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Allende en la Gran Manzana

Un actor colombiano personificando al ex presidente en un teatro de Nueva York y hablando en inglés puede parecer sospechoso y hasta inhibir cualquier intención de verla. Pero en poco más de una hora el director Fernando Valenzuela logra un retrato conmovedor de las últimas horas que pasó Allende en La Moneda.


"Solo moriré cuando sea olvidado", dice Salvador Allende a su hija Beatriz, a través de un transmisor mientras se escuchan balazos y bombas por toda la sala en Dolby Digital. Claramente la figura del único presidente socialista elegido en las urnas goza de excelente salud y probablemente su rostro de bigote y anteojos gruesos pelea de cerca el podio del más reproducido juntocon el del Che Guevara.



Esta escena corresponde a "Allende: 1973 Revoluciones por minuto", una película de 65 minutos que se estrena el 19 de junio y se suma a las múltiples actividades para celebrar los cien años del natalicio del ex mandatario.



La cinta está basada en el montaje teatral "la muerte de un presidente", exhibido con éxito de público y crítica en el Theather for the New City de Nueva York, en dos temporadas durante abril y septiembre de 2006. La obra fue escrita por Rodolfo Quebleen, un periodista argentino que vive hace cuarenta años en la Gran Manzana y aunque el proyecto original incluía a F. Murray Abraham (Salieri en "Amadeus") en el papel de Allende, finalmente el rol quedó en manos del colombiano Ramiro Sandoval, premiado como mejor actor por este papel en el tercer festival internacional de cine Saturno, en Roma, cuando la película estaba en la fase final de producción.



El productor Eduardo Larrain y el director Fernando Valenzuela vieron la versión teatral de este monólogo cuando se estaba presentando en Nueva York, pero tardaron dos años en concretar el proyecto cinematográfico, con aportes de BancoEstasdo. La película parte con Sandoval seguido por la cámara desde atrás, caminando hacia el teatro. La secuencia logra generar cierto suspenso en torno al parecido físico del actor, el que finalmente resulta notable.



La UP en inglés



Al principio puede resultar incómodo escuchar a Allende hablando en inglés. Por unos segundos es fácil creer que veremos el típico estereotipo del gobernante latino, fabricado profusamente en Hollywood. Pero la actuación resulta convincente, incluso cuando el actor dice "La Moneda", "Letelier" o invoca a sus mujeres "Tencha" y Payita" en perfecto español.



El monólogo está intercalado con imágenes del 11 de septiembre, y del gobierno de la Unidad Popular, editadas de tal manera que se ven como un valioso backstage de la época. Cada tanto se oyen fragmentos del infierno de la Divina Comedia, narrados por el actor Alejandro Cohen, que quedan un tanto crípticos si la idea era hacerlos funcionar como discursos de antesala a la muerte de Allende. Pero de todas formas, la película logra ser emotiva en varios pasajes. En esto ayuda mucho la música compuesta por los chilenos José Miguel Miranda y José Miguel Tobar, conocidos por sus trabajos para "Machuca", "Mi Mejor Enemigo" y "Héroes", entre otros.



El monólogo se desarrolla todo el tiempo en un teatro vacío, que representa la soledad a la que alude el personaje durante todo el metraje. En algunos momentos aparece un niño, en alusión al hijo varón que "nunca tuvimos", dice Allende. La película puede parecer un lamento de izquierda que ya se ha visto en otros formatos, pero resulta conmovedora por la convincente actuación del actor protagónico y una cuidada dirección de fotografía, llena de planos ágiles e imágenes de archivo poco vistas antes.

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