El próximo domingo se celebrará una nueva versión del Día del Patrimonio, una actividad gestada en el gobierno anterior y de la que Ángel Cabeza, en su calidad de secretario ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales, fue un activo impulsor. Hoy, Cabeza critica la apresurada forma en que se está llevando a cabo la conformación de una nueva institucionalidad patrimonial.
Ángel Cabeza opina con convicción sobre patrimonio cultural en Chile y su preservación. Durante doce años fue secretario ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales. Hoy sigue investigando el tema, como director del Instituto de estudios del patrimonio de la Universidad Arturo Prat (UNAP) en Santiago.
Un escaño desde el que alaba los avances en materia de financiamiento y recursos que están surgiendo para preservar el patrimonio tangible e intangible, pero al mismo tiempo critica la a su juicio apresurada confección de una institucionalidad, al afirmar que ello podría jugar en contra del consenso que debe existir entre la serie de actores que participan del tema.
«Está mucho más claro en cómo que hay que avanzar en materia de mecanismos económicos para la conservación del patrimonio. Hay mucha más concordancia en esa línea, lo que falta es voluntad del gobierno para avanzar sobre eso. Pero hay un debate pendiente sobre el diseño institucional de la ley que regirá el tema de la conservación patrimonial. No hay que precipitarse en ese aspecto y considero que es necesario darle más tiempo al proyecto", afirma.
El pasado 11 de abril, la Presidenta Michelle Bachelet recibió un informe con 120 medidas para propuestas por la Comisión de Institucionalidad Patrimonial, documento que fue entregado después de ocho meses de trabajo y consultas a más de mil profesionales vinculados al tema.
El material plantea diversas medidas de preservación y difusión del patrimonio cultural, partiendo por la creación del Instituto del Patrimonio, en el que convergerían las cinco entidades públicas que actualmente se ocupan del tema: Consejo de Monumentos Nacionales, la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos, además de las unidades o áreas respectivas de los ministerios de la Vivienda, Bienes Nacionales y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
No obstante, Ángel Cabeza discrepa sobre la estructura que conforma esta institucionalidad y asegura que existen riesgos al conformar un círculo tan cerrado de actores, en consecuencia de la gran cantidad de interventores que tienen que decir algo sobre el tema.
Principalmente, ¿hacia dónde apuntan sus críticas al texto en manos del Ejecutivo que servirá como base para el proyecto sobre la institucionalidad patrimonial?
-Sobre el tema de diseño institucional hay que ir más lento. Hoy el tema del patrimonio es transversal. Existen actores que podrían parecer ajenos a esta discusión, pero no lo son, como por ejemplo el Ministerio de Salud, que administra edificios y lugares que bien podrían alcanzar el carácter de patrimonio. Las Fuerzas Armadas también tiene algo que decir, así como municipios y empresas. Por eso hay que tener mucho cuidado al momento de agrupar a los interventores en el tema de patrimonio en una sola institución.
-¿Cuáles serían los principales problemas al obviar esta transversalidad participativa e impulsar, en el futuro, la ley?
-En Chile tenemos la mala costumbre de pensar que todos lo solucionamos con una ley, o
cuando hay un gran problema, lo solucionamos con una comisión. El tema no es tan complejo, el tema no es como concentrar el tema en una sola instancia, sino que coordinar la transversalidad del problema desde lo público y lo privado.
Prioridad financiera
Según Cabeza, las prioridades en materia de patrimonio están invertidas. El hoy académico pone el acento en el financiamiento antes que en establecer una estructura institucional apresurada que, obviamente, necesita más tiempo para entregar resultados.
«Hay que avanzar en una mayor conciencia en el custodio y desarrollo del patrimonio. En ese sentido, nuestra legislación es muy débil en el tema de entrega de recursos", señala.
-¿Sin embargo se ha hablado de la mayor inyección de recursos en materia patrimonial?
-Pero siguen siendo insuficientes si lo miramos desde una óptica distinta a la convencional. Esa es una gran falencia en relación a otros países de Latinoamérica y con el nivel de desarrollo actual de Chile, ese financiamiento debería ser mayor. En cada uno de los últimos gobiernos se ha dado un paso adelante, sin embargo queda un largo trecho para tener un fondo estatal y uno privado para rescatar nuestros monumentos que están en muy mal estado.
-En ese sentido, ¿el tema del financiamiento también se une a su crítica institucional, debido a la transversalidad de actores que pueden participar de la recaudación financiera necesaria para conservar los sitios patrimoniales?
-Este tema está teniendo una atención más generalizada, arraigado en universidades, fortaleciéndose en varios ministerios y en empresas que hoy tienen un importante papel en materia de conservación. Pero lo importante es entender que el concepto patrimonio tradicional, vinculado a fuertes, iglesias, ha cambiado e integrado ideas, sentimientos sobre determinados lugares, historia, patrimonio intangible, familiar y de país.
-No obstante, los sitios nombrados por la Unesco como patrimonio de la humanidad, como Valparaíso o las iglesias de Chiloé, ¿se llevan más recursos en desmedro de otros sitios patrimoniales de menor escala?
-Esos sitios son los lugares cinco estrellas en materia de patrimonio. Cada país tiene que ponerse de acuerdo en qué lugares serán patrimonio de la humanidad. En el caso de Chile, ahora es la oportunidad de postular a parques naturales como las Torres del Paine o la Laguna San Rafael. Pero también hay que pensar en un patrimonio intangible y fundamentalmente en los valores que están asociados a los sitios patrimoniales. La fuerza que tienen estos lugares no solo está relacionada a la piedra, sino el valor que le da la gente que habita estos lugares.
