa Echeñique.




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