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«Borges cometió una torpeza cuando aceptó ser condecorado por Pinochet»

Escritor y director de la revista argentina Proa, Alifano fue durante once años el amanuense del autor de El Aleph, El Sur y Ficciones . De paso por Chile, desmitifica la idea del Borges serio, orgulloso y distante, y asegura que fue la opción política del creador lo único que se interpuso en su camino para que le concedieran el Premio Nobel de Literatura.


Pasar media hora con quien fuera el secretario personal de Jorge Luis Borges durante once años puede llegar a ser dramático. No por las condiciones personales de Roberto Alifano, desde luego -un hombre atento, mesurado, amable-, sino porque es equiparable a tener un colador para llevarse el mar a casa. O un diminuto frasquito. Estar frente a alguien que conoció íntimamente a uno de los más notables creadores del siglo XX y tener sólo una cinta para grabar parece un chiste cruel. Uno de esos chistes negros que a Borges tanto le divertían.



Director de la revista argentina Proa fundada por el mismísimo autor de El aleph, Alifano hace un alto en sus actividades para sentarse a recordar. Sobre el librero, una fotografía en gran tamaño de los dos juntos, riendo. Casi al lado, un retrato de Pablo Neruda, como si las disputas entre ambos bastiones literarios nunca hubiesen existido. Otros objetos del escritor se dispersan por la casa: en el hall de entrada, en la mesa de centro donde reposan varios de sus libros, en las estanterías. Borges tiene, acá, el don de la ubicuidad.



Alifano y Borges se conocieron a inicios de los ’60, y ya en el ’64 comenzaron a trabajar juntos. Codo a codo tradujeron las fábulas de Stevenson, la poesía de Herman Hesse, viajaron, recorrieron geografías de ficción y reales. De esa amistad nacería el libro de Alifano El humor de Borges, y una infinidad de anécdotas conjuntas. "Era una persona encantadora, un hombre amable, generoso. Contrariamente a lo que la gente suponía, le gustaba hacer bromas, compartir con los demás. Todo el mundo piensa que estaba en una torre de marfil, y no era así", cuenta.



Empeñado en desmitificar la idea de un Borges omnipotente, serio y desapegado, asegura que su experiencia le demostró que en verdad era un hombre modesto aunque autoconsciente de su talento, y bastante romántico también, como lo demostraría hasta su tardío romance con la joven Viviana Aguilar, la última de sus mujeres, cuando ya estaba casado con María Kodama. "Él siempre estuvo enamorado de alguna mujer. Era muy enamoradizo, pero también muy pudoroso".



El revolucionario arrepentido



En términos políticos, Borges resulta un escritor polémico. Hijo de un anarquista de izquierda, y cercano él mismo a la ideología comunista durante su juventud -escribe Los salmos rojos en homenaje a la revolución bolchevique-, tendría un progresivo viraje hacia la derecha en los años siguientes, hasta terminar adscrito al Partido Conservador. Para la intelectualidad de izquierda -incluidos varios escritores que habían sido sus amigos- esto constituye una traición imperdonable.



Entre las relaciones que pierde está la que durante años cultivó con Pablo Neruda, aunque posteriormente terminarían reconciliándose en lo literario, según testimonia Alifano. "Yo mismo le llevé a Neruda El oro de los tigres -relata-; cuando lo vio, dijo ‘qué raro el título para un libro de poemas, a este Borges se le ocurre cada cosa’. Casi lo desechó. A la semana siguiente, lo fui a visitar a Isla Negra, y él andaba caminando. Salí a su encuentro y de pronto lo veo venir con El oro de los tigres, y me dice ‘Roberto, tenemos que rescatar a Borges, es un poeta maravilloso, mira como resuelve este soneto’. Estaba redescubriendo a Borges".



Según Alifano, "siempre estuvieron reconciliados en términos literarios, aunque en términos políticos jugaran a posiciones diferentes. Eran dos hombres de genio, y se reconocían mutuamente".



También su amistad con Julio Cortázar se vería resentida por las opciones políticas de Borges. Según contaba este último, cuando dirigía Los anales de Buenos Aires, un joven altísimo y lampiño llegó a visitarlo con un manuscrito bajo el brazo. Era Cortázar. Una semana después, Borges, encantado con la prosa del novel escritor, decidía publicar el escrito, ilustrado. Ese manuscrito era "Casa tomada". Años más tarde, tras el viraje de Borges hacia la derecha ocasionaría, según se ha dicho, que Cortázar le quitara el saludo. "Alguien me contó que alguna vez, en Buenos Aires, Julio cruzó la calle para no saludarlo. Yo nunca lo creí, conocí mucho a Cortázar, y era un devoto de Borges, lo adoraba", duda Alifano.



¿Cómo se explica la transformación política que tuvo?
-Creo que fue lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que el comunismo no era una vía para transformar la sociedad, hacer feliz al hombre y resolver las desigualdades. Eso, mucha gente no se lo perdona.



-Una cosa es salir de la utopía comunista, pero apoyar a Videla, apoyar la dictadura, es muy otra. Podría simplemente haberse restado, en lugar de apoyar estas causas.
-Claro, yo creo que en eso se equivocaba. En eso era un poco influenciable, pobre Borges. O se deslumbraba; pero después se daba cuenta de que había cometido errores y lo reconocía. El caso de la dictadura en Argentina es así: en algún momento él dice que los militares son unos caballeros y unos valientes. Pero después se da cuenta de que se ha equivocado, conoce de los crímenes terribles, y entonces dice que son unos pobres infelices que nunca oyeron silbar una bala. Los condena. Nunca fue un hipócrita.



Precisamente por esta postura política derechista, llama la atención que una de las biografías más genuinas en respeto sea la que de él hace Volodia Teitelboim, que es un militante comunista.
-Sí, pero es también un hombre sensato, de gran cultura y sabiduría. Además entiende muy bien a Borges.



El Nobel



¿Cuánto vale el Nobel, si Borges no se lo ganó?
-No lo sé. Tiene demasiadas connotaciones políticas, a veces se entrega a autores no tan reconocidos en atención al aporte social de lo que han escrito. En ese sentido, tal vez la obra de Borges no se prestó mucho para eso. Además, había personajes en la comisión del Nobel, como Arthur Ducleintz (Duclevit), comunista, muy amigo de Neruda, y que según el secretario de Neruda, había dicho que mientras él estuviera vivo iba a tratar de impedir que a Borges le otorgaran el Nobel.



Consecuencias literarias de su derechismoÂ…
-Sí. Además creo que Borges cometió una gran torpeza cuando viene a Chile en 1976 y acepta ser condecorado por Pinochet. Fue un error lamentable, lo usaron políticamente y creo que eso lo perjudicó muchísimo para el Nobel. Ahora, creo que eso como creador no lo afecta para nada, y que, al contrario, habla muy mal del Nobel por no habérselo dado al escritor más importante del siglo XX en castellano.


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