El compositor explicó que no sufrió síndrome de abstinencia más que con los cigarrillos.
El cantante español Joaquín Sabina, de gira por Argentina, aseguró hoy que sólo siente «una cosa por las drogas: nostalgia».
«Después de 20 años de tomar cocaína dije nunca más y fue nunca más. No pasé ningún síndrome de abstinencia, no me costó nada», dijo en una rueda de prensa en Buenos Aires, adonde regresó después de cuatro años de ausencia.
«Ahora duermo, yo no sabía lo que era dormir», subrayó antes de confesar que estuvo ocho meses sin fumar cigarrillos y «eso sí que es difícil».
Sabina, de 57 años, sufrió en 2001 un accidente isquémico cerebral del que se recuperó y que, según ha declarado en varias ocasiones, le hizo recapacitar sobre su estilo de vida noctámbulo y su relación con las drogas.
El cantante afirmó que las dos últimas noches en el teatro Gran Rex de Buenos Aires, correspondientes a la serie de ocho conciertos previstos en la capital argentina, lo han hecho «un ser completamente feliz».
«Yo había perdido casi la afición, el gusto por mi oficio. Estuve cuatro años con una guitarrita al lado de la cama, y nada», comentó entre alegre y melancólico.
«Volví a tocar en España, muy empujado por mis amigos y mis músicos. Pero cuando me dijeron sobre los ocho Gran Rex, se me vinieron todos los fantasmas, los buenos y los malos», indicó el cantautor, que el próximo sábado ofrecerá su tercer recital en el teatro de la tradicional calle Corrientes.
Sobre su compatriota Joan Manuel Serrat, que ayer fue investido doctor «honoris causa» por la Universidad Complutense de Madrid, señaló que es «un lujo, un amigo».
«Lo admiro, es un ejemplo. Este tipo tuvo una operación terrible y al tiempo estuvo arriba de un escenario», comentó.
En otro tramo de la rueda de prensa, dijo que ama a Buenos Aires porque le gusta «el caos», aunque admitió que preferiría que Argentina «no tuviera las grandes diferencias (sociales) que tiene».
En ese sentido, aseguró que ha aceptado la invitación de un dirigente social argentino para conocer un comedor para indigentes que instaló en Puerto Madero, el barrio más exclusivo de la capital del país.
EFE
