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Concurso de literatura infantil busca renovar temáticas y autores del género

Se inició la convocatoria para la segunda versión del concurso »Barco de Vapor», el más importante de España en narrativa para niños, y que en Chile comienza a refrescar el panorama editorial con otros nombres y otras temáticas. El proyecto, exitoso en el país hispano, fue conquistado, en 2005, por Felipe Jordán con el cuento Gallito Jazz.


El imaginario sobre la literatura infantil es tan prolífico y mítico que casi da para un libro en sí mismo. Las historias que los adultos se han contado sobre los niños y la lectura van desde el desinterés a la incapacidad de comprender tramas complejas, pasando por la necesidad del adoctrinamiento, el lenguaje meloso, los relatos básicos o aburridos y los personajes detestablemente correctos.



La tendencia, sin embargo, está cambiando. Hay un creciente interés por integrar otras temáticas y cambiar el estigma clásico que existe al respecto. En Chile, esa curva está rindiendo ya sus primeros frutos. De hecho, de los concursos literarios abiertos, el que más dinero ofrece al ganador es precisamente uno de literatura infantil: "Barco de Vapor".



No se trata de una casualidad, ni mucho menos: 29 años de vigencia en España han refrescado el panorama de la narrativa infantil, matizando por fin las lecturas escolares en las que se han mantenido atrincherados por generaciones y generaciones los hermanos Grimm, Esopo, Samaniego, Perrault y Andersen. El fenómeno, por cierto, se remonta a varios años antes de la explosión que en esta literatura generó la aparición de Harry Potter, el niño mago que revolucionó la idea que de los lectores infantiles tenían las editoriales.



El proyecto, exitoso en el país ibérico y en sus versiones latinoamericanas, inicia su segunda convocatoria en Chile por estos días. El primer objetivo: descubrir nuevos nombres que se sumen a la nómina de escritores para niños, y que maticen con títulos propios el catálogo de novedades extranjeras.



De Chile a Latinoamérica



En la versión 2005 de "El Barco de Vapor", el ganador fue el profesor de lenguaje Felipe Jordán con el cuento Gallito Jazz. El texto fue publicado por el grupo SM, pero la idea es que otras creaciones del autor también tengan cabida y sean editadas. "Tenemos otros manuscritos de Felipe, los estamos revisando, y nuestra intención es mantenerlo en el tiempo, y darle un impulso. Ahora, de todos modos él tiene ganas de seguir concursando, y es posible que se dé lo que sucede en España, que una misma persona puede volver a ganar", explica Rodolfo Hidalgo, gerente editorial de la empresa.



Según cifras de la Cámara Chilena del Libro, el porcentaje de literatura infantil representa entre el 10 y el 15% de las publicaciones nacionales. Aunque esta cifra suene optimista, lo cierto es que únicamente el 3% de lo que se comercializa en total corresponde a creación nacional. Por eso la urgencia.



Y si bien el esfuerzo editorial por la literatura infantil busca potenciar en los niños una mirada sobre su propia idiosincrasia, así como una cercanía con los propios códigos lingüísticos y culturales, tiene como objetivo colateral lograr la circulación de los autores nacionales en la industria latinoamericana. Es decir, que del mismo modo en que llegan a Chile títulos de Colombia o Argentina, las creaciones nacionales lleguen afuera.



"Gallito Jazz es un material que hemos entregado a otras casas editoriales para que la conozcan y evalúen su pertinencia -cuenta Hidalgo-. Creo que el tema es amplio y no debería tener demasiadas barreras geográficas, pero el tema es amplio y hay una decisión que pasa por cada país".



En cualquier caso, la mayoría de las casas editoriales -entre las cuales se cuentan Alfaguara, Norma, Edebé, Mare Nostrum, Ediciones B, SM y Zig-Zag -, han incorporado colecciones especiales para niños, algunas escalonadas por edad y temática. También se han incorporado -en algunos casos con gran éxito- escritores de ‘literatura adulta- a la narrativa infantil. Es el caso de Ramón Díaz Eterovic, quien creó un detective adolescente que es vecino del mismísimo Heredia, legendario personaje del escritor.



Algo similar ocurre con Sergio Gómez, creador del exitoso "Quique Hache", que ya va por su sexta edición, y de la recientemente aparecida novela para adolescentes Eugenio Praz.

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