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Francisco Casavella se adjudicó premio literario más antiguo de España

Escritor barcelonés ganador del Nadal por «Lo que sé de vampiros» confesó que "cada vez me doy más cuenta de que la novela que prefiero es una forma elaborada de la tragicomedia".


El escritor barcelonés Francisco Casavella fue proclamado ganador del premio literario Nadal, el más antiguo de España concedido desde 1944, con la novela «Lo que sé de los vampiros», su particular homenaje a «la tragicomedia de la vida».



La novela, que será publicada por Ediciones Destino el próximo febrero, sigue los pasos de Martín de Viloalle, quien asume durante su vida las consecuencias de la única decisión que toma con plena libertad: acompañar a los jesuitas expulsados de España el 2 de abril de 1767.



Esa y otras circunstancias tragicómicas le llevarán hasta Roma, los estados alemanes, el reino de Dinamarca o el París revolucionario, en unos años en los que será miembro nada honorable de una sociedad marginal, itinerante, filosófica, artística o estafadora, dedicada a vagar de corte en corte para entretener el gusto, el sexo, el intelecto y, sobre todo, el tedio de la clase superior.



Tras el fallo del premio, en última votación, el escritor barcelonés comentó que su oficio es «ser novelista» y confesó: «cada vez me doy más cuenta de que la novela que prefiero es una forma elaborada de la tragicomedia».



Una forma, dijo, que envuelve a nuestra sociedad: «todo es terrible, pero nada es serio. Nada es en blanco y negro, sino que todo es blanco y negro».



Según Casavella, «los vampiros a que alude el título son esos elementos de la superstición que persistieron en el tiempo, y que se suponía que el llamado Siglo de las Luces, en el que se ensalza el culto a la razón, debería haber aniquilado».



El propio autor reconoció que «las lluvias de mi novela trajeron los lodos de la novela ganadora del premio Josep Pla», «La batalla de Walter Stamm», de Melcior Comes, centrada en el período nazi.



Para el autor de «El triunfo», cuando se habla de despotismo ilustrado, «todos se acuerdan del adjetivo, ilustrado, pero todos olvidan el sustantivo, despotismo, que fue el sistema de poder que dominó el siglo XVIII».



Ese despotismo y lo sobrevalorado que está el ser humano en ese siglo son «los vampiros que sobreviven en nuestra civilización».



Casavella, de 45 años, nació en Barcelona el 15 de octubre de 1963 y está considerado una de las voces más prometedoras de la última narrativa española.



Ha practicado diversos oficios sin pasar en ninguno de ellos -según dice- de la categoría de aprendiz, considera que desde hace diecisiete años se gana la vida como «escritor aficionado».



Ha publicado las novelas «El Triunfo» (1990), «Quédate» (1993), «Un enano español se suicida en Las Vegas» (1997) y «El Día del Watusi» (2002-2003), aparecida en tres partes tituladas «Los juegos feroces», «Viento y joyas» y «El idioma imposible».



Precisamente, «El idioma imposible» ha sido traducida al francés, alemán, holandés, italiano y en inglés por la prestigiosa editorial Faber.



Casavella, que ha colaborado en el suplemento de libros de El País, y en otros medios de comunicación, compagina la escritura de novelas con la de guiones cinematográficos.



Ha visto como dos de sus obras han sido llevadas al cine: «El triunfo», dirigida por Mireia Ros y protagonizada por Juan Diego y Angela Molina, una adaptación sobre la que el autor «prefiere callar y mirar a otro lado», y «Volverás» (2002), de Antonio Chavarrías, una adaptación de «Un enano español se suicida en Las Vegas».



También fue guionista de «Antártida» (1995), la primera película dirigida por el cineasta Manuel Huerga.



Francisco Casavella, que no descarta en el futuro poder adaptar él mismo alguna de sus novelas para convertirla en un guión de cine, ha asegurado que existen «diferencias sustanciales» entre esta disciplina y la literatura, «hasta el punto de que sólo tienen en común la tarea de explicar historias».



EFE

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