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Hugo Marín: «Estamos en una ciudad en que ya no se respeta nada»

Una fuerte crítica al crecimiento urbano plantea »El ultraje a los sentidos y a la razón», muestra que el pintor y escultor inauguró esta semana junto a 20 destacados artistas nacionales. »Es un homenaje al alcalde desconocido que destruye y colabora para que no tengamos memoria, porque hay una especie de pacto comercial», dice irónicamente.


Las variadas formas y colores de las obras de Hugo Marín descansan dispersas por todo su amplio y luminoso departamento/taller, enfrentadas a través de los ventanales al río Mapocho y las transitadas cercanías del Parque Forestal.



Desde este lugar, el artista conversó con El Mostrador.cl sobre la situación de nuestra ciudad y su patrimonio, que según él "están asesinando" y que lo motivó a convocar a veinte artistas para reflexionar sobre las iniciativas políticas y edilicias que permiten la demolición de edificios históricos en pos del progreso.



Marín aclara que esta destrucción no tiene lugar sólo en Santiago. "En realidad es todo Chile. Desde Iquique, que se transforma en una especie de Disneyland a un Fuerte Bulnes en Aisén que se transforma en un fuerte tejano de la época de los sioux, hasta el Cementerio General que lo invade una especie de Halloween, donde un funcionario se disfraza de monje loco e invita a que uno se aterre con la muerte. Son cosas tan evidentes, pero son tan evidentes que la gente no se da cuenta», dice.



Ahí reside el objetivo de la muestra "El ultraje a los sentidos y a la razón", que se inauguró esta semana en el Observatorio Lastarria. "Pretendo despertar un poco respecto a lo que está pasando, porque ya no hay memoria, no hay recuerdos, hay un sólo barrio o dos: la calle París/Londres y Concha y Toro. Son los únicos lugares donde se encuentran casas viejas, donde se puede rescatar algo con cierto nivel de arquitectura, con conocimiento, con cultura", dice.



Crítica y Sátira



Hugo Marín toma una fotografía de un cartel ubicado en la calle Lastarria que reza "Barrio Histórico Cultural" y dice: "…y lo están destruyendo. Tienen el cartel ahí y no lo ven. Es una lobotomía. Rompen la estructura del cerebro y de la memoria. Es un programa decidido para que no tengamos memoria. Es una esquizofrenia". Y se pregunta cómo no existe una legislación competente, alegando una indiferencia absoluta.



La misión de los veinte artistas convocados será entonces sensibilizar al público frente a realidades como la destrucción del patrimonio urbano, del arte público, o frente a los desaciertos edilicios que en lugar de poner en valor, empobrecen la ciudad. "Son muchos los llamados y pocos los elegidos", dice Marín.



Los escogidos, -entre los que se cuentan nombres como Francisco Brugnoli, Tatiana Álamos, Francisco de la Puente, Gregorio Fontaine y Andrés Vio- realizarán estas denuncias con un tono muy particular.



"Es una ironía sobre lo que está pasando. Es una intención sarcástica. Es un homenaje al alcalde desconocido que destruye y colabora para que no tengamos memoria, porque hay una especie de pacto comercial, un pacto de intereses económicos con respecto a las constructoras -yo las llamo destructoras- con la municipalidad", sentencia Marín.



Para el artista, en Chile existe una cultura de la demolición y de la construcción. "Una constructora es una destructora que asegura que demoler es progreso", dice. Y asegura que lo único que nos queda es la poesía. "No hay cultura visual, entonces no hay algo que se pueda proteger, porque eso es inexistente. Queda solamente la palabra. Y la palabra viene con influencia del mapudungún, los mapuches tenían mucho respeto con la liberación, con la energía. Y de ahí viene ese gusto por la poesía y es uno de los legados que nos queda. El legado visual no existe".



Meditación trascendental



Además de estudiar en la Escuela de Artes Aplicadas con el artista José Perotti, Hugo Marín estudió para mimo con Alejandro Jodorowsky y realizó estudios de Meditación Trascendental, disciplina que perfeccionó en Suiza y que ha marcado su trayectoria como artista.



"El ultraje a los sentidos y a la razón" también tiene relación con sus posturas metafísicas y su forma de enfrentarse al mundo. "La trascendencia significa llegar a un estado profundo de orden que, al olvidarlo, recuperas esa memoria del todo. Recuperar el todo es el absoluto. Y al llegar a ese estado de quietud, de silencio, llegas donde está todo comprometido en ese estado profundo. Esos son los valores que traes a la actividad, a la expresión. La técnica de meditación trascendental significa rehabilitar tus potencialidades que están dormidas, sacarlas adelante. Y sacar adelante también nuestra memoria, la pérdida de memoria es la nada", reflexiona.



Y resume sus ideas diciendo: "la destrucción es perder todo lo que puede significar valioso y que tiene una calidad, un legado. Ese legado es recuperable cuando uno llega a ese estado, pero indudablemente, lo que está pasando visualmente ya no tiene salida".

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