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Este viernes parte escuela que busca formar espectadores de teatro

Iniciativa apuesta a entregar herramientas y códigos que permitan comprender este arte. Aunque impulsores descartan paternalismo, la idea ya tiene partidarios y críticos.


Durante enero y en paralelo al Festival Internacional Santiago a Mil, el Centro Arte Alameda se convertirá en una Escuela para Espectadores de Teatro. La iniciativa fue ideada por el crítico de teatro Javier Ibacache y la traductora y dramaturga Soledad Lagos, quienes obtuvieron un Fondart 2007 para su realización.



Partiendo desde la premisa de que el público chileno aprecia más el teatro en su faceta espectacular y televisada, perdiéndose la capacidad de análisis y de lectura en torno a este arte, Ibacache y Lagos se plantearon el objetivo de formar al público. "Apunta a formar un espectador que sea capaz de hacer un análisis más crítico sobre las obras", asegura Ibacache.



Esto, mediante la entrega de herramientas para la comprensión de los montajes y la participación de directores y autores de algunas obras de Santiago a Mil en diálogos con el público. "La escuela pretende satisfacer ese objetivo, responder al hecho de que no hay un trabajo concreto de educación de audiencias para el teatro", dice el crítico de teatro.



Según Ibacache, "el teatro se ha ido especializando cada vez más, las puestas en escena son más complejas y los montajes recurren a veces a otros símbolos y es necesario tener estas informaciones para decodificar los mensajes hoy día. Decodificarlas significa saber entenderlas".



Ibacache cree que actualmente el valor de una obra teatral se mide por su calidad anecdótica, perdiéndose de esta forma el sentido del discurso que conlleva un texto. Por lo tanto, la espectacularización del arte tiene que ver con "una cultura que actualmente tiñe a la sociedad, que es una cultura efectista", dice.



"Uno puede ir al teatro sin saber de teatro. Pero mejora la experiencia si uno, además, maneja algunos códigos, uno puede entender mejor las obras", asegura sobre esta iniciativa, que tuvo su versión piloto en 2006 y que toma el ejemplo de instancias similares realizadas en países como Francia, España y Argentina.



Espacio necesario



Para el dramaturgo y director Ramón Griffero, este proyecto "lo entiendo como cuando alguien toma un curso de pintura y quiere saber sobre pintura abstracta o surrealista".



Griffero agrega que "ver no es lo mismo que mirar, siempre hay algo más profundo que se puede sacar. No es necesario saber de teatro para apreciar el teatro, pero sí para quien tiene una avidez de profundizar". Por ejemplo, cuando hay "algo que habla y yo no logro percibir porque no hay otro medio de comunicarlo", dice.



«Toda iniciativa que dé a conocer el movimiento artístico en el país me parece un espacio de reflexión absolutamente necesarios, sobre todo si vemos que en los medios de comunicación masiva no hay espacio para que los coreógrafos o los dramaturgos puedan hablar", dice Griffero sobre la oportunidad que se dará a los creadores para interactuar con el público.



A su parecer, de esta forma "el público puede emparentarse con la voz, con los lugares, con la creación artística de un país, que es lo que construye el espíritu de un país".



"En este tipo de debate, de talleres, uno contribuye a que esta discusión artística se abra", refrenda Ibacache. "Creo que más que una escuela es un centro de encuentro, de conocimiento entre el público y los realizadores. Lo entiendo como cuando alguien toma un curso de pintura y quiere saber sobre pintura abstracta o surrealista", agrega.



Espectadores, no críticos



Algo con lo que no concuerda el actor, comediante y director Pato Pimienta, quien asegura que la Escuela para Espectadores de Teatro "tal vez desde el punto de vista intelectual les sirva a aquellas personas que tienen una necesidad de entender un trabajo en términos técnicos, que es lo que hacen los críticos cuando ven una obra: sacar conclusiones a partir de sus propios referentes".



"Para mí el teatro se cierra cuando se produce esa relación entre una persona que prepara un trabajo y otra que con toda la curiosidad del mundo la va a ver", agrega Pimienta. Pero



Una visión de la que difiere Pato Pimienta. "Sería una tarea demasiado grande tratar de enseñar a todo el público cómo se debe apreciar el teatro", afirma el ex integrante de la Patogalllina, para quien "la mirada del crítico es muy distinta a la mirada del público común".



"A mí me interesa mucho la mirada del espectador común, del que no está preparado, del que tiene una relación mucho más emocional que intelectual con el teatro. Desde ese punto de vista yo sigo defendiendo al espectador puro, el que lo único que necesita es encontrar un vínculo emocional con lo que se está haciendo", enfatiza.



Sin embargo, Ibacache se defiende y afirma que "estamos tratando de no ser paternalistas, evidentemente cuando uno habla de escuela aparece la imagen de un profesor a la antigua. Pero todo el sistema educacional se ha modificado, por eso estamos planteando que estas son propuestas de lectura de las obras, se entrega material, pero no es la única lectura ni definitiva".



La Escuela para Espectadores de Teatro estará abierta para todo el público entre el 4 y el 25 de enero y la admisión será gratuita. Más información e inscripciones en http://www.escueladeespectadoresdeteatro.blogspot.com

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