Con el respetado Max Cavalera al frente, Soulfly actuó en Chile ante sunos 1.500 fanáticos.
Un contundente aunque breve show presentó este sábado en Santiago la banda Soulfly, el proyecto que hace 10 años lidera el frontman original de Sepultura, el brasileño Max Cavalera.
Extrañó que la trayectoria del connotado músico, que nunca se había presentado en Chile con su actual agrupación, no consiguiera entusiasmar al público nacional. Al fin de cuentas, su anterior grupo es considerado entre los cuatro ases del ochentero thrash metal, junto con monstruos de la talla de Metallica, Megadeth y Pantera.
Quizá el rótulo de nü metal que algunos le dieron a Soulfly le haya pasado la cuenta entre los adherentes nacionales, pese a que su música tienda más bien al hardcore y haya sonado en sus inicios a la evolución lógica de Cavalera tras dejar su primera banda cuando ya experimentaba con la inclusión de sonidos tribales en sus discos.
Babylon, Prophecy, Seek n´ Strike y Living Sacrifice fueron los temas escogidos para iniciar la presentación en la discoteca Entredos, de San Miguel, escenario elegido por la producción luego de descartar el Estadio Víctor Jara por la escasa demanda de boletos.
El homónimo del álbum de Sepultura «Roots» (1996) fue, eso sí el primero en encender la noche sabatina, considerando que la discoteca estaba al tope de su capacidad y la temperatura en las inmediaciones del escenario bordeaba con facilidad los 30°.
Como era de esperar, los 90 minutos de música que ante unos 1.500 espectadores brindó Soulfly fueron intensos y emotivos a ratos, considerando lo reducido del lugar y la incondicionalidad del público, que coreó prácticamente cada uno de los temas.
El repertorio fue matizado por temas de los cinco álbumes del cuarteto que además integran Joe Nunez (batería), Marc Rizzo (guitarra) y Bobby Burns (bajo), pero los más aplaudidos fueron los cortes clásicos, como Refuse Resist, Inner Self y Policia.
