Publicidad

Los salieris de León Gieco y su periplo musical durante 15 años

El mismo argentino que cantaba Sólo le Pido a Dios y ese hit noventero llamado Los Salieris de Charly regresa a los escaparates nacionales con una recopilación que reúne sus títulos más importantes.


¿Desde cuándo existe en Chile la noción sobre la existencia de León Gieco? Muchos podrán dar como respuesta el título de una de sus canciones más emblemáticas, Sólo le pido a Dios, escrita por el argentino para criticar el conflicto armado entre su país y Gran Bretaña de la Guerra de las Malvinas y retratar, también, el dolor de cientos de madres que perdieron a sus hijos en un enfrentamiento absurdo, según resume el tema.



Para otros, aquéllos que entraban al despertar de la adolescencia a mediados de los 90, Gieco se llama Los Salieris de Charly, uno de sus más grandes hit durante esa década junto a Ojo con los Orozco, ambos cortes de alta rotación radial.



Una tercera razón podría ser más general y quizá mucho más apetecible para el propio artista, pues León Gieco es León Gieco solo por ser León Gieco.



Más de 30 años avalan la trayectoria y el nombre del creador, que ha compartido escenario con los músicos más importantes de la vieja guardia folk su país, como Charly García y Nito Mestre, entre otros.



Ahora, después de varios años sin saber mucho sobre Gieco en Chile, exceptuando su paso por el Festival del Huaso de Olmué, regresa a la memoria colectiva con una inyección de nostalgia que no necesariamente retrocede en la infinidad de páginas de su biografía musical.



Se trata del disco titulado 15 Años de Mí: León Gieco, una recopilación especial que reúne una selección de singles editados durante los últimos 15 años por Emi Music.



La lista de canciones incluye varios momentos de luminosidad en la carrera de las últimas dos décadas, como Bandidos Rurales y El Ángel de la Bicicleta, casi desconocidas para el público masivo en Chile. Pero también incluye infaltables de su repertorio en vivo para los menos adeptos a digerir nuevo o desconocido material, como por ejemplo el clásico Sólo le pido a Dios o El fantasma de Canterville, original de Charly García y que Gieco también hizo popular en su voz.



El disco es, en pocas palabras, una tentadora oferta para el fanático y una parcial manera de conocer su trabajo para quien ha estado ausente de su material anterior. Sobre todo, porque incluye en la selección un bonus con los temas Para la Vida y Todos los Caballos Blancos.



Además, la placa integra un DVD todos los videoclips del músico durante el período escogido, una selección de entrevistas, backstages y presentaciones en vivo.



No obstante, la placa parece disminuida en vista de su larga trayectoria y la serie de temas ausentes, pues el trabajo más admirado del músico y transformado en el culto de sus fanáticos se concentra básicamente a los años 70 y 80.



El disco recoge una época en que el argentino resucitó musicalmente fuera de las fronteras de su país, porque los 90 fueron para Gieco, por lo menos en Chile, símbolo de brillo y éxito radial, una teoría que queda de manifiesto comprobada al escuchar los tracks de esta placa que, al oído, resulta sensible de inmediato, esa misma "sensibilidad pop" de la que Charly hablaba.

Publicidad

Tendencias