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«Caliche Sangriento», el rescate de un filme pacifista y polémico

Cuarenta años después de su estreno y su posterior desaparición, la obra de Helvio Soto vuelve a la vida gracias a un equipo de jóvenes restauradores que se embarcaron en la difícil tarea.


Una tropa de dieciséis hombres camina sin rumbo claro por el desierto de Moquehua. Han perdido el rastro del resto de los militares chilenos, ya no queda agua y el temor de volverse locos por la escasez poco a poco va volviéndose realidad. Es 1880 y Chile se encuentra en pleno conflicto con Perú y Bolivia. Es la Guerra del Pacífico, desde la mirada pacifista y humana de Helvio Soto.



Helvio Soto (1930- 2001) era abogado, pero fue uno de los realizadores más importantes del cine nacional. Comenzó filmando algunos cortos, pero fue su segundo largometraje, "Caliche Sangriento" (1969), el que se convirtió en uno de los más conflictivos del cine chileno de la época.



Porque más allá del errático andar de los soldados, la película presenta el debate sobre las verdaderas razones por las que los tres países se embarcaron en la cruenta guerra, que dejó más de 25 mil muertos y a otros tantos inválidos y mutilados. Esto, a cargo del teniente Gómez, encarnado por el reconocido actor Jaime Vadell.



Gómez es un abogado santiaguino que cuestiona constantemente el supuesto patriotismo y el "amor a la bandera" que moviliza las acciones bélicas, en contraste con los intereses extranjeros, que tienen los ojos puestos en el llamado "oro blanco": el caliche titiritero.



Pero la cinta fue censurada porque hería la dignidad nacional. Pese a que el ejército inicialmente colaboró con su realización -lo veían como un homenaje a los héroes de la guerra-, la censura de la época reaccionó frente a las alusiones al empresario John Thomas North, conocido como el "rey del salitre" y con gran influencia en Chile en el siglo XIX.



"El gobierno de Frei Montalva no estaba muy de acuerdo con algunos contenidos y algunos textos que fueron los que nosotros pusimos al final de la película", dicen Luis Horta y Francisco Venegas, miembros del equipo que se encargó de recuperar y restaurar esta película, la que estaba destrozada y en pésimas condiciones, con dos copias almacenadas en el Cine Arte Normandie.



"Se hablaba de cifras de muertos y de lo cruel que fue la guerra, entonces se metió con los héroes patrios, lo que no era muy sencillo en esa época. Estamos hablando de un Chile que es muy distinto al de ahora", asegura Horta y agrega que, "a diferencia de algunos programas de ahora que lo han tratado como el héroe mártir, acá no, es menos complaciente. Eso es lo interesante de la película, es una visión alternativa y humana".



El deber de recuperar



"Me parece un trabajo notable, parece que esta película no existía, como que la inventaron del aire", dice Jaime Vadell sobre el trabajo realizado por el joven equipo restaurador. Aunque finalmente en 1969 se permitió su exhibición, sin las lecturas finales, las escasas copias circularon tanto por festivales nacionales que terminaron casi por desaparecer.



Hasta que un grupo de jóvenes que habían sido alumnos de Helvio Soto se dieron cuenta de que no existía ninguna película de este importante creador, que vivió un tiempo importante en el exterior. "Empezamos a buscar y esta era la película más emblemática. Encontramos unas copias que habían llegado y estaban en muy mal estado y no había negativos", cuenta Horta.



Gracias a la obtención de un Fondo Audiovisual en su línea patrimonial, comenzaron la restauración de "Caliche Sangriento". "Esta, como todas las películas de los años 60′, son de las más importantes que se han hecho en la historia a nivel conceptual. Helvio Soto fue un maestro para un montón de gente y no existe ninguna película chilena de él", asegura Horta.



Las cintas estaban rayadas, cortadas, sucias y decoloradas. Fue este equipo el que logró recomponer la película y rescatarla de las inclemencias del tiempo. El resultado de un año y medio de trabajo artesanal son casi dos horas de película en formato 35mm, a la que sólo le faltan algunos fotogramas.



Jaime Vadell no veía la película desde su estreno en 1969. Era un veinteañero cuando encarnó al teniente Gómez. "Era muy joven. Todavía se podía correr, saltar a esa velocidad, tirarse al suelo", recuerda. Sobre el filme, en que también actúan Héctor Duvauchelle, Jorge Guerra y Patricia Guzmán, asegura que "anda bien, es entretenida, tiene un ritmo y una prestancia que la hacen muy bonita".



"Uno piensa que si no se hubieran ido todos estos cineastas como Ruiz, Littin y Soto, entre otros que de alguna manera callaron, el cine chileno podría haber sido harto bueno. O sea, es bueno, pero podría haber sido mucho más importante con todos esos realizadores que tuvieron que hacer su carrera afuera", asegura.



Según Luis Horta, lo más difícil del proceso fue hacer entender y convencer a la gente de la importancia de restaurar esta cinta y presentarla en formato 35mm. "En Estados Unidos salió una revisión en DVD de "Llueve sobre Santiago" (también de Soto). Entonces es un poco vergonzoso que en otras partes se preocupen por cineastas chilenos y acá las películas están pudriéndose, literalmente. No es una metáfora ni estoy exagerando: las películas se pudren porque no hay equipos ni gente especializada que se dedique al tema", asegura.



Francisco Venegas agrega que "uno sabe de muchas películas que existen pero no se tiene acceso a ellas, no están". Ambos aseguran que la idea es sacar más proyectos relacionados adelante, porque "de alguna forma esto es un deber. Mucho más importante que hacer el servicio militar es restaurar películas. La idea no es lucrar, sino ver las películas como una obra de arte".

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