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A 40 años de dos discos que cambiaron la historia del rock chileno

Hace cuatro décadas, las bandas chilenas Los Vidrios Quebrados y Los Mac’s lanzaron sendos álbumes que transformaron la forma como se entendía el rock en Chile.


En el mundo del pop, 1967 es un auténtico hito. La música pop obtuvo una certificación de adultez que la convirtió no sólo en un vehículo para pormenorizar la vida de un adolescente. sino también para cohesionar las múltiples inquietudes artísticas dentro de una canción de apenas tres minutos.



Eran los tiempos de la psicodelia, de los Beatles y su Sgt Peppers; de Syd Barret y Pink Floyd. Todos dando rienda suelta al delirio hermanado con el talento. Y Chile no estuvo ajeno a esta revolución.



El hombre caleidoscópico



La escena musical chilena durante los años sesenta no era terreno fértil para el surgimiento de músicos que tuviesen en el rock una alternativa estética. La Nueva Ola acaparaba la atención mediática, el gusto del público y, por sobre todo, una industria discográfica a su completa disposición.



Hacia 1963, en Valparaíso se formaba una banda que reunía a dos hermanos: Carlos y David Mac-Iver. Influidos radicalmente por el rock & roll de los años cincuenta, Los Mac’s -nombre con el que bautizarían su grupo- comenzaron a tocar en distintos eventos secundarios o universitarios que se realizaban en la zona.



Al mismo tiempo, en Santiago, el músico Willy Morales estaba particularmente deslumbrado al escuchar el tema Love me do de los Beatles. Por entonces, Morales se las apañaba como tecladista y compositor en uno de los grupos de la Nueva Ola más reconocidos, Alan y Sus Bates, quienes tuvieron entre su batea de éxitos, la archifamoso Difícil, muy difícil. "Tenía claro que ya no podíamos seguir haciendo esa música y se lo comenté a los muchachos: Los Beatles cambiaron mi manera de ver las cosas. Lamentablemente, nos iba muy bien y ellos decidieron seguir en lo mismo así que tuve que iniciar una búsqueda por otros lados".



Junto con el baterista de la agrupación, Erick Franklin, contactan a los hermanos Mac-Iver quienes se habían trasladado a Santiago. Los cuatro congenian en cuanto a gustos e intenciones y comienzan a construir un repertorio basado en temas de los Beatles, Rolling Stones, Kinks y otros números de la época. Se convierten, al poco andar, en la banda más exitosa de la incipiente escena rock. Llegaban a vender 300 copias de sus elepés cada fin de semana en sus recitales en el barrio alto de la capital.



Sin embargo, Los Mac’s sienten la pulsión por grabar un álbum propio, con canciones originales en que puedan infiltrar su renovado estilo. "Le propusimos al director del sello RCA, Hernán Serrano, grabar un disco a nuestra pinta, con un nuevo sonido y él nos dio la autorización para hacerlo, ya que sabía que con el éxito que teníamos nos iría bien de todas formas", recuerda Morales.



Es así como surge "Kaleidoscope Men", una de las obras musicales de mayor envergadura salidas de nuestro país. Los detalles de la grabación dan cuenta de un proceso inédito en vista de su ambición. Tres meses de disponibilidad de estudio, la contribución de músicos de la orquesta sinfónica, fueron parte de las prebendas con que contó el grupo.



Eso sí, Morales advierte que no fueron pocos los inconvenientes tecnológicos que tuvieron que enfrentar. "En Chile no existían clavecines, un instrumento que usaban los Beatles, por lo que le pusimos tachuelas a un piano y así imitamos la sonoridad", puntualiza.



El álbum vendió una buena cantidad de copias, a pesar de lo cual, su rotación radial y repercusión periodística fue bastante menor.



¿Y qué motivo esta empresa? El haber oído meses antes el primer disco de una nueva banda santiaguina que les mostraba un camino de total independencia.



Rompiendo el cristal



El grupo que sacó a los Mac’s de su sensación de confort, fueron los Vidrios Quebrados, un conjunto formado en las aulas de la Escuela de Derecho de la Universidad Católica. Su líder y guitarrista, Héctor Sepúlveda, junto a Juan Enrique Garcés iniciaron la búsqueda de otros dos compañeros que compartieran la pasión por la música inglesa y tuviesen ganas de armar una banda: el llamado fue respondido por los universitarios Cristián Larraín y Juan Mateo O’Brien.



Sus dificultades en disponer de instrumentos y equipos de mínima calidad no fueron obstáculo para que se destaparan como un acto explosivo en distintos festivales de la época. El productor del sello Odeón, Emilio Rojas, los convoca y les ofrece grabar un primer disco single. "En un principio rechazamos la propuesta. Quería que nos disfrazásemos y tocáramos sólo covers; insistimos en que sólo grabaríamos cosas nuestras. Un par de días después nos llamó y nos dijo ‘está bien, ustedes ganan, graben lo que quieran", dice Héctor Sepúlveda.



Su prestigio aumenta así los contratos de recitales. Su irrupción incluso les granjea la dedicación de especiales radiales y actuaciones en televisión.



El paso siguiente: grabar un álbum. En sólo tres noches, Los Vidrios Quebrados dan a luz "Fictions", una placa que expresa su particular talento volcado al beat y el folk-rock, aparte de un sofisticado manejo en sus letras, éstas a cargo de Juan Mateo O’Brien. Por ejemplo, en la canción "We Can Hear Steps" se escucha: "Podemos escuchar los pasos a través del mundo; abre bien los ojos es el giro de los tiempos".



"Quedé insatisfecho con el resultado del disco. Tuvimos tan poco tiempo y hubo partes que hubiese querido grabar de nuevo", relata Héctor Sepúlveda acerca del proceso de grabación del álbum.



Dos discos perdidos en la bruma del tiempo -ambos son hoy absolutamente inhallables- pero vivos en la frescura de su vocación; dos bandas pertenecientes a una generación convulsa y que no titubearon en dejar claro que en Chile la música era posible.

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