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«Libro podría ser ilustrativo para llamar a la conciencia de los jueces»

David Hidalgo es el autor del libro »Sombras de un Rescate», una revisión de los hechos ocurridos en la residencia del embajador de Japón en Perú hace ya una década, que identifica al ex presidente como un claro responsable de la muerte de 14 guerrilleros.


A 10 años de la operación en la embajada nipona en Lima ocupada por integrantes del Movimiento Revoluionario Tupac Amaru (MRTA), el periodista peruano David Hidalgo presenta su libro "Sombras de un Rescate. Tras las huellas ocultas en la residencia del embajador japonés", una acuciosa investigación que devela aspectos inéditos del episodio que terminó con todo Perú celebrando la resolución del ex presidente Alberto Fujimori y que aparece, oportunamente, ante el inminente fallo de la Corte Suprema que decidirá sobre su extradición.



La retención de los invitados que la noche del 17 de diciembre de 1997 visitaban al embajador Aoki para la celebración de su cumpleaños inició una larga negociación en que los miembros del MRTA exigían la liberación de sus compañeros presos a cambio de la libertad de los retenidos, entre los que se encontraban el diplomático y el entonces canciller Francisco Tudela, entre otros.



El extenso período provocó la expectación mundial, hasta que el 22 de abril de 1997 se realizó una sorpresiva operación que movilizó a 142 efectivos de las fuerzas especiales peruanas para terminar con el secuestro. La maniobra logró la liberación de 71 rehenes, excepto el vocal de la Corte Suprema Carlos Guisti -quien murió durante el procedimiento- y con la dramática muerte de los 14 guerrilleros del MRTA, incluido su líder, Néstor Cerpa Cartolini.



En "Sombras de un Rescate", Hidalgo reconstruye los últimos momentos del secuestro que mantuvo a 72 rehenes encerrados durante más de cuatro meses en la residencia del embajador de Japón en Perú, Morihisa Aoki. Gracias a su investigación, el periodista concluye que la muerte de los 14 guerrilleros fue producto de una ejecución extrajudicial.



David Hidalgo asegura que las pruebas que ayudarían a esclarecer la responsabilidad de quienes habrían cometido y ordenado tales fusilamientos "se perdieron deliberadamente" y que el fallecimiento de los miembros del MRTA evidentemente no ocurrieron durante la operación, sino que cuando éstos ya se encontraban capturados y/o rendidos.



El periodista realizó una rigurosa indagación en los hechos, que incluyó entrevistas con ex rehenes que refuerzan su teoría de la ejecución, como también de la revisión y publicación de documentos hasta ahora secretos. Según Hidalgo, una prueba evidente sería un escrito firmado por el director de la policía en que se prohíbe la toma de fotografías o videos de los guerrilleros muertos, además de negar la realización de los análisis forenses. Pruebas que ya no existen y que permitieron que el entonces presidente Alberto Fujimori saliera airoso de la que fue considerada una acción célebre en contra del terrorismo.



"Existe la percepción en Lima de que es parte de una lucha exitosa contra el terrorismo que tiene muchos episodios y que finalmente dejo un país damnificado, entonces está la concepción de que muchas de las víctimas de secuestro fueron personas importantes y muchas de ellas consideran que la muerte de los separatistas, que eran delincuentes, era el costo al que se sometían al cometer un secuestro", asegura Hidalgo.



El periodista considera que esta visión resulta natural, pero es extrema, porque "no considera que la democracia significa una garantía para los derechos de todos. Y que si en alguna situación hay un personaje que se haya rendido en combate, existen normas internacionales que dicen que se deben respetar los derechos humanos. En el caso de los combatientes esto no sucedió. La visión generalizada es porque muchos de la gente que estuvo en el secuestro se sintió salvada, rescatada. Y considera que si los terroristas murieron, murieron en su ley. Hay otro sector de la sociedad que, si bien consideran que fue una acción terrorista, también consideran que hay un respeto a los derechos humanos básico que no se cumplió".



¿Por qué cree que medidas tan represivas terminan por confirmar la legitimidad de un gobierno?
-El tema de la legitimidad es muy complicado, porque la mayoría de la opinión pública se dejó llevar por cierto tipo de medidas que de alguna forma aparentan ser eficaces. En este caso, la lucha contra el terrorismo dejó un país un poco más estable que antes, pero sin embargo, dejó un costo social, un costo de derechos humanos que no debe ser obviado. Tradicionalmente se pensaba que el terrorista es el enemigo y que no tiene derechos. La realidad es que es muy difícil para la gente aceptar que estas personas sí tienen derechos.



¿Cree que su investigación podría dar alguna señal para la decisión sobre la extradición de Fujimori a Perú?
-Lamentablemente este episodio, aunque es muy importante en Perú, no fue incluido en el proceso de extradición, en el pedido de extradición que se hizo a Chile, a diferencia de otros dos episodios similares que sí fueron incluidos y que forman parte del patrón de comportamiento de Fujimori que tendría que ser considerado. Es considerado en Perú y lo hemos tratado de difundir. Los procuradores peruanos trataron de presentar este caso posteriormente para crear conciencia sobre el perfil de comportamiento de Fujimori, como agravante. Podría ser ilustrativo para llamar a la conciencia de los jueces, para que voten a favor de la extradición.

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