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El arte de contar historias que cautivan audiencias y financian la industria

El melodrama de antaño ya no es tal. Si antes se construía a partir de narraciones muy desligadas de lo real y personajes arquetípicos, hoy las telenovelas apuestan por narraciones más osadas, incorporando temáticas nuevas y tratando de reflejar lo que pasa en la calle. Aquí, tres guionistas top desmenuzan las claves de este oficio que redefine los códigos de la cultura pop.


Álvaro Rudolphy desdoblado entre un cuico acartonado y un veguero bueno para la talla. Francisca Merino o la colegiala tonta que bailaba con peto en el medio de la disco al ritmo de DJ Billy. Gloria Münchmeyer sentada en una mecedora peinando la muñeca. O el mismo Rudolphy convertido en un macabro pero refinado asesino serial. Todas imágenes que se han transformado en escenas de culto en el referente nacional.



Todas, extraídas de un género que ha recorrido un largo camino con altos y bajos y al que le ha costado desprenderse de las estructuras rígidas y tradicionales que hoy en día el público evalúa con mayor cantidad de elementos. La irrupción de la televisión por cable, el cine y otras innovaciones juegan a favor de una audiencia cada vez más exigente, crítica y que aparentemente ya no sigue patrones de, por ejemplo, fidelidad a un canal.



Lo anterior plantea nuevos desafíos para quienes se encargan de elaborar los libretos. La clásica historia melosa del triángulo amoroso ya no funciona y se hace necesario recurrir a nuevos elementos. Para el reconocido guionista Pablo Illanes -autor de "Adrenalina", "Fuera de Control" y "Alguien te mira", por nombrar algunas-, un rasgo fundamental que debe tener un proyecto para que funcione bien es la novedad.



"Cuando algo es original, cuando una historia es distinta a otra, inmediatamente genera un público cautivo que descubre en eso algo fresco. Eso es a lo que uno siempre tiene que aspirar", dice. "Quienes trabajamos en televisión no podemos hacerle el quite a estructurar y complejizar lo más posible un guión" comenta Nona Fernández, guionista de teleseries como "16", "Iorana", "Aquelarre" y "Los Treinta".



Coca Gómez ha destacado en el ámbito de la escritura dramática por su participación en las emergentes pero exitosas teleseries de Chilevisión. A "Vivir con 10" y "Mala Conducta" se suma su trabajo en la película "Normal con alas" y el recordado dramón de "Machos". Según explica, lo importante es sacar provecho de que la historia se estructura en gran cantidad de capítulos para ir profundizando en la trama y en la complejidad de los personajes, "donde a medida que los vas conociendo vas sorprendiéndote a ti y al público", dice.



"Cuando esto no ocurre pasa lo que la gente llama muy bien el guateo de la teleserie. Sientes que el personaje se estanca, que no le está pasando nada nuevo y no te ofrece ninguna sorpresa", cuenta Gómez.



Género caprichoso



Una nueva línea en la manera de contar historias y en cómo se construyen es el grado de "calle" o de conexión con la realidad cotidiana que presentan. Un ejemplo concreto son las teleseries de Chilevisión, en que apoyadas por un guión más coloquial lograron captar audiencias donde antes no las había. Esto se logró principalmente gracias a un estudio en que se indagó qué tipo de personajes estaban "pegando" actualmente entre los más jóvenes.



"Eso fue súper importante porque estamos liderando en estas audiencias. Fue importante actualizarse, cachar cómo hablan los jóvenes, cuáles son las tendencias, las problemáticas, el tipo de personajes con que te encuentras en la calle", cuenta Coca Gómez.



Fernández piensa que en este género resulta fundamental poder transmitir el quehacer de la gente, "lograr feeling con la gente a través de su propia realidad, no despegarnos mucho de eso. Incluso si queremos jugar, hacer alguna metáfora, hay que anclarse a la realidad de alguna manera", dice.



Según cuenta Illanes, el público ha cambiado su forma de ver televisión, sobre todo productos nacionales. Si antes era un simple evadirse o buscar historias clásicas más vinculadas a lo tradicional, "ahora existe la necesidad de que tengan un asidero con lo que está pasando todos los días. Los pequeños dramas de la vida cotidiana, los temas candentes", dice.



Sin embargo, Gómez destaca que los códigos existentes en las estructuras dramáticas no son cosa de llegar y pasar a llevar. El público cobra estas osadías. "La telenovela latinoamericana es bastante caprichosa. Cuando alguien se sale de madre, rompe los límites, por lo general la respuesta del público no es positiva. Si bien al público le gusta que se innove, que haya un gustillo de actualidad, siempre tiene que haber una historia de amor melodramática que sustente todo lo que pasa, tiene que haber villano".



Algo que debiera ir en tendencia al cambio: "A medida que pasa el tiempo hay mas posibilidades de romperlos, pero siempre guardando respeto hacia lo primigenio que es la historia de amor, la historia coral, etc. Con los años los productores se van relajando con nuevas estructuras, van dándole más confianza a los autores, se pueden ir logrando cosas de mayor calidad", añade Illanes.

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